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Gracias eternas, García-Gallardo
En el recuerdo nos deja su barba abascalada, paseos a caballo, insultos a mujeres con discapacidad, denuncias de avalancha de inmigrantes o broncas parlamentarias dignas de capea a las ocho de la tarde
Gerardo Tecé 3/02/2025
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Sufro de pijofilia, un trastorno paralizante de la conducta que provoca en quien lo padece un profundo embelesamiento ante la presencia de individuos de raza pija. Es un suplicio. Uno está de almuerzo con amigos y es sentarse en la mesa de al lado un grupo de esta especie y adiós almuerzo, adiós amigos. Quién puede prestar atención a lo que cuenta Antonio si el finde que viene al parecer hay capea en la finca de Beltrán y la cosa pinta teta. A quién cojones le importa que Laura se haya quedado sin curro si a Curri le han putorregalado un Mini rojo por su cumple porque ella siempre fue así como muy british. Son las fincas, las capeas y los coches, pero también los apellidos, los pelazos, las carísimas alpargatas de aspecto pobre o la dimisión a la hora de vocalizar. Es todo. Lo pijo alimenta el alma y los sentidos. Vengo cargando esta cruz desde que tengo uso de razón. No había cumplido los veinte y, al entrar a la universidad, ya tenía a mi pijo favorito del campus al que no pude quitarle el ojo de encima durante años. Borjita, así lo bauticé, no era físicamente muy agraciado, pero en la lucha por la conquista de hembras pijas que recorrían los pasillos de la facultad de Derecho, suplía ese hándicap quitándose el pelo de los ojos con un movimiento de flequillo que era una delicia. Eso y un BMW descapotable que le permitía competir mano a mano contra cualquier rubio de ojos azules con aspecto de ser capitán del equipo de polo. Cuando se echó novia me alegré un montón. Me hubiera gustado darle la enhorabuena, pero la observación de pijos, como pasa con las manadas de ciervos, debe hacerse de manera absolutamente discreta si uno no quiere que se desnaturalicen por el estado de alerta.
Hoy, uno de mis pijos favoritos de la década ha dejado todos sus cargos en Vox. Se llama Juan García-Gallardo Frings y fue vicepresidente de Castilla y León hasta que dimitió de su puesto, remunerado con 7.000 euros al mes y un total de cero competencias tras rebotarse por la llegada a la comunidad más extensa de España de 21 menores migrantes. Los pijos son impulsivos, podría diagnosticar un lego en la materia, pero lo cierto es que, tras dimitir, Gagá –como lo llaman los amigos– pasó a cobrar 9.000 al mes como portavoz del grupo parlamentario. Es absurdo que Antonio se empeñe en que tiene algo interesante que contar en la próxima quedada. Hoy Gagá abandona el partido que, a sus tiernos 30 años y con una experiencia profesional consistente en haber ascendido en el bufete de su padre, lo convirtió en el primer alto cargo franquista en democracia –exceptuando cargos en la judicatura. En el recuerdo nos deja su barba abascalada, paseos a caballo, insultos a mujeres con discapacidad, denuncias de avalancha de inmigrantes en la España vacía o broncas parlamentarias dignas de capea a las ocho de la tarde. En una de ellas, Francisco Igea, de Ciudadanos, que al parecer no comparte mi filia, definió a Gagá como un niñato y un payaso sinvergüenza. No todo el mundo aprecia Las Meninas de Velázquez cuando las tiene delante.
García Gallardo se marcha de Vox denunciando falta de democracia interna en el partido. Sé por Borjita, que repitió varias veces los primeros cursos de Derecho, que entre las innumerables virtudes de la raza pija no se encuentra la perspicacia. Gagá ha anunciado su dimisión en una carta publicada en Twitter dejándonos el último regalo a quienes cargamos a nuestras espaldas esta filia inexplicable hacia lo pijo. Tras describirse en la misiva como ejemplo de sacrificio y altos estándares, quien durante años cobrase un sueldo de 100.000 euros sin competencia asociada al cargo, se despide con una cita de Tomás Moro: “Si el honor trajese cuenta, todo el mundo sería honorable”; y otra de puño propio: “Para algunos, el éxito no se mide por el poder o el dinero, sino por ser digno de ser imitado por nuestros hijos y compatriotas”. Juan García-Gallardo Frings volverá previsiblemente al bufete familiar donde, muy previsiblemente, le esperará un nuevo y meteórico ascenso. No siempre puede observarse a pijos sin miedo a que se espanten y él, desde la televisión, nos ha hecho ese regalo a los aficionados durante unos preciosos años. Gracias por todo, Gagá. A disfrutar de las capeas.
Sufro de pijofilia, un trastorno paralizante de la conducta que provoca en quien lo padece un profundo embelesamiento ante la presencia de individuos de raza pija. Es un suplicio. Uno está de almuerzo con amigos y es sentarse en la mesa de al lado un grupo de esta especie y adiós almuerzo, adiós amigos. Quién...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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