Cerdos rojos y cuervos negros
Si Europa permanece en manos de políticos amorales, acabará por disolverse
Kostas Vaxevanis 13/01/2015
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“Un fantasma se cierne sobre Europa”, como dijo en su día Karl Marx. Es el fantasma de los cerdos rojos (PIGS). Los cambios que, a nivel político, se están obrando en el sur de Europa se presentan como una amenaza para la idea y la Unión Europea. ¿Hasta qué punto es esto cierto?
¿Está amenazada la Unión Europea por el avance de una política diferente en el sur? ¿Se derrumbará la construcción europea si llegan a imponerse Syriza en Grecia, Podemos en España, o partidos radicales y de izquierda en otros países?
Imagino que quien se expresa al respecto en términos de catástrofe es porque considera que la existencia de una Europa donde mandan los bancos y no las sociedades, y donde los parados ocupan el lugar del sector productivo de la economía, debe entenderse como prosperidad y no como catástrofe.
En los viejos carteles de la Guerra Fría, los “rojos” aparecen ariscos, arremetiendo contra la prosperidad de la familia, dispuestos a matar, a violar y a destruirlo todo. De un modo similar, los medios de información sistémicos alimentan hoy día reflejos de miedo en el seno de la sociedad, un miedo que utilizan como telecontrol con el que manejar a las personas. El incauto telespectador cree que cambia canales a su gusto desde el sofá de casa, cuando lo cierto es que la televisión es el mando a distancia que actúa sobre él.
No hay mayor miedo que el miedo a lo incierto. Cuanto más incierto es el miedo, más efectivo. Así pues, en Europa se crea una incertidumbre indefinida acerca del mañana, mientras la realidad es que, a juzgar por el presente que vivimos, las cosas están perfectamente claras. Y ese presente no es sino la catástrofe: precariedad y austeridad, gasto social inexistente y mano de obra barata, todo adobado con expresiones primorosas como “reforma”, “competitividad” o “estabilidad financiera”.
Quiero darle la vuelta a la pregunta de si pueden gobernar los cerdos rojos y cuestionar si es acaso posible que sigan gobernando los cuervos negros. Hasta el día de hoy, Grecia –y, por desgracia, todo el sur– ha estado gobernada por políticos corruptos que han creado un Estado arbitrario y falto de democracia, utilizándolo ellos mismos como argumento para arremeter contra la sociedad. “Es necesario hacer reformas”, nos dijeron, y empezaron a expoliar a la sociedad, habiéndola primero hecho sentir culpable. En Grecia, un ministro obeso –que no ha hecho otra cosa en su vida que ser ministro– declaró con descaro que “nos lo hemos comido entre todos”, y hubo muchos que le dieron la razón. Otro ministro, Akis Tsohatzopoulos, fue enviado a la cárcel por cobrar comisiones en compras de armamento. El líder de un partido que, ejerciendo el gobierno, impuso austeridad en aras de la salvación será también probablemente encarcelado por lucrarse en el trato con la industria armamentística. Gran parte del sistema político ha estado financiado por Siemens, compañía que durante décadas ha vendido al país costosísimos equipamientos. Y detrás de toda esta perversión se hallan empresas alemanas que, con el consentimiento del Estado alemán, han estado sembrando corrupción por Europa con el fin de colocar debidamente sus productos.
Más o menos, en todo el sur pasa lo mismo. Un sistema político corrupto colabora abiertamente con la mafia, los bancos, las constructoras y, claro está, los medios. José Sócrates, el ex primer ministro portugués detenido hace poco por blanqueo de fondos e implicación en el escándalo de Luxleaks, ha puesto de manifiesto toda la hipocresía de la clase dirigente en Europa. El propio Juncker creó en Luxemburgo un paraíso fiscal para que pudieran blanquear su dinero muy rentables empresas, traficantes de drogas incluidos, al tiempo que los ciudadanos europeos son acribillados a impuestos.
Y no olviden tampoco los argumentos políticos de Merkel acerca de la necesidad de “estabilidad financiera”. Alemania cumple con todos los requisitos de estabilidad, pero el 20% de su población vive bajo el umbral de la pobreza. Al tiempo que los índices que atañen a los bancos y a la élite económica ascienden, los que atañen a la supervivencia de la gente descienden. Hemos de preguntarnos, pues, si deseamos una Europa donde prosperen los números y los mercados mientras la gente se muere de necesidad. ¿Hay que atender a la vida o a los índices de los mercados?
Es normal preguntarse de buena fe si pueden gobernar, y gobernar con éxito, Alexis Tsipras o Podemos. No soy ni mago ni futurólogo, pero, como ciudadano, alcanzo a comprender algo muy simple: el gobierno exitoso de Europa, basado en las necesidades humanas y no en las de los bancos, es cuestión de prioridad política. Son las necesidades sociales las que deben orientar el modelo económico y su funcionamiento, por lo que el ideario de los cuervos negros de Europa –que cuando hablan de prosperidad piensan sólo en los bancos y en pingües beneficios para ellos y sus camarillas– ha de ser desterrado. Han de ser fijadas otras prioridades.
Si Europa permanece en manos de políticos amorales acabará por disolverse. Europa no puede tener como modelo ni como dirigente al inversor de bolsa que se mete coca y embiste contra la sociedad con cinismo asesino. Ni tampoco puede ser su dechado el protestantismo económico de Merkel, que exige convertir Europa en cantera de trabajadores baratos capaces de competir incluso con los peor pagados de los chinos.
Europa es cultura, civilización, historia, y millones de europeos con derecho a vivir de lo que su trabajo produce cada día. Y, en este sentido, tal vez puedan los “rojos” garantizar un cambio de prioridades en Europa. De ahí, de ese cambio de visión sobre lo que es Europa y lo que deseamos que sea, arrancará sin duda todo. Por desgracia, vivimos en la época que Gramsci describió con acierto: “Cuando el viejo mundo está muriendo y el nuevo no consigue nacer, vivimos en el tiempo de los monstruos”.
Traducción de Pedro Olalla
“Un fantasma se cierne sobre Europa”, como dijo en su día Karl Marx. Es el fantasma de los cerdos rojos (PIGS). Los cambios que, a nivel político, se están obrando en el sur de Europa se presentan como una amenaza para la idea y la Unión Europea. ¿Hasta qué punto es esto cierto?
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Kostas Vaxevanis
Es fundador y editor de Hot Doc (koutipandoras.gr). En 2012 publicó los nombres de los presuntos defraudadores griegos incluidos en la denominada lista Lagarde, que la actual directora del Fondo Monetario Internacional había entregado dos años antes, cuando era ministra francesa de Economía, al Gobierno de Grecia y que no se hizo pública entonces. Vaxevanis fue denunciado y declarado inocente en 2013, tras una larga batalla judicial.
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