1. Constatado. Se enmienda el sesgo izquierdista de 2014. Los centristas tienen nuevo referente y salen de la apatía, cambiando el perfil ideológico de los españoles. Otra obra milagrosa (una más) de San Albert. Da ubi consistam, et terram caelumque movebo [Dame un punto de apoyo y moveré el mundo].

Ojo. Los vientos siguen siendo favorables para el centro izquierda. Las claves del éxito no han cambiado. Los tres mandamientos son: haz notar que te tomas en serio la agenda social, propón un revolcón en materia fiscal y proclama las bienaventuranzas de la regeneración.

2. Quién lo iba a decir. PP y Podemos tienen algo en común: una mayoría clara y rotunda de electores descarta votarles. Bajo cualquier circunstancia. La animadversión es menor para el PSOE y, sobre todo, para Ciudadanos. Son las asimetrías del nuevo cuadrilátero electoral.

Recordemos una perogrullada. Que una mayoría te encuentre “votable” no te asegura nada, aunque facilita. Y a la inversa. Que una mayoría te rechace, no te impide alcanzar un resultado ganador en un marco multipartito.

3. Titulares del panorama autonómico y municipal. Las pérdidas del PP se agravan: afectan ya a 1 de cada 4 electores. El PSOE pierde menos de lo ya perdido. Podemos encara más Andalucías de las que pensaba. A Rivera, con lo que sale de momento, ya tal. Hay ganas de votar. La indecisión baja en numerosos territorios, aunque el voto no esté consolidado. No descartamos corrimientos de última hora.

4. Un detalle ¿Se habían planteado que la próxima alcaldesa de Madrid podría depender de los resultados de la sección regional (rebelde) de IU? La balanza se inclina a favor del bloque PP-Ciudadanos, pero los resultados podrían quedar ajustados. Si la lista IU-CM supera el 5% de los votos, se hace con 3 concejales, tal vez decisivos. En caso contrario, esos 3 concejales se reparten entre los demás. Uno o dos caerían de rebote en el bloque pro-Aguirre. ¿Se lo imaginan? Lo dicho: todo puede suceder.

5. Comentario. Estos días hemos echado de menos a algunos de nuestros pollsters favoritos. Imaginamos en qué andan.

6. Cambio de tempo en la publicación de encuestas. En febrero y marzo, los medios tardaban unas dos semanas en dar a conocer sus encargos demoscópicos. En abril no pasaron de la semana. El típico acelerón preelectoral. Esperamos que lo de Rato sirva de advertencia: no son tiempos para el slow-cooking.

7. Sin novedad en el Reino Unido. No hay consenso respecto a la cabecera, pero sí en lo demás: en la debacle liberal y en la victoria sin matices del SNP. El futuro gobierno pasa por manos nacionalistas: la probabilidad de que esto ocurra es superior al 80%. La semana que viene, el capítulo final de la temporada.

8. Movimientos en Venezuela. La fecha de las parlamentarias se desvela esta semana. Maduro libera a algunos ministros para la campaña. Teóricamente hay caldo de cultivo para una victoria opositora. Pero su crisis de liderazgo sigue sin cerrarse. Desde España, se apuesta por sectores ultras, nada conciliadores y, en consecuencia, menos competitivos electoralmente. Las encuestas electorales siguen siendo, sobretodo, ejercicios de propaganda. Alguna ya anuncia la “derrota histórica” del chavismo (again!). Es posible. Pero no nos fiamos. Tendremos un primer termómetro (tangible) en las primarias que ambos bandos celebran entre mayo y junio.

Sea cual sea el resultado, una cosa es segura: generará elevadas dosis de frustración en algún sector. Especialmente si una mayoría de votos no se traduce en una mayoría de escaños (algo que, por cierto, también podría suceder en España). Oremos para que quede solo en eso, en frustración.