Bruselas espera a Syriza y Podemos
Daniel Rovirosa 13/01/2015
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El foco sobre las elecciones anticipadas que Grecia celebrará el próximo 25 de enero se centra en la probable victoria de Syriza y sus efectos sobre la Eurozona. No obstante, “el riesgo real es que la política de austeridad y la falta de crecimiento en Grecia desestabilicen el sistema político [del país]”, avisa Paul De Grauwe, profesor de la London School of Economics. Tras cinco años bajo los dictados de los hombres de negro, la economía helena ha perdido una cuarta parte de su valor. Su deuda pública superó el 175% del PIB desde el inicio de la crisis. Los ciudadanos están devastados por los duros recortes y las encuestas muestran una sociedad fragmentada que difícilmente dará a ningún partido la mayoría suficiente para gobernar. En Grecia se resquebraja, a mayor velocidad, el pacto social que también se está rompiendo en Europa.
El triunfo de Alexis Tsipras se da por descontado. Lo más probable es que tenga que pactar con otras fuerzas para ser el próximo primer ministro griego. Kostas Chrysogonos, eurodiputado de Syriza en Bruselas, explica que podrían buscarse acuerdos con el partido de centro-izquierda Dimar o To Potami, cuya propuesta electoral es ambigua respecto al programa de ajuste. Ello obligaría a Tsipras a moderar su mensaje.
A no ser, apunta Chrysogonos, que su partido se quede a pocos escaños de la mayoría absoluta, en cuyo caso no descarta “forzar nuevas elecciones” para tratar de alcanzar el poder en solitario y tener más fuerza para negociar con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
En los últimos meses, Tsipras y diversos dirigentes de Syriza han viajado a Bruselas, a Fráncfort, a Londres y a varias cancillerías europeas para tantear el terreno. Grecia debería recibir a finales de febrero los últimos 1.800 millones de euros del segundo rescate y contar, a partir de entonces, con una línea de crédito preventiva por si no puede hacer frente a sus compromisos. Pero ahora está todo en el aire, a la espera de que se forme un nuevo Gobierno con el que entablar conversaciones.
El partido de izquierda ha manifestado que quiere seguir en el euro, pero exige suprimir la mayor parte de la deuda y fijar para el resto una moratoria, además de poner fin al memorándum. En palabras de Chrysogonos, “crear un espacio para que la sociedad griega pueda respirar”. Pero en plena campaña electoral y en una clara injerencia en la vida política helena, han aparecido varias voces en señal de advertencia e incluso de amenaza.
El comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, dijo recientemente que “las reformas son necesarias para la economía griega” y que “no son una cuestión de partidos”. Más duro fue el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, para quien “no hay alternativa a ese camino” y “las elecciones anticipadas no cambian en nada los acuerdos adquiridos”. El semanario Der Spiegel llegó a publicar que el Ejecutivo germano estaba dispuesto a expulsar a Grecia de la zona euro si Syriza llevaba adelante sus planes. Una información que posteriormente desmintió un portavoz de la canciller Angela Merkel y que Bruselas atajó de inmediato: “La pertenencia al euro es irrevocable”, dijeron en el Ejecutivo comunitario.
Tras los comicios se podrá medir el grado de desconfianza que se ha instalado en la Unión Europea entre los países acreedores y los deudores, en el que se ha gestionado la crisis. Un recelo debido a tradiciones monetarias antagónicas (estabilidad alemana; inflación sureña), pero también a prejuicios morales e ideológicos que hasta tienen un reflejo etimológico. En alemán, Schuld (deuda) se puede traducir también como culpa: los países del sur son culpables de su endeudamiento y por eso deben imponerse condiciones ejemplarizantes a cambio de los créditos.
"Vamos a dar una lección a los griegos. Son realmente terribles. Nos han mentido (…) les vamos a crujir”, le dijo en 2010 Schäuble a Timothy Geithner, que por aquel entonces era secretario del Tesoro estadounidense. La frase aparece en las transcripciones de las entrevistas previas a sus memorias, a las que hace poco tuvo acceso el diario Financial Times. En el libro, Geithner tilda las medidas de austeridad de “castigo bíblico”.
Sonia Piedrafita, analista del Centre for European Policy Studies, cree que "si llega al poder, Tsipras va a matizar muchísimo su mensaje”, ya que en el Consejo Europeo sería “uno entre veintiocho presidentes y su capacidad de acción quedaría muy reducida”. El eurodiputado de Syriza señala, como De Grauwe, que si [la troika] insiste en implementar el programa tal cual está diseñado, el sistema político griego colapsará”. Argumento que utiliza como amenaza, porque no habría forma de devolver el dinero prestado.
El excomisario de Economía Olli Rehn, artífice de los recortes y actualmente parlamentario europeo, considera que los socios europeos están en condiciones de alargar a Grecia los plazos de devolución, mientras que Chrysogonos reconoce que, en ese caso, “un buen compromiso sería pactar un superávit primario inferior al exigido”. Tener más déficit para aliviar el sufrimiento, aunque insiste en buscar una solución completa a la elevada deuda.
“Los procesos de toma de decisiones actuales [en la Unión Europea] están anticuados”, opina Frank Del Martino, profesor del College of Europe, para poner de manifiesto que el entramado del diseño institucional europeo genera un déficit democrático que es una barrera ante las peticiones de los ciudadanos. En los próximos cinco años, Bruselas se enfrenta al reto de “cómo adaptar sus políticas a las demandas de la sociedad”, explica.
Las elecciones griegas generan un reto político para los países acreedores, que temen que si ceden con Syriza, las demandas de Tsipras se contagien a otros países. A lo largo de 2015, muchos ciudadanos europeos acudirán a las urnas. Partidos como Podemos ven en Atenas una oportunidad.
El foco sobre las elecciones anticipadas que Grecia celebrará el próximo 25 de enero se centra en la probable victoria de Syriza y sus efectos sobre la Eurozona. No obstante, “el riesgo real es que la política de austeridad y la falta de crecimiento en Grecia desestabilicen el sistema político [del país]”, avisa...
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