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No ha sido el Atleti un equipo que tradicionalmente se haya agarrado a la épica de los últimos minutos para ganar un partido. Pero esta temporada está aprobando con nota esa asignatura a la que son tan afines en otras aceras. Así venció en Bilbao, así se impuso al Leipzig, y así lo volvió a hacer en Balaídos gracias a un gol de Julián Álvarez en un partido en el que el Celta fue mejor y mereció llevarse los puntos. Pero sostenidos en la cuerda del equilibrista por Oblak cuando parecía que se iban a caer, los de Simeone siguen agarrados a la pelea por la cabeza de la Liga mientras ganan tiempo para intentar mejorar, y mucho, en el juego.
Después de la plomiza primera parte hecha en Vallecas, se suponía que los rojiblancos intentarían ponerle remedio y no caer en el error de tirar 45 minutos. Premisa errónea. El Atleti hace mucho que dejó en desuso ese dicho de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, porque ha cometido el mismo error en decenas de ocasiones. La imagen fue la misma o peor que cuatro días antes en el periodo inicial. Sin intensidad, sin ideas, sin profundidad y siendo incapaces de mantener el balón. Nada se puede contar en ataque de los colchoneros en los primeros 45 minutos. Los intentos de conectar con Sorloth fueron infructuosos porque el noruego perdió todos los duelos con Starfelt; en el centro del campo el único que se mostraba era Gallagher, pero le era imposible multiplicarse más; Koke no acertó a imponer el ritmo; y Llorente pierde prestaciones sin metros para correr. La suma de él más Nahuel no está dando tanto como cuando juega en el carril.
El Celta mandó en el juego, aunque la defensa colchonera se mantuvo sólida
Simeone apostó de nuevo por la defensa de cinco con Giuliano actuando de carrilero izquierdo y la apuesta no funcionó. Se notó que no está acostumbrado a actuar en esa posición y lo pasó mal para tapar los ataques por ese lado. En uno de ellos le pillaron la espalda y el centro atrás de Carreira lo remató desviado Williot. El Celta, con muchos chavales jóvenes de la cantera en el equipo, mandó en el juego, aunque la defensa colchonera se mantuvo sólida, con lo cual transcurrieron muchos minutos de juego anodino en el que lo más llamativo fue el pique que tuvo durante un rato Reinildo con Borja Iglesias.
Todo pudo cambiar si Oblak no hubiera hecho la parada de la noche poco antes del descanso, desviando con la mano izquierda pegada al palo un disparo raso envenenado de Aspas desde la frontal. Que el esloveno tenga que aparecer no es una buena noticia. Que lo haga con intervenciones de ese nivel si lo es.
El técnico atlético inició la segunda parte con el mismo once y el partido siguió por cauces similares. El que más lo seguía intentando era el Celta y Hugo Sotelo disparó alto desde la frontal tras recoger un desvío de Reinildo. Koke dejó su puesto a Julián Álvarez y el argentino y Griezmann empezaron a buscarse. Antoine le filtró un gran pase al área pero Marcos Alonso se adelantó lo justo, y un tuya mía entre ambos acabó con un disparo fuera del ex del City. El partido parecía equilibrarse, pero el Celta seguía generando las ocasiones más claras. Como en un remate de cabeza de Borja Iglesias en el área pequeña que pudo rechazar Oblak gracias a estar bien situado y a que el balón no fue muy esquinado.
En el minuto 65 el Cholo retiró a Giuliano y Sorloth, dando entrada a Riquelme y De Paul. La aparición del canterano dio oxígeno al equipo con sus intentos por la banda izquierda. Suyo fue el primer disparo a puerta de los colchoneros, con un remate raso pegado al palo que Guaita desvió a córner. Como ya pasó en Vallecas, Julián se situó escorado a la izquierda, dejando esta vez a Griezmann como referencia ofensiva en el medio.
Otra vez Borja Iglesias estuvo cerca del gol con un remate de chilena que tocó en Le Normand, lo que provocó que el balón se frenara y lo atrapara Oblak. El partido entraba en la recta final y daba la impresión de que el Atleti llegaba más entero físicamente. Por primera vez dominaba el balón y lo movía en la parcela de campo local. Pero fue en ese momento cuando llegó la gran ocasión viguesa. Centro de Carreira al segundo palo que Alfon deja de cabeza cerca del área pequeña para que en posición centrada remate Javi Rodríguez con la zurda muy desviado. En el banquillo vigués se tiraban de los pelos.
Más lo harían pocos segundos después, porque del posible 1-0 se pasó al 0-1. Correa, que había entrado por Nahuel, abrió a la derecha para Griezmann, que metió un centro envenenado al segundo palo que se fue cerrando y al que llegó antes que nadie Julián Álvarez para meter la punta de la bota y mandar el balón a la red. Segundo picotazo de la araña en la Liga, pero este con un alto valor por suponer tres puntos.
En el haber del Atleti hay que valorar que ganó en un campo en el que nadie lo hacía desde febrero y que dejó sin marcar al tercer equipo que más goles llevaba en el campeonato. En el debe queda mejorar la imagen a domicilio, no desperdiciar muchos minutos de partido y potenciar el juego de ataque. No siempre la diosa fortuna va a estar del lado del equilibrista.
No ha sido el Atleti un equipo que tradicionalmente se haya agarrado a la épica de los últimos minutos para ganar un partido. Pero esta temporada está aprobando con nota esa asignatura a la que son tan afines en otras aceras. Así venció en Bilbao, así se impuso al Leipzig, y así lo volvió a hacer en Balaídos...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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