Procesando el yuyu
Lo del rey
La CT está pajarito. Ya no aúna y condensa a todo el Estado, sino a sus zonas menos sólidas. En el horizonte hay una revolución cultural, beligerante, con un programa reaccionario efectivo, inaceptable
Guillem Martínez 11/01/2025
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1- El Gobierno decide conmemorar el 50 aniversario del fin de Franco. El primero de estos actos –punto de partida de más de un centenar de actos similares, que se irán prodigando a lo largo del 2025– se ha celebrado esta semana. Pero el caso de la cosa no ha sido su celebración, sino su aplazamiento: las ausencias, las huidas que se sucedieron, protagonizadas por diversas instancias que declinaron su asistencia. A saber: dos tipos de asociaciones –la patronal y un par de partidos, PP y Vox– y una institución del Estado. Concretamente, glups, su jefatura. Este artículo pretende valorar si la ausencia del rey en ese acto es, o no, importante, así como establecer su significado y consecuencias. Para todo ello, como en los concursos de La 2, habrá que contestar a una serie de preguntas. La primera de ellas es, claro, qué diablos era ese acto.
2- El acto era un acto meramente cultural. Es decir, respondía a una idea de cultura oficial –no hegemónica, pocha, no en su mejor momento, visto lo visto–. Lo que dibuja el drama del asunto.
El acto era un acto meramente cultural
3- El drama del asunto. Es evidente que no vivimos en el franquismo. Es más, si la democracia, como está sucediendo en todo el planeta, se volatiliza por aquí abajo, lo más probable es que España no volviera al franquismo en 3, 2, 1, sino a un régimen autoritario más familiar y próximo, experimentado e intuido en democracia, ya después de 1975. Pero también es evidente que el ordenamiento legal actual, implícitamente alejado del franquismo, carece de ruptura oficial y explícita con el franquismo. La democracia, al menos, no ha hecho con el franquismo lo que el franquismo hizo con la democracia: anular, tan ricamente, sus sentencias judiciales –como hizo con todas las sentencias de divorcio del periodo republicano–. Esa imposibilidad para acometer lo que otras democracias europeas, con pasado fascista, acometieron, explica que el Estado transporta en su disco duro esa continuidad legal respecto al franquismo. En modo de recuerdo constante. De confirmación de que en España hay cosas más importantes que su democracia. Por lo que es posible la excepcionalidad. Como, tal vez, estamos viendo en la justicia estos últimos años.
4- Es más, la propia CE78 carece de meditación, cita o referencia alguna al franquismo, que pasa a ser, así, algo que, para el texto constitucional, nunca sucedió –lo que no suele acontecer en las constituciones de Estados con pasado fascista, en las que se acostumbra a recordar ese hecho, de manera operativa, en el preámbulo; no es el caso del preámbulo, sumamente cutre, de la CE78–. La CE78, y ese fue su éxito, es una Constitución más del occidente europeo, sin muchas originalidades. Pero esa falta de originalidad es también su fracaso: tras 40 años de dictadura salvaje, la CE78 carece de ningún acceso propio, de ningún matiz, de ninguna compensación, de ninguna reparación. De ninguna referencia, siquiera, a la barbarie. La metáfora de ello es visible –de manera no deseada; es decir, ridícula, bizarra– en el volumen de la CE78 firmado por Juan Carlos I en 1978 y expuesto en la biblioteca del Congreso –vayan a verlo; por la risa–, en el que el escudo reproducido, a tutiplén, no es el constitucional, sino el de la gallina.
En el volumen de la CE78 firmado por Juan Carlos I en 1978, el escudo reproducido no es el constitucional, sino el de la gallina
5- El acto inicial del 50 aniversario, convocado por el Gobierno, es así, lo dicho, algo meramente cultural, una asociación de ideas no recogida en la CE78. Pero –y esto es sumamente importante–, a su vez esa es la única posibilidad de conmemorar el fin del franquismo en un Estado que no alude en su Constitución al franquismo.
6- Eso de oficializar en la cultura lo que no puede asumir, sin saltar por los aires a berrido limpio, ni la política ni la ley, es una característica de la Cultura de la Transición / la CT. Lo que explica que el acto convocado para la conmemoración era pura CT. Buen rollito, otorgar a la cultura funciones que corresponderían a la ley, y que, por lo tanto, impiden, suplen, la reforma de la ley. La novedad que prefiguró el acto es que la CT, la cultura oficial, la cultura nacional española posterior a 1975, no se produjo en el acto. Zas. Esa herramienta para construir cohesión y unidad social no pudo evitar las ausencias. Diversas asociaciones –entre ellas el primer y el tercer partido– y una institución –la jefatura del Estado; poca broma– estaban a otra cosa. Es decir, se ubicaban ya, de manera explícita, fuera de la CT. Viven y emiten ya otra cultura. ¿Qué cultura?
7- La metáfora de la nueva cultura es la asociación Libres e iguales, que parece agrupar al grueso del Gotha de los –casi caídos; el tiempo no perdona– intelectuales de la CT. Fundada cuando el procés, en modo canto del cisne de la CT, el grupo integra a políticos y autores que en sus tiempos mozos ya defendían la democracia española y la CE78 como sendos productos perfectos y concluidos, y ubicaban fuera de ese pack a cualquier crítica política y cultural. Antes de 2011 hubieran sido los primeros en asistir a actos como este. Iba en su sueldo. Alto. Pues bien, ahora su sueldo y su oficio pasa por atacar actos CT como el aludido. Lo que es un cambio radical, que explica la cultura que, paulatinamente, desde los 90, ha estado fabricando la derecha española. Es la cultura que aspira a ser la nueva cultura oficial del Estado. Se trata de una cultura beligerante, al punto de que ya prescinde de la CT, esa balsa de aceite en la que todo encaja. Esto es, la nueva cultura ya no precisa fabricar cohesión, emitir unidad social, sino que su función es, básicamente, crear enfrentamiento, conflicto, olor a napalm. Victoria.
8- Y todo ello obedece a una lectura de la democracia y de la CE78 que ya es, no ya hegemónica, sino claramente operativa en el artista anteriormente conocido como centroderecha. Que ya es, incluso, explícita en el tramo all-stars de la Justicia. Se trata de una interpretación en la que valores de la I Restauración –nacionalismo unitarista, antiizquieridismo, orden, catolicismo–, no presentes en la CE78, se confirman y se desarrollan en esta II Restauración, hasta ser la esencia y el límite de la democracia española. Se trata de un pensamiento reaccionario en el que las derechas españolas, formuladas en el XIX, se abrazan a los descubrimientos de las nuevas extremas derechas mundiales. Este contacto con el ámbito internacional es lo que convierte a estas derechas locales, sumamente rancias, en jóvenes otra vez, como les sucedió, también momentáneamente, en los años 30 del XX.
PP y Vox pueden, culturalmente elidir a Franco, pero no pueden, les es imposible, pronunciarse contra Franco
9- Estas derechas –PP, Vox–, en efecto, no tienen por qué conmemorar el fin de Franco, en tanto esa conmemoración es meramente cultural y no está insertada en el marco legal español, no es parte explícita de la CE78. Es más, no tienen por qué asistir a ningún acto cultural de Estado si no lo organizan ellos, si ellos no vertebran en ese acto su propia cultura de Estado. Culturalmente, por otra parte, pueden elidir a Franco, pero no pueden, les es imposible, pronunciarse contra Franco, en tanto Franco es el nexo entre la I Restauración y la II, el hacedor de un Estado constante y uniforme desde 1874 hasta esta mañana a primera hora. Y, por último, y esto es un fenómeno absolutamente moderno e internacional, no pueden pronunciarse contra hechos reaccionarios del pasado –el franquismo, que en otras culturas serían otros cacharros, como el Gobierno de Vichy, el de Saló, el de Richmond…–, en tanto las nuevas extremas derechas suelen extender su ideal nacional, y en ocasiones, su propio concepto de democracia nacional, hacia un pasado lejano y contrapuesto a hechos y períodos liberales, progresistas, izquierdistas. El franquismo en España, como el fascismo en Italia, y tal y como dicen que dijo Augusto de Marsanich en el congreso fundacional del MSI italiano, en 1948, es una construcción ubicada en el pasado, de la que es preciso “non rinnegare, non restaurare”. Es decir, conservar ese pasado como se conserva la brasa, la parte más preciada, laboriosa y longeva del fuego. De otro fuego que ya no es el fascismo. Es otra cosa, también sumamente peligrosa y que aún carece de nombre, si bien es la gran amenaza a la democracia desde el fascismo.
10- Otra cosa y otra valoración y descripción precisa la actitud del rey.
El rey tenía entrega de credenciales de diversos embajadores. En tanto que se trataba de un acto refrendado por un ministerio, hubiera sido fácil solucionar esos “problemas de agenda”
11- El rey ha argumentado, para justificar su volatilización del acto, “problemas de agenda”. Es probable que, en efecto, los hubiera. El rey, para el día y la hora del acto de conmemoración, tenía entrega de credenciales de diversos embajadores. En todo caso, y en tanto que se trataba de un acto refrendado por un ministerio –en este caso, el de Exteriores–, no hubiera habido problema alguno en solucionar esos “problemas de agenda”. Por lo visto, me dicen, los “problemas de agenda” de Casa Real para este acto en concreto, han supuesto, de hecho, cierto malestar en el Gobierno, signifique lo que signifique eso en el lenguaje y en la vida real. En todo caso, Casa Real se ha vuelto a buscar problemas. El principal es haber emitido un mensaje. Haber opinado. Concretamente, haber opinado que Casa Real no debe posicionarse con el Estado en el trance de que el Estado se posicione explícitamente contra el franquismo, en modo tan siquiera cultural y alejado, por lo mismo, de lo netamente operativo. El rey, una persona que no debería hablar por sí y desde sí, que no debería emitir opiniones, que todo aquello que dice es tan poco personal y tan institucional que debe(ría) ser refrendado por un miembro del Gobierno, ha vuelto a hacer lo contrario a su rol constitucional. Ha emitido opiniones políticas. Por segunda vez. La primera fue a través de un discurso agresivo, no solicitado por el Gobierno y, aún así, refrendado por el Gobierno Rajoy, emitido el 3 de octubre de 2017, un discurso importante para la nueva cultura de Estado. Sin ese discurso es muy posible que la situación penal, tanto de diversos líderes catalanes, como del fiscal general, como del entorno familiar de Sánchez, hoy sería otra. Opinar, ordenar, señalar, es importante. Es una anomalía en las monarquías europeas.
Si bien es sumamente interpretable la conducta del rey, esa conducta es parecida a la de PP y Vox
12- Si bien es sumamente interpretable la conducta del rey, esa conducta es parecida a la de PP y Vox. Por lo que puede responder a las mismas razones. O punto 9. Pero más allá de esa posibilidad, cabe suponer que su decisión puede provenir de la voluntad de no distanciarse del campo semántico de PP y Vox, los únicos partidos con una posicionamiento monárquico explícito. Es decir, el rey, antes que priorizar sus funciones, sus compromisos constitucionales –sus únicos compromisos posibles–, parece haber priorizado, con su huida de la conmemoración, la continuidad de la institución. De hecho, la monarquía española parece la única monarquía europea absolutamente preocupada por su futuro, como así es desde el siglo XIX. La monarquía española, en fin, posee más tiempo acumulado de ese estrés que de su rol democrático. Lo que resulta sumamente inquietante.
13- La priorización de la continuidad de la monarquía por encima de su rol es un clásico familiar de la monarquía española. Solo en el siglo XX, la monarquía confió, para su continuidad, no en ejercer un rol neutral y constitucional, sino en, sucesivamente, el Ejército, una dictadura militar, un golpe de Estado, una guerra, una dictadura fascista y, finalmente, una democracia. En 1978, de hecho, no se instaura tanto una democracia como la monarquía. La instauración de la democracia fue la consecuencia de la instauración de la monarquía en una época determinada. Y hoy, glups, estamos en otra.
La priorización de la continuidad de la monarquía por encima de su rol es un clásico familiar de la monarquía española
14- La monarquía española es la única monarquía europea que sobrevive y que, en su día, no se exilió en Londres. Lo que es culturalmente importante. Habla de otras prioridades –la aludida continuidad, antes que el cultivo de su función–. El resto de monarquías europeas, en todo caso, pueden asistir al aniversario de la invasión de Normandía. Pueden asistir a ceremonias de Estado en las que se vertebra cultura oficialZzzzz, sí, pero también una idea de legalidad fundamentada en la resistencia, aciaga, contrfa el fascismo en los años 20, 30 y 40 del XX. Algo que aquí no se produjo. Y sigue sin producirse, visto lo visto.
15- Ha trascendido, no obstante, que el rey participará en otros actos que se producirán a lo largo del año. No para aludir al franquismo, sino para aludirse a sí mismo. Es decir, el rey ha negociado con el Gobierno, con mayor o menor ahínco, pero con cierto éxito, pasar de largo ante la bicha/el franquismo. Se trataría, así, de dos tipos de actos. Por una parte, actos que traten de la relación de la monarquía, no con el franquismo, sino con la Transición. Está por ver qué se hará, en ese trance, con el Emérito. Y actos de índole internacional, en los que la monarquía no se posicionaría ante el franquismo, sino ante objetos más consensuados en el mundo mundial, como el nazismo, a través de una visita solemne a un campo de exterminio –se habla de Auschwitz y Mauthausen; esta última sería una visita ciertamente muy forzada, desacertada, si consideramos que allí se masacraron a varios miles de republicanos; se descarta, por cierto, Dachau, donde estuvo internado el heredero carlista; sí, esa familia no puede viajar a muchos sitios raros, y parece no querer abrirse puertas a nuevas salas–.
El rey ha negociado con el Gobierno, con mayor o menor ahínco, pero con cierto éxito, pasar de largo ante la bicha/el franquismo
16- El acto cutre de esta semana, al que no acudieron PP, Vox, la patronal y el rey, era una oportunidad del rey para desligarse del pasado, poco edificante, de la institución que representa. Finalmente ha sido una oportunidad para comunicar que la monarquía confía, sigue confiando para su futuro y continuidad, en cosas ajenas a sí misma. Hoy, en la simpatía y el apoyo de fuerzas políticas vinculadas a la reformulación de la democracia, tal vez a su fin literal.
17- La CT está pajarito. Ya no aúna y condensa a todo el Estado, sino tan solo a sus zonas menos sólidas. En el horizonte hay una revolución cultural, beligerante, con un programa reaccionario efectivo. Y con hambre de gol. Es una cultura puesta de largo, operativa tras la elección de Trump. El PSOE, el único partido del arco parlamentario que aún cree operativos los valores, las costumbres, el marco, la cultura del 78, parece satisfecho con el resultado del primer acto de conmemoración del fin del Franco, en tanto ha ubicado fuera del marco democracia al PP. Parece no observar que ese acto no es el centro del Estado, sino su periferia. Que fuera del marco democracia hay una cultura, potente, posdemocrática, con los resortes intelectuales y discursivos suficientes como para llevar a Sánchez al trullo en un periquete. El rey, y esa es la señal más grande producida en el acto conmemorativo organizado por Moncloa, parece ser que no saldrá por la tele en ese trance, en modo 3 de octubre, para anunciar una crisis de la democracia inaceptable, que es preciso detener por todos los medios.
1- El Gobierno decide conmemorar el 50 aniversario del fin de Franco. El primero de estos actos –punto de partida de más de un centenar de actos similares, que se irán prodigando a lo largo del 2025– se ha celebrado esta semana. Pero el caso de la cosa no ha sido su celebración, sino su...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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