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Será por aquello de que el nuevo formato de la Champions incentiva las victorias y deja en premio muy menor un empate, pero el partido que vimos en el Metropolitano pareció más de una eliminatoria con el pase en juego que el primero de la ahora llamada fase liga. Por intensidad, ritmo, despliegue físico y hasta por las lágrimas de Giménez al marcar el gol de la victoria cuando agonizaba el tiempo reglamentario. Lo cierto es que la noche empezó tormentosa, en lo climatológico y en lo deportivo, con el tanto del Leipzig nada más arrancar el choque, y acabó con el Metropolitano de fiesta saboreando una justa victoria de los suyos.
No era nada fácil el rival con el que se estrenaban los rojiblancos en el torneo continental. De hecho, en los dos últimos años solo había perdido en Europa en el campo del City y en el Bernabéu. Su principal fortaleza es ese tridente atacante que forman Simons, Openda y Sesko, que se complementan a la perfección. Una de sus cualidades es la velocidad y por eso los de casa sabían que debían tener especial cuidado con las contras. Claro que una cosa es saberlo y otra poder evitarlo siempre. No fue así en el minuto 4, cuando una pérdida de De Paul en la frontal alemana se convirtió en una salida a toda velocidad de Sesko sin que ninguno de los tres atléticos que le perseguían lograra frenarlo. Cerca de la frontal combinó con Openda, que en el área grande soltó un fuerte disparo repelido por Oblak con apuros, pero el balón suelto en el aire lo cazó de nuevo Sesko para cabecear a la red.
Tocaba remontar y a ello se puso el Atleti. La cara B del Leipzig es su defensa, mucho menos fiable que su delantera y poco a poco empezó a enseñar sus grietas. Por ejemplo, a la hora de tapar los saques de esquina. Dos veces dejaron libres a rivales en el primer palo. En la primera ocasión Julián remató con el exterior fuera y en la segunda Correa cruzó el balón que dio en el palo contrario, se paseó por la línea de gol y golpeó en el portero antes de que éste lo atrapara. La defensa alemana también se empeñó en querer sacar el balón jugado desde atrás con poca precisión, lo que permitió varias recuperaciones peligrosas de los locales. En una de ellas Riquelme cedió a Correa en lugar de tirar delante del cancerbero, despejó un defensa y Griezmann remató, pero otro zaguero evitó el gol. Y en otra posterior, Orban se tiró con todo para rechazar un tiro peligroso de Correa en el área grande.
En la recuperación rojiblanca tuvieron mucho que ver tres jugadores especialmente: Griezmann y Correa, que se movieron mucho y bien por la zona de tres cuartos para desestabilizar a la zaga rival, y Llorente, cuyo despliegue físico por la banda derecha resulta casi imparable. Los tres se juntaron en el minuto 28 para crear el empate. Correa abrió a la banda, centró Llorente y remató Griezmann en el área grande con la derecha de volea. Golazo. El Leipzig se fue apagando en ataque tras ajustar el Atleti las marcas y las ayudas y evitar las pérdidas para impedir las contras.
El Atleti atacó más, tiró más, puso más afán por ganar, creyó en ello
La segunda parte no empezó tan trepidante. El juego se enredó entre faltas, amarillas, problemas del árbitro con el pinganillo y cambios. Griezmann, que hizo un despliegue brutal (“ha sido un placer verle jugar”, confesó el técnico del Leipzig), tuvo el gol en una arrancada que terminó con un tiro alto desde la frontal. Simeone refrescó el equipo para intentar que no cayera la intensidad y metió de golpe a Lino, Gallagher y Sorloth por Riquelme, De Paul y un Julián Álvarez al que le está costando conectarse al equipo. En el bando alemán se fueron Sesko y Heinrich y entraron Geertruida y Poulsen.
Tuvo el Leipzig unos minutos en los que recuperó fuelle y generó zozobra con un remate alto de Simons y con un cabezazo cruzado de Poulsen que rozó el palo. En ese momento no se sabía muy bien hacia qué lado podía caer el partido. Un Correa muy cansado dejó su sitio a Nahuel. Con Sorloth en el campo, el Atleti le buscó varias veces en el área, pero con centros en los que el balón caía alejado de la portería que culminaron en cabezazos del noruego detenidos por el meta rival.
Supo rehacerse de nuevo el Atleti y con el aliento que llegaba desde la grada apretó en la recta final, metiendo al Leipzig en su campo. En la continuación de la jugada tras un córner despejado en primera instancia, Griezmann recibió en el área grande y dio un pase con su pierna derecha al lado opuesto, donde apareció Giménez, que un minuto antes había sufrido calambres, para imponerse en el salto a su marcador y conectar un cabezazo picado a contrapié del portero para poner el 2-1 en el minuto 89. Lo celebró el uruguayo con lágrimas después de los malos ratos que ha pasado con las lesiones.
El Atleti supo remontar el partido, atacó más, tiró más, puso más afán por ganar, creyó en ello y se llevó los tres primeros puntos en la competición que le refuerzan en este inicio de una temporada donde cada tres días hay un examen tan importante como el anterior o el siguiente.
Será por aquello de que el nuevo formato de la Champions incentiva las victorias y deja en premio muy menor un empate, pero el partido que vimos en el Metropolitano pareció más de una eliminatoria con el pase en juego que el primero de la ahora llamada fase liga. Por intensidad, ritmo, despliegue físico y hasta...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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