Hay muchas efemérides, las hay a granel, que no merecen las pompas informativas con que se celebran. Al contrario, hay algunos episodios extraordinarios que quedan olvidados, sepultados, en los grandes camposantos del silencio, y que deberían ser recordados como es debido, siendo como son hitos en la historia de nuestros “antepesados”.  

Uno de mis episodios preferidos es el que podríamos denominar Día del Hundimiento Final. 

El 5 de julio de 2022, Alberto Núñez Feijóo convocó con carácter excepcional a los parlamentarios del Partido Popular del Congreso y del Senado, y a todos los medios informativos, grandes, pequeños y truchos, para hacer una trascendental declaración con la solemnidad fúnebre que el anuncio de la hecatombe se merecía.  

El núcleo literal del discurso fue este: “La situación es muy compleja. Ya no estamos hablando de síntomas, sino de hechos claros. Nos dirigimos aún con mayor intensidad, a una profundísima crisis económica”. 

Si nos vamos a las hemerotecas, ese día echan humo. Todas las cabeceras, en titulares que se salen de pantalla, dan cuenta del inminente apocalipsis. 

“¡Cualquiera tiene un buen día!”, pensé en broma cuando escuché las primeras noticias del Gran Colapso. Pero no, no se trataba de un simulacro radiofónico más de La guerra de los mundos de H. G. Wells, en versión ‘True Crime’ de Miguel Tellado. No era tampoco una sesión matutina del exorcista Jiménez Losantos. Era un discurso de los llamados a marcar el rumbo de la historia. La proclama del oculista providencial que mira los muros de la patria, si un tiempo fuerte, hoy desmoronados. 

Lo que denunciaba Feijóo aquel día no era una mala gestión, una avería programática, una impericia gubernamental. Era un desastre estructural, sísmico, abismal, volcánico, provocado por el “gobierno más regresivo” de la historia de España. Al mando, un capitán ciego, que “niega la crisis”, y nos conduce al hundimiento. 

Cualquiera puede consultar los detalles de esa pesadilla. La caída brutal en el empleo, la inflación desbocada, los impuestos que ahorcan a todas las clases sociales, la pérdida de Cuba, Filipinas, y de las maletas de Delcy. 

Todo esto ocurrió el 5 de julio de 2022. 

La segunda efeméride que merece una entrada en la historia tiene como fecha la del 16 de mayo de este año 2024. Ese día, el Senado, la Cámara Alta, aprobó la creación del Premio Nacional de Tauromaquia. Propongo que en la primera edición le sea concedido a nuestro líder taurino Feijóo por las grandes faenas con que nos deleita y asombra cada día, empezando por aquella inolvidable corrida en la Fiesta del Hundimiento Nacional.