![<p>Banderas de la Unión Europea en el edificio Berlaymont, sede de la Comisión. / <strong>Sébastien Bertrand (CC BY 2.0)</strong></p>](/images/cache/800x540/nocrop/images%7Ccms-image-000036671.jpg)
Banderas de la Unión Europea en el edificio Berlaymont, sede de la Comisión. / Sébastien Bertrand (CC BY 2.0)
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Sí, a nosotras también nos han llegado diferentes versiones del siguiente meme. Y sí, nosotras también nos hemos reído mucho.
El tapón de plástico unido a la botella por imperativo legal es un meme en sí mismo. Se ha consolidado la narrativa de que la Unión Europea no innova por culpa del exceso de regulaciones, y el nuevo diseño de tapones de plástico se ha convertido en el ejemplo más socorrido para ilustrar este posicionamiento político.
Sin embargo, el diablo está en los detalles y, a poco que una se detiene a analizar el meme (y nos encanta sobreanalizar memes), surgen matices que dan para escribir una tesis.
Por ejemplo, aquí tenemos otro meme –mucho menos popular que el de las botellas de plástico, pero que también circula por internet– con diferentes productos, servicios, empresas, plataformas, etc. punteras en el mundo de la tecnología que surgieron en Europa.
Sí, está desactualizado; sí, no es oro todo lo que reluce; sí, mezcla churras con merinas. ¡Haya calma! Es solo un meme y, como tal, sirve para ilustrar una narrativa. Una narrativa diferente a la de los memes de los tapones de plástico y a la idea de que en la UE no se puede innovar por culpa de las regulaciones.
En el meme podemos ver algunas empresas y tecnologías innovadoras que se están desarrollando en territorio de la UE. Y algunas no solo son innovadoras, sino que tienen la capacidad de generar cambios profundos en la forma en que nos relacionamos con la tecnología y las estructuras de poder.
Están, por citar solo un par:
Linux: Linux es software libre. Esto va más allá de que sea o deje de ser europeo: es literalmente tuyo. Se trata del kernel (la parte más fundamental del software) más usado del mundo, incluso por las Big Tech, con el 100% de cuota de mercado en ámbitos estratégicos como los superordenadores. Un referente esencial en el mundo tecnológico. Linux no solo domina en supercomputadoras, sino también en la mayoría de servidores de internet y dispositivos móviles, aunque muchas personas no sean conscientes de que su teléfono Android también usa un kernel de Linux.
Airbus: El consorcio aeroespacial más exitoso comercialmente. Mientras su competidor estadounidense Boeing atraviesa la peor crisis de su historia –arrastrado por fallos críticos en sus mejores modelos–, Airbus celebra récords. ¿La clave? Evitar que sus aviones se caigan. En Toulouse saben que la innovación sin regulación es buena para los milmillonarios y sus beneficios a corto plazo, pero a medio o largo plazo suele acabar en tragedia... y en quiebra. Por cierto, Airbus es básicamente un consorcio público, o sea que está participado por ti a través de tus impuestos.
Pero hemos venido aquí a hablar de inteligencia artificial y LLMs (Large Language Models). Obviamente el sitio más interesante, vibrante e innovador de internet en estos momentos es Hugging Face (también europeo). Si no lo conocéis, estáis tardando. Allí se congrega buena parte de la comunidad de investigadores y desarrolladores que comparten modelos de lenguaje, herramientas y recursos, contribuyendo a un ecosistema de IA abierta y colaborativa. De hecho, Hugging Face se ha convertido en la columna vertebral de muchos proyectos emergentes relacionados con la inteligencia artificial y la ciencia de datos. Es un ejemplo claro de que la innovación no va ligada a la idea de crear monopolios gigantescos, sino que se nutre del esfuerzo colectivo y del conocimiento abierto. De hecho, es de “primero de economía” que los monopolios frenan la innovación. Si la idea es que la UE debe crear su propio Google para competir, mejor no cuenten con nosotras. Si la idea es que la UE tiene que apoyar un ecosistema que ya existe y es muy competitivo –de PYMEs, cooperativas, comunidades innovadoras, etc.– para frenar la dependencia que nos imponen gigantes como Google, ahí sí estamos a tope.
¿Regulaciones? ¡Depende! Hablemos caso por caso y no tiremos al niño con el agua sucia. A ser críticas con la Unión Europea y las regulaciones no nos gana nadie. Sin embargo, toda esa monserga de que “las regulaciones hacen que la UE no innove” nos suena a cuñadismo. Y, sinceramente, nosotras preferiríamos que se hilara más fino. Seamos honestas, “las regulaciones” son lo único que impide que:
- Los aviones se caigan por mantenimiento deficiente o recortes extremos en seguridad.
- Haya un síndrome del aceite de colza cada año.
- Los milmillonarios usen mano de obra esclava sin consecuencias legales.
- Los Tesla empiecen a arder con gente atrapada dentro porque no pagó la actualización del software de la puerta.
En el territorio de la Unión Europea, la sociedad civil está innovando tecnológicamente precisamente porque es uno de los pocos lugares del mundo donde aún quedan algunas salvaguardas contra los grandes monopolios. Esas salvaguardas no son perfectas, ni mucho menos, pero son más sólidas que en otros lugares y permiten que el tejido asociativo y las comunidades de desarrolladores puedan sobrevivir aunque sea precariamente al embate del capital monopolístico. Esto se traduce en mayor libertad para crear, cooperar y compartir, sin el miedo constante a ser aplastadas por un gigante empresarial que lo controle todo.
El momento DeepSeek no demuestra el liderazgo chino en la IA, sino el de las comunidades de código abierto
Podemos ganar la carrera de los LLMs si lideramos las IA de código abierto. El momento DeepSeek confirma todo lo que llevamos tiempo diciendo. No demuestra el liderazgo chino en la IA, sino el liderazgo de las comunidades de código abierto. Porque la innovación nunca ha sido fruto de un genio millonario que empezó en un garaje, sino de la suma de esfuerzos de muchas personas trabajando en conjunto que logran saltar barreras exclusivistas fijadas por monopolios como las patentes cerradas y las licencias restrictivas. Cuando el conocimiento fluye libremente, la innovación tiende a multiplicarse de forma exponencial, y eso se refleja en proyectos como DeepSeek, que representan una nueva forma de concebir la tecnología y la colaboración global.
A partir de DeepSeek la innovación en IA ya no depende solo de inversiones gigantescas asumibles únicamente por grandes monopolios (el sueño húmedo de Trump y sus oligarcas de Silicon Valley), y eso es una buena noticia para el 99,9999% de los seres humanos. Significa que, cada vez más, gente normal (desarrolladoras independientes, pequeñas startups, universidades y comunidades) tiene la posibilidad de crear, mejorar y sostener modelos de IA que compitan en calidad y versatilidad con los desarrollados por grandes corporaciones. Y cuanto más actores tengan acceso a la creación de tecnología, más plural será el desarrollo de la misma, con soluciones que piensen en las necesidades de todas y no solo de unas pocas élites económicas. Ahora que sus monopolios están amenazados por un poco de sana libre competencia, sí veremos a los tech bros que dirigen Silicon Valley pedir a “papá Estado” regulaciones o directamente la prohibición de DeepSeek y otros modelos. Es a lo que se dedican, a eso y a recibir “la paguita” del gobierno.
Las comunidades de código abierto y la sociedad civil global podemos vencer a los monopolios. Lo hemos hecho en el pasado y lo estamos volviendo a hacer ahora. Y la Unión Europea es el lugar más privilegiado desde el que luchar. Solo necesitamos superar el obstáculo de una clase política de cultura predigital, arrogante e incompetente, que a veces actúa como freno por desconocimiento o por intereses opacos y que además tiene una herramienta muy potente en sus manos, pero muy peligrosa si no se sabe usar: las regulaciones. Si conseguimos obligar a la administración a entender la importancia de fomentar y mantener espacios abiertos para la innovación sin acapararlos (como hacen los monopolios), a entender que competir tecnológicamente es competir en la creación de tecnologías que mejoran nuestras vidas y no en la creación de milmillonarios que las empeoran, entonces habremos dado un paso de gigante en el desarrollo de tecnologías más democráticas y equitativas.
Todas las piezas están ahí. Europa puede ser soberana tecnológicamente sin grandes inversiones del capital monopolístico privado, tal y como explicamos en nuestra propuesta de Digitalización Democrática.
Epílogo: De todas las tecnologías “europeas”, ¿cuál es tu favorita? La nuestra es sin duda “diseño estandarizado de los tapones adheridos impulsado por regulaciones ambientales”. Es una tecnología simple, útil y además polivalente, porque funciona como detector de cuñados.
Sí, a nosotras también nos han llegado diferentes versiones del siguiente meme. Y sí, nosotras también nos hemos reído mucho.
El tapón de plástico unido a la botella por imperativo legal es un meme en sí mismo. Se ha consolidado la narrativa de que la Unión Europea no innova por culpa del exceso de...
Autor >
Sergio Salgado (Xnet)
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí