TODO POR LA PASTA
Matones de extrema derecha, al servicio de la especulación inmobiliaria
Detrás de sus videos misóginos y racistas y sus bravatas contra los colectivos vulnerables, el dueño de Desokupa, Daniel Esteve, dirige una maraña empresarial de compraventa de viviendas
Diego Delgado / Carlos H. de Frutos 7/02/2025
![<p>Daniel Esteve saluda al diputado de Vox Javier Ortega Smith durante un acto convocado por la asociación 'Una policía para el siglo XXI' en mayo de 2024. / <strong>X (@daniesdsk)</strong></p>](/images/cache/800x540/nocrop/images%7Ccms-image-000036680.jpg)
Daniel Esteve saluda al diputado de Vox Javier Ortega Smith durante un acto convocado por la asociación 'Una policía para el siglo XXI' en mayo de 2024. / X (@daniesdsk)
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La mirada a cámara, directa; el gesto severo, agresivo; y las consignas breves, genéricas, imposibles de rebatir. “Los abuelos no se tocan”, “Los niños no se tocan”... Palabrería que sirve a Daniel Esteve, fundador de Desokupa (que acaba de ser denunciado por la asociación ACO), para disfrazar sus discursos de odio bajo una especie de fundamentalismo nacionalista en el que caben desde la misoginia más rancia hasta narrativas neonazis como el “plan Kalergi”. Pero, en realidad, solo hay una cosa verdaderamente intocable para Esteve: sus negocios inmobiliarios.
“Yo no sé lo que voy a hacer mañana. Esa empresa está constituida y no tiene actividad. Y hemos acabado, que no tengo más tiempo”. La hostilidad perpetua con la que se maneja el empresario crece cuando, en 2020, un periodista del programa Equipo de investigación menciona DEM Urbanas SL, compañía dedicada a la mercantilización de viviendas y administrada por él mismo. Desde noviembre de 2017 lo hizo a través de la SL que alberga su actividad principal como machaca de los desalojos, Conciencia y Respeto 1970; después, a partir de agosto de 2020, es su propio nombre el que aparece como administrador único.
Es la única vez que se le ha preguntado sobre ello, y la tensa respuesta dio paso al final de la entrevista. Más de cuatro años después, el equipo del programa de La Sexta sigue en el punto de mira de Esteve: “Tengo ya (...) direcciones, teléfonos, dónde llevan al colegio a sus hijos…”, amenazaba en un vídeo publicado en septiembre de 2024 en sus redes sociales. Fue denunciado por Atresmedia, aunque el pasado 30 de enero el propio Esteve anunció que el juez había ordenado archivar la causa por defectos de forma. A pesar de que la sentencia reconoce la posible existencia de un delito leve de amenazas, debe ser la persona agraviada quien presente la denuncia, y no una entidad, como ocurrió en este caso.
Desokupa, un instrumento al servicio de la especulación
Por más que se empeñe en silenciar a quienes tratan de visibilizar sus vínculos con sociedades de compraventa de inmuebles, hay evidencias de sobra para concluir que Desokupa, así como todo el despliegue propagandístico que rodea la actividad de sus matones, no es más que una herramienta al servicio de los intereses de empresas inmobiliarias y de multipropietarios que hacen la vida imposible a la ciudadanía.
La marca de desalojos ilegales más conocida del país inició una primera andadura en 2014 bajo la denominación mercantil Coexistance & Respect SL, pero los problemas de Esteve con Hacienda por impagos le obligaron a desligarse de la empresa menos de dos años después de su constitución. En ese momento quedó en manos de uno de sus socios habituales, el empresario inmobiliario Fernando Jacobo Lasaosa Huch, que mientras procedía a su liquidación estaba poniendo en pie Conciencia y Respeto 1970 SL. En agosto de 2017, Daniel Esteve Martínez fue nombrado administrador único de esta nueva SL, que sigue siendo la matriz principal de los negocios de Desokupa.
En esos primeros pasos de la actual Desokupa destacan dos intentos de desalojo forzoso. Ambos ocurrieron en el año 2016, y comparten un elemento singular que desmiente su discurso sobre ofrecer un servicio a compatriotas que se han quedado sin hogar: la propiedad la ostentaban empresas dedicadas a la especulación que habían comprado el inmueble a sabiendas de que estaba okupado. En Can Dimoni, Barcelona, primer caso de éxito conocido –ante el que el Observatorio DESCA (Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales) reaccionó interponiendo una querella contra Desokupa–, la compañía Norvet Property anunció un proyecto inmobiliario de lujo justo el día después del desalojo. En Norvet, cuyo presidente es el especulador israelí Alon Ozen Yunger, conocían la situación del inmueble, que suponía un obstáculo para sacar rédito económico de la operación. Es ahí donde entra Daniel Esteve, en calidad de desalojador y facilitador de la venta.
La dinámica se repitió, aunque sin éxito gracias a la movilización vecinal, en el barrio de La Clota, también en la Ciudad Condal. El fondo de inversión inmobiliario MK Premium compró el inmueble y Desokupa intentó desalojar a quienes habitaban dentro –las imágenes muestran a Daniel Esteve y a Daniel Leyva, propietario de MK, charlando en las inmediaciones de la vivienda que se intentaba vaciar–; al no lograrlo, MK se deshizo de él. El blog StopDesokupa recoge el testimonio de una persona que residía en la casa en aquel abril de 2016, y a quien el entonces todavía propietario –aparentemente el traspaso aún no se había consumado– le trasladó su arrepentimiento por la venta a MK Premium. Según cuenta, sintió que le habían estafado para hacerse con el inmueble.
Lo extremadamente beneficiosa que puede resultar esta sinergia entre grandes especuladores y grupos violentos que vacían hogares se entiende con facilidad entrando en cualquier portal de compraventa de viviendas. Si bien el precio medio del metro cuadrado en Barcelona ascendía, según Tinsa, hasta los 3.937€ en el último trimestre de 2024, hoy se ven ofertas de venta de pisos en esa misma ciudad por apenas 800€/m2, e incluso menos. ¿La razón? Que se encuentran en situación de okupación. Así, coaccionar con violencia a quienes los habitan para que abandonen su casa puede multiplicar por cinco el valor de mercado.
Antes de Equipo de investigación, un programa de la cadena Cuatro llamado En el punto de mira ya había dedicado un interesante reportaje a la actividad de Desokupa. Emitido en marzo de 2017, en aquel momento el foco mediático y político no alumbraba con tanta intensidad las cuestiones en torno a la vivienda, o quizá Esteve no contaba con tanta ayuda mediática como ahora. El caso es que sus respuestas dejan ver la verdadera naturaleza, poco épica y nada patriota, de Desokupa: “Hay intermediarios de promotoras, de fondos de inversión, de bancos que hacen lo mismo (...) que hacemos nosotros”. Los “abuelos” y los “niños” llegaron después, como estrategia de marca en su periplo como influencer de extrema derecha. Negocio, negocio y más negocio.
Una de las conclusiones del programa, tras hablar con Esteve y rastrear algunas de sus actuaciones, es que Desokupa había sido un actor clave en, al menos, “dos pelotazos inmobiliarios: uno de cuatro millones de euros y otro de 250.000 euros”.
Al rescate de los bancos
La de Esteve es la empresa más activa y blanqueada por los medios de comunicación, pero no la única que lleva a cabo este tipo de procedimientos tan beneficiosos para las corporaciones dedicadas a la especulación inmobiliaria. Entre ellas, imitaciones como Serviokupas, Bastión Desokupación o Desokupa Demolition son algunas de las más presentes en el sector. “Realmente es una práctica que se ha puesto de moda”, confirma a ACO el coordinador de la PAH Madrid, Javier Crespo. “Desde la plataforma hemos tratado muchos casos directos de este tipo y tenemos identificadas varias empresas inmobiliarias que contratan recurrentemente estos servicios. Desokupa existe porque hay quien les contrata para hacer negocio”, explica.
El proceso que lleva a la contratación de empresas como Desokupa siempre es el mismo, en la mayoría de las ocasiones con los bancos como primer eslabón de la cadena. “Suelen ser viviendas que llevan bastante tiempo en procedimientos de ejecución hipotecaria. Los bancos se deshacen de las deudas vendiendo esas carteras de crédito a fondos buitre, que, a su vez, las van colocando a inmobiliarias e ‘inversores’, que no dejan de ser especuladores de medio pelo y que saben perfectamente lo que compran”, explica Crespo. Desde la PAH apuntan que Clikalia, empresa participada por el Banco Santander, es una de las compañías de mayor tamaño dedicada esencialmente a este tipo de prácticas. En 2021, Clikalia protagonizó una de las rondas de financiación más voluminosa de las vistas hasta entonces en España: la startup alcanzó los 460 millones de euros gracias, en parte, a Mouro Capital, el fondo de inversión especializado en empresas digitales del Santander. “Ese es su objetivo: lotes de viviendas en ejecución a muy bajo precio con familias dentro, en muchas ocasiones antiguas propietarias de esas casas que se han acogido a la moratoria de desahucios y siguen defendiéndose en un procedimiento legal. Es lo que ellos llaman ‘casas con bichos’”.
La complicidad entre Desokupa y los principales actores de la especulación queda certificada en una grabación de audio recogida, sin el conocimiento de Esteve, durante una de sus negociaciones para intentar desalojar una vivienda en Ibiza, y publicada por Equipo de investigación el pasado 31 de enero. Tras ofrecer 2.000€ a las personas que la habitaban, propone una alternativa habitacional más que sospechosa: “Escúchame, la persona que te puede llamar no es ningún mangante. (...) El tipo te abre el piso de un banco, te da una llave y a un piso de un banco no van a ir”.
La torticera estrategia legal que utilizan estas empresas de desalojo extrajudicial para justificar ante las fuerzas de seguridad sus acciones también sigue un modus operandi inspirado en los métodos de la pionera Desokupa. La clave está en la distinción, imperceptible en la mayoría de casos para unos cuerpos de Policía Nacional y Guardia Civil sin formación en este aspecto, entre la propiedad y la posesión de un inmueble. “Como el propietario real de la vivienda –porque esa vivienda ya se ha subastado– ya ha cambiado en el registro, estas empresas sacan una nota simple del registro, y eso es lo que enseñan. Pero la posesión de la vivienda es de la familia que la habita que, según marca la ley, es la legítima poseedora hasta que un juez decida lo contrario”, apunta el coordinador de la PAH.
Otro de los puntos de este decálogo del matonismo inmobiliario dictado por Desokupa tiene que ver con el perfil de sus víctimas: las personas más vulnerables y señaladas por la campaña de odio encabezada durante años por Esteve, con el apoyo y protección de comunicadores, medios y políticos. “Hay un nexo de unión entre familias afectadas por esas acciones: suelen ser inmigrantes. Esto lo hemos visto en muchos casos que hemos tratado”, confirma Crespo. “Lo hacen porque les facilita la tarea. Han logrado vender este relato de la okupación asociada a la inmigración, y hay ciudadanos que confunden términos y compran esta asociación. De esta forma consiguen que, en muchas comunidades, los vecinos se pongan en contra de las propias familias que son expulsadas”.
La connivencia policial y jurídica es el último factor que mantiene a flote la impunidad de Desokupa. “Es un caso sangrante de déficit en la actuación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Hemos visto que les cuesta mucho entender que son prácticas ilegales, que es un delito”, afirma Crespo, quien confirma haber elevado ya esta queja a la Delegación de Gobierno en Madrid, responsable de Policía Nacional y Guardia Civil en la región, solicitando que se instruya a los agentes sobre cómo actuar en estos casos. Una petición que llegó tan solo unos días antes de que se confirmara la firma del acuerdo entre Desokupa y el sindicato policial SUP para entrenar a 30.000 miembros de la Policía Nacional, según el anuncio del propio sindicato.
En el siguiente estrato, el judicial, las consecuencias sobre estas actuaciones ilegales tampoco han llegado, salvo en contadas excepciones, a superar la categoría de delitos leves castigados con multas menores, restando importancia a lo que, según apunta el representante de la PAH, son casos claros de coacción y amenazas que deberían considerarse delitos graves.
Esteve se sube a la ola especuladora
Como brazo armado de la ofensiva rentista contra el derecho a la vivienda, Esteve ha comprobado en primera persona la cantidad de dinero que puede extraerse jugando con los hogares de las personas que viven en España. Más capitalista que patriota, él también quiso exprimir a las familias menos privilegiadas.
El antes mencionado Fernando Jacobo Lasaosa Huch es uno de los nombres clave para entender los movimientos de Daniel Esteve en pos de controlar cada vez más eslabones en la cadena de la especulación inmobiliaria. Empresario del sector, al menos, desde 2007, los vínculos de Lasaosa con el exluchador –capaz de pisar la cabeza a un rival noqueado después de que el árbitro detuviese el combate–, exportero de discoteca y excobrador de morosos Esteve se remontan al año 2014. “Desokupa sale por un primer trabajo para un amigo que se vio afectado por un tema de okupación (...) en un edificio que tiene él. (...) A raíz de finalizar ese problema con éxito, la persona afectada del edificio y yo decidimos montar el negocio”, recuerda Esteve en la entrevista concedida a En el punto de mira. El amigo es Lasaosa, y “el negocio” montado, la efímera Coexistance & Respect SL.
Sorteados los problemas con la autoridad fiscal y asentado como facilitador para grandes tenedores y fondos de inversión, 2017 es el año en el que Esteve decide aplicarse la máxima de Juan Palomo, presumiblemente con el objetivo de que su grupo de matones multiplique los beneficios de sus inversiones. En ese momento, comienzan a pasar cosas llamativas a su alrededor.
La cuenta de resultados de Fernanuch SL, empresa principal de su socio Lasaosa, refleja precisamente en 2017 unos ingresos por venta de inmuebles que superan los dos millones de euros, multiplicando por más de diez las cifras del año anterior. Mientras los bolsillos de Lasaosa se llenan, él inicia un alejamiento de Desokupa, pero dejando a Esteve bien pertrechado para su aventura inmobiliaria en solitario. En agosto le traspasa la administración de Conciencia y Respeto 1970 SL, paraguas mercantil de Desokupa; unos meses antes, Lasaosa había puesto en marcha Entendimiento Sumisión Anástrofe SL, y en noviembre Esteve ya era administrador único. Precisamente ahí está el origen de aquella pregunta que tanto le incomodó en la entrevista de Equipo de investigación: Entendimiento Sumisión Anástrofe SL pasaría a llamarse DEM Urbanas SL en marzo de 2018, unas siglas que aluden a su nombre completo, Daniel Esteve Martínez. Con el cambio de denominación, su objeto social se amplía a “todas aquellas actividades propias de una empresa inmobiliaria”.
CTXT ha tenido acceso a las cuentas de DEM Urbanas, y lo hallado no tiene nada que ver con la inactividad que esgrimía Esteve para justificar su posición como dueño de una empresa que podría especular directamente con las desokupaciones. En 2019, con 14 empleados a cargo, la compañía tuvo unos ingresos de 858.670 euros, de los cuales más de 95.000 quedaron como beneficio neto. En 2020 la cifra de empleados ascendió hasta los 52 y, aunque los ingresos superaron el millón y medio de euros, la empresa terminó con 50.046 euros de pérdidas.
Daniel Esteve mintió: DEM Urbanas SL sí tenía actividad, y no poca. En noviembre de 2020, apenas un mes después de que su vinculación con esta sociedad limitada se diese a conocer en La Sexta, Esteve es sustituido por Norberto de Sansimón, un liquidador profesional que en principio asume el cargo de administrador único y luego, en mayo de 2022, el de liquidador, cuando la compañía entra en disolución.
Pero la mentira era todavía más descarada. Esteve no solo participa del negocio de la especulación inmobiliaria, sino que lo hace con más de una empresa. Mientras todo aquello ocurría, en agosto de 2017 Esteve puso en marcha Brownie Real Estate SL por la vía de comprarla como sociedad urgente a una firma especializada en la venta de este tipo de compañías preconstituidas, la de Rosa María Gorgues Rosset. Como otras muchas que se dedican a vender sociedades urgentes, además de tener como clientes a personas físicas y jurídicas que quieren ahorrarse la burocracia que conlleva constituir desde cero una compañía, Gorgues también ayuda a personas y entidades de perfiles borrosos, cuya intención es no publicitar de inicio vía registro mercantil su condición de accionistas. De hecho, el número 21 de la calle Ecuador de Barcelona, que fue el germen de la maquinaria de extorsiones, coacciones y desalojos violentos en 2014, alberga hasta cuatro empresas relacionadas con el negocio de la vivienda: la propia Fernanuch SL, Lodge & Services 1975 SL, Irreductibles 2020 SL y Verus Praedium Enterprise SL, todas en manos de Fernando Jacobo Lasaosa.
Tirando del hilo surgen otras conexiones que van dibujando un entramado empresarial. La reciente incorporación de Sonia Roque Camacho es, quizá, lo más destacable. Nombrada, en agosto de 2022, apoderada solidaria tanto de la empresa matriz de Desokupa, Conciencia y Respeto 1970 SL, como de la sociedad que se encarga de comercializar merchandising y productos vinculados a la marca, Desokupa Manda SL, Roque consta como administradora única de Brokerage Real Estate Intermediary SL desde diciembre de 2022.
Merece la pena poner la lupa aquí. Esta empresa, en la que aparece con cargos Roque Camacho pero no Daniel Esteve, se puso en marcha de la misma forma que lo hizo Esteve con Brownie Real Estate SL, vía compra de una sociedad urgente a una firma especializada. En el momento de la adquisición, figuraba como administrador único José Taulero Rodríguez, la misma persona que figuraba en Morfeo Tatoos (sic) SL cuando la adquiere Daniel Esteve como sociedad urgente en diciembre de 2023. Esteve pasó en ese momento a ser su administrador, al tiempo que cambia el objeto social a la realización de tatuajes y el nombre original (Virentia Properity SL).
Pero este empleado de la firma de sociedades urgentes no es lo único que comparten Sonia Roque Camacho y Esteve, también el objeto social con el que trabajan las otras sociedades del líder de Desokupa: las actividades inmobiliarias por cuenta de terceros. Es el objeto social que aflora en Brokerage Real Estate Intermediary en el momento en que Roque Camacho se coloca como administradora única y cambia objeto, domicilio y el nombre original de la empresa.
La opacidad es ley en el entramado de negocios hilvanado por Esteve, pero se conocen algunas cifras que dan pistas sobre el volumen de ingresos que maneja. En 2023 su salario como administrador de Conciencia & Respeto 1970 SL fue de 109.000 euros anuales. La empresa, de la que depende la actividad de desalojos extrajudiciales de Desokupa, facturó durante ese ejercicio 1,1 millones de euros, pero registró unas pérdidas de 6.909 euros. Si se suman los ingresos percibidos por Esteve en los últimos cinco años, solo en concepto de CEO de Conciencia & Respeto 1970 SL, el montante asciende hasta los 798.000 euros.
¿Matón o especulador? ¿Antisistema o agente protegido y utilizado por el poder político y económico y el sector inmobiliario? Lo que nadie puede negar es que Daniel Esteve es un tipo hábil, que distrae a su público y se hace famoso con sus odiosas peroratas racistas y misóginas mientras entre bambalinas gestiona un pequeño imperio inmobiliario basado en las coacciones y la violencia contra personas cuyo único deseo es tener un techo bajo el que vivir.
La mirada a cámara, directa; el gesto severo, agresivo; y las consignas breves, genéricas, imposibles de rebatir. “Los abuelos no se tocan”, “Los niños no se tocan”... Palabrería que sirve a Daniel Esteve, fundador de Desokupa (que acaba de ser
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Diego Delgado
Entre Guadalajara y un pueblito de la Cuenca vaciada. Estudió Periodismo y Antropología, forma parte de la redacción de CTXT y lee fantasía y ciencia ficción para entender mejor la realidad.
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Carlos H. de Frutos
Es periodista.
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