IMPERIOS COMBATIENTES
Lo que anuncian los ruidos de Trump
La guerra comercial contra todos se terminará volviendo contra Estados Unidos, acelerando la inflación y la desindustrialización que el país ya sufre, y aumentando el descontento popular entre la base social del presidente
Rafael Poch 8/02/2025
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El presidente Trump rodeado por su equipo en una imagen difundida el 7 de febrero por la Casa Blanca. / Facebook The White House
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Donald Trump está diciendo muchas cosas: sobre Groenlandia, la Riviera de Gaza, sobre el canal de Panamá, México y Canadá o sobre la pacificación de Ucrania. Todo el mundo comenta y reacciona a lo que Trump está diciendo. Pero ¿qué es eso? Jeffrey Sachs tiene razón cuando afirma que es “ruido”, que es “Hollywood”, y que del ruido no se pueden extraer conclusiones ni apenas reacciones. No vale la pena seguirle el juego al show de este presidente, que además de criminal, como sus predecesores en el cargo, es un imbécil y un malvado enfermizo. Dicho esto hay algo en esa verborrea que sí parece claro. Se trata de la guerra comercial contra todos, adversarios y aliados. Esa es una línea clara. Y esa línea se va a volver contra Estados Unidos.
En busca del máximo beneficio para los sectores más ricos, el capitalismo neoliberal dio en las últimas décadas pasos decisivos hacia su suicidio. Deslocalizó la producción hacia lugares con menores costes, externalizó gran parte de su industria, su I+D y dejó de invertir en infraestructuras, concentrándose en el juego especulativo no productivo con grandes retornos a corto plazo del sector financiero. La de Estados Unidos es una economía mayormente desindustrializada. El capitalismo financiero ha convertido al país en una “economía industrial fracasada”, dice Michael Hudson.
En Rusia se sigue este proceso con gran atención. Cada viernes por la tarde la tele rusa dedica un espacio fijo, de entre cinco y diez minutos, a los accidentes ferroviarios de la semana en Estados Unidos. Con mucha guasa se muestran imágenes de puentes hundidos, trenes descarrilados, grandes accidentes por fallos de señalización… Son el resultado de años de abandono, porque desde hace demasiado tiempo el objetivo no ha sido la economía real sino las finanzas, los juegos de manos trileros.
Utilizar el dólar como arma política ha provocado una huida considerable de la inversión en deuda pública estadounidense en un montón de países. Rusia la primera. Entre febrero de 2022 y noviembre de 2023, Moscú se deshizo del 99% de esa inversión. China, y eso son palabras mayores por la fortuna que tiene ahí metida, cedió casi el 25% en el mismo periodo. Egipto lo hizo en un 72%, Indonesia en un 43% y hasta países como Hungría, Suecia, Dinamarca, Kuwait e Israel, se deshicieron de alrededor del 15% de su deuda estadounidense.
Entre 2014 y 2022 el incremento de la dependencia de China de la cadena de producción estadounidense en sectores como la electrónica, productos químicos, el transporte y la maquinaria ha sido extraordinario. El 41% de los semiconductores utilizados por el complejo militar-industrial americano proceden de China. El gráfico de la dependencia de suministros de componentes chinos para navegación, fuselajes, electrónica, etc., por parte de la propia industria aeronáutica militar americana (empresas como Lockheed Martin, Northrop Grumman, Boeing, Raytheon, General Dynamics, implicadas en sistemas de misiles), dibuja una densa maraña de vínculos comerciales.
Trump quiere tomar el control estadounidense de la economía mundial dejando claro que todo el beneficio debe ser para Estados Unidos. En cierta forma lo que está afirmando es un regreso a las relaciones comerciales del siglo XIX basadas en la pura confrontación y el ‘todo para mí’, pero ¿cómo romper la dependencia e imbricación existente en la economía del siglo XXI maltratando a tus socios y proveedores sin dispararse a uno mismo en la pierna?
Lo más probable es que la guerra comercial contra todos se vuelva contra la economía de Estados Unidos, acelerando la inflación y la desindustrialización y aumentando el descontento popular entre la base social popular de Trump. Por todo eso, la hipótesis de que la presidencia de Donald Trump represente para Estados Unidos algo parecido al desastre que la de Yeltsin representó para Rusia es lo más razonable que se puede deducir de los ruidos que llegan de Washington. Queriendo “hacer América grande de nuevo”, este presidente imbécil va a acelerar el declive de Estados Unidos. Desde luego, hay que preguntarse qué oportunidades y qué nivel de desastre irradiará al resto del mundo ese gran hundimiento.
Donald Trump está diciendo muchas cosas: sobre Groenlandia, la Riviera de Gaza, sobre el canal de Panamá, México y Canadá o sobre la pacificación de Ucrania. Todo el mundo comenta y reacciona a lo que Trump está diciendo. Pero ¿qué es eso? Jeffrey Sachs tiene razón cuando afirma que es “ruido”, que es...
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Rafael Poch
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.
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