Matanza masiva
En seis meses en Gaza, la peor guerra de la historia de Israel no ha causado más que destrucción y muerte
Habría sido mejor mostrar moderación, castigar a quienes deberían haber sido castigados por los horrores del 7 de octubre y seguir adelante
Gideon Levy (Haaretz) 7/04/2024
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Hoy se cumplen seis meses de la guerra y parece que no serán los últimos; nadie en Israel tiene ni idea de cómo poner fin a la peor guerra de su historia, cuyos costes se acumulan a un ritmo alarmante y cuyos beneficios son insignificantes, inexistentes de hecho. Por este motivo debemos armarnos de valor para decir, tras seis meses de infortunio, que habría sido mejor que la guerra no hubiera estallado.
No, no. Israel tenía una opción: no ir a la guerra. Si estos son sus resultados, habría sido mejor mostrar moderación, castigar a quienes deberían haber sido castigados por los horrores del 7 de octubre y seguir adelante.
Todo el mundo se habría beneficiado, aparte del ego masculino y militar de Israel, que siempre impone retribuciones y castigos desproporcionados, cualquiera que sea el precio. Se trata de una política sumamente infantil e insensata. Lo más aterrador de todo es el temor de que Israel se comporte de este modo frente a Irán.
Ni siquiera el georradar más avanzado podría escarbar en las ruinas de Gaza y sus tumbas y encontrar un solo beneficio que Israel haya obtenido de la guerra. Por el contrario, las montañas de destrucción sin precedentes son visibles a simple vista.
El daño a la reputación moral de Israel es casi irreversible
Todo esto se ha dicho antes, sin ningún efecto; sin embargo, lo peor de todo es el daño a la reputación moral de Israel y, como consecuencia, a su prestigio mundial. Esto es casi irreversible. Rusia tardará años en recuperar su prestigio después de Ucrania; Israel, del mismo modo, tendrá que trabajar durante años para recuperar su prestigio después de Gaza. Pero Israel no es Rusia; es mucho más vulnerable.
Dejemos a un lado todas las historias sobre antisemitismo en el extranjero; solo algunas son ciertas. Cabe esperar que cualquiera que vea lo que Israel está haciendo en Gaza lo odie y lo desprecie. Pero el mundo no importa, mira lo que nos ha pasado a nosotros: siempre fuimos indiferentes al sufrimiento de los palestinos, pero ahora hemos alcanzado nuevos récords monstruosos de esa indiferencia.
En el centro de detención de Sde Teiman se amputan extremidades de forma rutinaria y no hay reacción alguna. En Gaza hay 17.000 niños huérfanos o separados de sus padres, y nada. Los médicos de Israel no protestan por Sde Teiman, ni sus trabajadores sociales por los niños hambrientos y los que han muerto o han sido asesinados. Nos hemos convertido en monstruos. No solo en nuestras acciones, sino, sobre todo, en nuestra apatía.
Antes había israelíes que se escandalizaban y pedían que se actuara. Casi todos han desaparecido. Únicamente un médico honrado de Sde Teiman escribió una carta. No se sabe si sigue cooperando con el mal.
El 7 de octubre, hoy hace seis meses, destruyó la conciencia de los israelíes. La agenda ahora solo es israelí: no existe nada más que nosotros. Solo existen nuestros desastres, nuestro sufrimiento, nuestros sacrificios… y, por lo que a nosotros respecta, todo lo demás puede arder.
La sed de sangre y el sadismo han salido del armario y en Israel se consideran políticamente correctos
Sin embargo, cuando el mayor y más avanzado centro médico de Gaza fue pasto de las llamas, también lo hizo el alma de Israel, que ya era problemática desde antes. Al final de esta guerra, Gaza será destruida y aniquilada, y al mirarnos al espejo, descubriremos un rostro diferente. El mundo nos tratará en consecuencia, igual que esperaríamos que tratara a cualquier Estado malvado que actuara de este modo.
Cada vez son más los israelíes que empiezan a comprender, que se atreven a hablar y a recuperar la sobriedad tras su “sobriedad” posterior al 7 de octubre. Crecen los llamamientos a un alto el fuego incondicional, incluso desde las páginas de Haaretz, pero llegan demasiado tarde y son demasiado vacilantes. En los últimos seis meses, la sed de sangre y el sadismo han salido del armario y en Israel se consideran políticamente correctos.
Los próximos seis meses de guerra podrían ser incluso peores que los primeros. Una invasión de Rafah podría hacer que la matanza masiva que hemos llevado a cabo hasta ahora pareciera el tráiler de una película.
Si es así, la frontera norte de Israel también bullirá, Irán también se agitará. Es mejor no entrar en escenarios de horror absolutamente realistas. Israel seguirá recogiendo los cadáveres de sus rehenes, como ha hecho este fin de semana; Cisjordania se sumará a la clientela de la guerra y, por primera vez en su historia, Israel se quedará solo ante todo esto.
Es mejor detenerse aquí. Dejarnos de descripciones apocalípticas, bastante realistas, y detener la guerra. Los seis primeros meses nos han bastado: han sido más que suficientes, nos han sobrepasado.
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Este texto se publicó originalmente en Haaretz. Traducción: Paloma Farré.
Hoy se cumplen seis meses de la guerra y parece que no serán los últimos; nadie en Israel tiene ni idea de cómo poner fin a la peor guerra de su historia, cuyos costes se acumulan a un ritmo alarmante y cuyos beneficios son insignificantes, inexistentes de hecho. Por este motivo debemos armarnos de valor para...
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