El Consejo de la Juventud de España lleva desde el año 2006 midiendo la tasa de emancipación, y en estas casi dos décadas el porcentaje de personas jóvenes –entre 16 y 29 años– viviendo fuera del hogar familiar nunca había sido tan bajo como en el primer semestre de 2024. Es una de las conclusiones del Observatorio de la Emancipación referente a esa primera mitad del pasado año.

Solo el 14,8% de las personas jóvenes residentes en España disfrutan de la posibilidad de vivir, con independencia, en su propio hogar. La cifra supone un descenso notable con respecto al año anterior, cuando se situaba en el 16,3%, y una caída escandalosa si se compara con el 26,1% del primer semestre de 2008, justo antes de la influencia de la gran recesión.

Desde entonces la tasa había experimentado una bajada constante que pareció repuntar en 2022 y 2023, al compás de la salida de la crisis del coronavirus, pero en 2024 ha quedado demostrado que el problema de la vivienda no para de adquirir más y más gravedad en España.

El mínimo registrado en emancipación coincide, lógicamente, con el máximo histórico del precio de las viviendas en alquiler: la primera mitad de 2024 terminó con una subida del 13,6% que elevó la mensualidad mediana hasta los 1.072 euros. Si se compara con el incremento del salario mediano de las personas entre 16 y 29 años, este fue del 4%; es decir, los alquileres aumentaron a un ritmo más de tres veces superior al de los salarios jóvenes.

En términos absolutos, los y las personas jóvenes cobraron en el primer semestre de 2024 un sueldo mediano de 1.048,19 euros netos en doce pagas. Esto quiere decir que ni siquiera dedicando el salario íntegro únicamente a pagar el alquiler sería suficiente. Faltarían 23,81 euros, y eso sin contar los gastos asociados (electricidad, comida, internet, etc.), cuyo coste mediano está en 120,37 euros.

La consecuencia más directa es el sobreendeudamiento del 70,5% de los hogares jóvenes, una situación a la que se llega cuando una persona se ve obligada a destinar más del 40% de su salario a pagar el alquiler. Esta precariedad, que afecta a siete de cada diez jóvenes, puede agravarse y dar paso al riesgo de pobreza y exclusión social. Es ahí donde, según el informe, ya se encuentran tres de cada diez jóvenes.

Todo ello aboca en muchísimos casos a buscar alternativas como el alquiler de habitaciones en hogares compartidos. Una opción que en ningún caso da acceso al derecho a una vivienda digna y que, en realidad, tampoco libra de la precariedad. Si bien organismos como la OCDE recomiendan no dedicar más del 30% del salario al pago del alquiler, el precio mediano de una habitación en España se situó en 375 euros al mes durante la primera mitad de 2024. Esto es el 35,8% del salario neto mensual de una persona joven.