SI BREVE...
Alta traición y bajo X aniversario de Felipe
La amnistía, parece, será solo para los minions, porque la justicia sigue instalada en la misión que el rey encargó en aquel memorable discurso del 3-O
Guillem Martínez 21/06/2024
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1- Iba a escribir un breve análisis sobre los fastos del X aniversario del reinado de Felipe. Pero, en eso, un juez, zas, ha imputado a Puigdemont –y a otros nombres propios; no se pierdan el punto 5– por el delito de traición, codificado en el Código Penal y, más y mejor, si cabe, en La venganza de Don Mendo. Por lo que en vez de un pequeño análisis esto serán dos pequeños análisis. Quién sabe, tal vez, es el mismo análisis. Borges, en fin, creía que había una sola palabra que unificaba y explicaba todo aquello que una vida podía vivir y observar. Y que esa palabra era “fabuloso”. No creo que sea el caso para los dos temas que nos conciernen. Pero ya no puedo parar.
2- Lo de la traición, sinopsis. El juez de instrucción del Juzgado 1 de BCN –investigaba las conexiones rusas de Puigdemont; la Audiencia de BCN, a principios de este mes, le dijo que bajara de la parra y acabara con la investigación– imputa a Puigdemont –entre otros nombres; no se pierdan el punto 5– por a) traición, y –ojo, que esto es muy importante, como verán en el punto 7– por b) malversación.
3- ¿Es verosímil? No. Los contactos con –algo parecido a– el entorno de Putin, todo apunta a ello, fueron llevados a cabo por dos caballeros un tanto colgados. Víctor Tarradellas –responsable de Relacions InternacionalsZzzz cuando CDC– y Josep Lluís Alay –amiguísimo de Puigdemont y un personaje singular, poseedor de una gran obra: la traducción de la DUI fake del 27-O al tibetano; para hacerse el importante, y en un momento en el que el procesismo no tenía nada que decir, se colgó galones en una entrevista en TV3, hablando de contactos con altos funcionarios rusos, en modo peli de espías; ocurrencia que hoy debe de estar maldiciendo–. La transcripción de algunas conversaciones telefónicas entre ellos, que fueron posteriormente filtradas por la poli, hacían intuir que, en efecto, algún funcionario ruso se lo había pasado teta con este colectivo de amateurs, que acudió a sus citas rusas como Ed Wood y su elenco acudían a una reunión con posibles productores: con más hambre que posibilidades y capacidad. La vía rusa fue otra fantasía procesista. En el tiempo hubo varias, y todas aparecieron en la prensa, compitiendo con la tira cómica. Se trataba siempre de contactos internacionales de alto nivel, del más alto secreto, que lo iban a cambiar todo ahora sí que sí. Hubo una vía eslovena, una vía israelí, una vía alemana. Hubo, incluso, una vía norteamericana, un contacto en el que el contactador entendió algo que no fue dicho nunca jamás. En general, en esos contactos se juntaba el hambre con las ganas de comer. Y soluciones mágicas, falsas, que algunos de los que se las inventaron se llegaron a creer, cuando les llegaron por otro lado. No puede haber traición, rebelión, sedición, malversación, terrorismo, en algo que no transcurre en lo real. Y el procés, ese engaño, esa huida de los recortes y de sus consecuencias, nunca transcurrió por esa vía.
4- El siguiente paso será que el juez instructor lleve la causa al TS. Como sucedió con el cargo de terrorismo, la fiscalía del TS se negará a proseguir con la fiesta. Pero la Sala Segunda –como sucedió con el cargo de terrorismo– puede tener ideas propias. Como, lo dicho, ir desguazando la amnistía –no se pierdan el punto 6–.
Es importante el elenco de personas afectadas por los cargos de traición y malversación
5- Es importante el elenco de personas afectadas por los cargos de traición y malversación. Se trata, además de Puigdemont, de Artur Mas, y los ya citados Víctor Tarradellas y Josep Lluís Alay. Pero también Gonzalo Boye –abogado de Puigdemont–, Elsa Artadi –gran promesa de Junts, que abandonó la política en cuanto apareció su nombre ligado a la trama rusa; que esté encausada significa que no va a haber piedad con nadie, incluso con quienes hayan procedido como ella, huyendo por el foro, con bandera blanca–, Francesc de Dalmases, Natalia Baronat, Jordi Sardà, Miquel Casals, Zeus Borrell, Aleksander Dimitrenko y Carles Porta, gran periodista de sucesos y autor de Crims, un buen programa de true crime, en TV3, y que ahora acaba de estrenar otro menos resolutorio y claro, sobre una serie de crímenes en un pueblo del Pirineo –ni siquiera eso vale el cargo de traición–. Los aforados, se supone, pueden acabar en el TS. Los no aforados, se supone, podrían seguir con la juerga en otro juzgado. Con esta causa se vuelve a marcar la sospecha de que la amnistía puede llegar a ser efectiva para los minions, pero que será más costosa, difícil o, incluso, imposible, para aquellos a quienes los jueces consideren de más alto nivel.
6- La decisión del juez es útil para recordar que la amnistía no la aplican los fiscales, sino los jueces. Por eso mismo, la amnistía es una solución difícil, cuando muchos jueces, a partir de suboficial, se han pronunciado en contra de la amnistía. Hubiera sido una solución más efectiva y sencilla, para zanjar este problema político, recurrir a indultos. Los indultos aluden a personas, mientras que las amnistías aluden a delitos. Delitos que, en algunos casos, aún están en una causa abierta, de manera que si un juez, como es el caso, quiere invalidar la amnistía, solo tiene que ir cambiando los delitos observados, de manera que no se correspondan con los que aparecen en la Ley de Amnistía. Y eso es lo que está sucediendo. Como ven, por todo lo alto. A lo loco ya, tal vez, incluso, sin evaluar las consecuencias. No se trata tanto de ingeniería judicial –un ejercicio de inteligencia, al cabo– como de arbitrariedad y abuso. Algo con consecuencias. Una de ellas, la erosión, el desprestigio, la inoperancia.
7– Importante. Analizando la riqueza creativa de nuestros jueces, hace unos días les comunicaba que podía no tardar en aparecer el delito de traición, como ha sido el caso, ya que, poco a poco, se iba prefigurando. Por ello mismo, me veo en la tesitura de informarles de que tanta aparición del delito de malversación está apuntando a otro delito, que puede aparecer en breve en la chistera de algún juez. Se trata del primo guarri de la malversación, su consecuencia: el blanqueo de capitales. Tampoco entra en la amnistía. Veremos.
8- Lo que nos lleva, aunque no lo parezca, al X aniversario de la coronación de FVI.
9- Recordemos que toda esta pérdida de decoro, de inhibición –no será irrecuperable, pero sí que resultará costoso; puede tardar una generación de jueces; lo que es mucho; literalmente, una vida–, empezó a existir como posibilidad tras el discurso de FVI, el 3-O. En aquel discurso se animó al estado de Derecho a ejercer no su función, sino una suerte de misión –el ejercicio de esa misión, y no de ninguna función, es una buena descripción de lo que está pasando aún en la Justicia, me temo–. Sí, cuando se pronunció aquel discurso eran momentos nebulosos. Entonces, tanto la prensa cat como la esp alucinaban literalmente, y no se circunscribían a la realidad. Pero el Estado estaba informado de lo que había. Y, más aún, de lo que no había. El Instituto Elcano, por ejemplo, emitió un informe frío, pausado y claro, en el que evaluaba el procesismo como un fenómeno propagandístico, sin consecuencias probables. El discurso del rey, que tras la violencia del 1-O carecía de empatía, que no buscaba soluciones, que expresaba un crimen, y, tras él, la necesidad furiosa de un castigo –al que animaba–, no se ubicaba, por tanto, entre las regiones del Estado que estaban bien informadas. Ni siquiera en aquellas que, sin estarlo, habían leído el informe de Elcano. Lo que es peligroso: no hay nada más desestabilizador –y, por ello, lo dicho, peligroso– que una institución mal informada.
El discurso del rey no se ubicaba entre las regiones del Estado que estaban bien informadas
9- Esa sensación de desinformación –y, por lo tanto, de peligro– se ha evidenciado otra vez estos días, en los faustos del X aniversario. Como la mismísima coronación –la corresponsal de Le Monde la describió, hace diez años, como una suerte de funeral–, este X aniversario estaba inspirado en el otro mundo. Un mundo inexistente, paralelo al real. Muy parecido al mundo real, pero desinformado.
10– La desinformación, en una institución, es mal asesoramiento. Y eso brilló con luz propia en el reportaje fotográfico en el que el rey aparecía posando en un día de trabajo. Carecía de función positiva, de meditación sobre lo que se pretendía. El resultado fue anecdótico, ridículo incluso. Un meme. Los discursos en el acto oficial carecieron de una función. Solo respondían, al parecer, a una actitud. Regia, supongo. Lo que invita a sospechar que lo regio carece de función. Los discursos no sabían a qué receptor se encaminaban, por lo que el emisor quedaba desdibujado, y el mensaje, vacío, emitido, además, en un castellano raro, poco frecuente, poco operativo. La infantilización de las hijas del rey, en un acto público, es, por otra parte, algo sumamente inquietante.
11- Las monarquías –y esto fue una idea suya– son su pasado. La monarquía española carece, en ese sentido, de un pasado digno. Sobre la ausencia de ese pasado, fundamental: a diferencia del resto de monarquías europeas, ningún rey español tiene, ni tendrá, ocasión de poner una corona de flores para celebrar el fin de la IIGM. Lo que pudiera dar igual, si la monarquía española fuera creando su propio pasado razonable. No ha sido el caso de estos diez últimos años. La monarquía no se ha enfrentado a su corrupción. Simplemente, el rey afirmó que rechazaba la herencia de su padre. Algo imposible hasta que llegue el momento de hacerlo. Y, cuando llegue, se trataría de algo oscuro, difícil de demostrar, sin una transparencia absoluta que, hoy por hoy, no existe. La ocasión de oro de tener un pasado útil, incluso noble fue, precisamente, el 3-O, cuando el jefe del Estado podría haber sentado un precedente, haber pedido protección para la sociedad en un momento de altas pasiones. Hizo lo contrario. Su comportamiento fue extraño, desinformado otra vez, durante la pandemia. Y nuevamente extraño, modulando caras extrañas, en la recepción a Pedro Sanchez, tras ser proclamado presi en el Congreso. Volvía a estar desinformado, o a utilizar una información muy sesgada, concreta y partidista.
12- En casa somos muy de Jaime Miquel, en su libro La perestroika de Felipe –RBA, BCN, 2015– planteaba la crisis del sistema institucional español, y la reforma integral que cambiaría la naturaleza del Estado como solución, a través de una mayoría social democrática. Facilitar eso –la plurinacionalidad, y la ampliación de la democracia más allá de la CE78– hubiera sido, señala Miquel, la función de FVI. No lo ha sido. Y, tras diez años, carece de función, a falta de otra. Su reinado, además, parece ordenarse en la dirección de una Casa Real mal asesorada. Esto es, mal informada. Esto es, un peligro absoluto. Paliado precariamente en los Gobiernos Sánchez, poco dados a ceder la palabra a FVI. Se la cedió en su X aniversario. Y mira.
13- Fabuloso.
1- Iba a escribir un breve análisis sobre los fastos del X aniversario del reinado de Felipe. Pero, en eso, un juez, zas, ha imputado a Puigdemont –y a otros nombres propios; no se pierdan el punto 5– por el delito de traición, codificado en el Código Penal y, más y mejor, si cabe, en La...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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