Valencia
Valencia: de la hegemonía al sudoku
Ante el fin de la hegemonía del PP en la Comunidad Valenciana, se pronosticaba un cambio de Gobierno en forma de tripartito, PSPV-PSOE, Compromís y EUPV. La emergencia de Podemos y Ciudadanos ha roto ese escenario y plantea un auténtico laberinto
Moisés Pérez Pascual Valencia , 14/05/2015
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
La hegemonía del Partido Popular en la Comunidad Valenciana parece llegar a su fin. Tras 20 años de mayorías absolutas y de un dominio apabullante, los votantes pueden dejar al PP sin uno de sus mayores feudos electorales. Pese a que su victoria se da por descontada, la suma de la izquierda podría desahuciarlos del poder. Todo, con el permiso de lo que haga Ciudadanos, que resultará clave. En especial, si la suma de los dos partidos derechistas suma más que la de las fuerzas progresistas.
De este escenario surge una pregunta. ¿De verdad puede perder el PP la Comunidad Valenciana? La respuesta se encuentra, precisamente, en las razones que auparon a los conservadores al poder. “Sin la burbuja no hay hegemonía del PP, como tampoco la hay sin debacle de la oposición. Esta fue incapaz de articular una alternativa a la estrategia de los populares de unir Valencia con ‘triunfo económico’ y con Partido Popular”, explica Jorge Galindo, investigador valenciano en el Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y miembro del colectivo Politikon.
Factores que al desvanecerse parecen hacer tambalear el dominio absoluto del que gozaban los populares. “La ruptura de la ilusión de la burbuja, la evidencia de que estaba íntimamente relacionada con la corrupción, junto con la irrupción de nuevas alternativas a la izquierda y a la derecha, han hecho que se augure un cambio de ciclo”, expone Galindo.
Unas fuerzas políticas alternativas que antes de las europeas se identificaban con Esquerra Unida, UPyD y, en especial, con Compromís. De hecho, ante lo que dictaban las encuestas publicadas, el futuro escenario político de la Comunitat se daba casi por zanjado. El PP obtenía mayoría, pero no la suficiente para gobernar, ya que los tres partidos de izquierda –PSOE, Compromís y Esquerra Unida- le superarían en escaños, por lo que un Gobierno tripartito podría poner fin a 20 años de Gobierno popular. Incluso, se hablaba de un hipotético sorpasso de los nacionalistas a los socialistas.
Pese a que se aseguraba la entrada de UPyD, un pacto entre los magentas y los azules no era suficiente para evitar esa mayoría de progreso. Más cuando el partido de Rosa Díez albergaba muchas reticencias a apoyar a un partido que se ve en la Comunidad Valenciana como sinónimo de corrupción y despilfarro.
Más complejidad e incertidumbre
Si la formación de un hipotético tripartito de izquierda ya se antojaba compleja, la irrupción con fuerza de dos nuevos actores políticos, cada uno a un lado del espectro, ha convertido el tablero político valenciano en un laberinto. Ciudadanos y Podemos han descabezado los pronósticos y han añadido incertidumbre.
Los naranjas, liderados en la Comunidad Valenciana por Carolina Punset, lo han hecho recogiendo el voto descontento del PP y aprovechándose de la debacle de UPyD. Y los morados, captando el voto molesto por el giro neoliberal del PSPV-PSOE a nivel estatal, pero también de Compromís –frenando así su subida- y de Esquerra Unida –dejándolos al borde de ser extraparlamentarios-.
De esa diversidad daba fe la última encuesta preelectoral del CIS. El PP experimentaría una hecatombe, pasando de los 55 escaños actuales a moverse en una horquilla de 35-33. Los socialistas sufrirían su peor resultado de la historia al obtener entre 23-22 diputados, alejados de los 33 actuales. Tercero se ubicaría Podemos con 19 escaños, y cuarto sería Ciudadanos, con 16. Compromís vería frenado su ascenso augurado por los sondeos anteriores a las europeas, obteniendo entre 7 y 8 asientos, respecto a los 6 que ostenta actualmente. La coalición naranja confía en que estos teóricos resultados tan bajos respondan a la tendencia del CIS de infravalorar el voto de los partidos nacionalistas.
Pero la sorpresa venía por el lado de Esquerra Unida. El organismo oficial los dejaba fuera del Parlamento valenciano, víctimas de la barrera del 5%. Según algunos especialistas, la clave para que haya mayoría progresista radica en que la formación liderada por Ignacio Blanco, obtenga representacion; de lo contrario, los diputados no obtenidos por EU podrían engordar los conseguidos por el PP. Cortesía de la ley electoral. Dicha situación podría propiciar un pacto entre Ciudadanos y PP.
Unas cuentas de la lechera para los populares, que no comparten los expertos consultados. “No creo que la entrada de EU sea clave. Los pactos van a depender mucho de las perspectivas estatales. No tengo nada claro que Ciudadanos sume con el PP”, afirma Astrid Barrio, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Valencia. Argumento que comparte Jaime Miquel, analista electoral. “No veo a Ciudadanos dando su apoyo al PP. Esas son las cuentas del siglo XX, las de la derecha contra la izquierda”. No en balde, también se apuntaba a que si el PSOE lograra sacar un resultado cercano al del PP, podría buscar el pacto con los de Rivera.
Un auténtico sudoku de ententes que no quedaría resuelto con que la suma de las fuerzas progresistas fuera mayor que la de Ciudadanos y PP. “Dentro de los partidos que formarían ese hipotético cuatripartito, hay diferencias tanto en el eje económico como en el eje nacional. Por ejemplo, en este último caso, entre Podemos y Compromís”, advierte Galindo.
Sin embargo, unos resultados donde la suma entre la formación de Mónica Oltra –líder y candidata de Compromís- y los de Pablo Iglesias superaran al PSPV-PSOE podrían poner en aprietos al candidato socialista, Ximo Puig. Antonio Montiel, candidato de Podemos a la Generalitat Valenciana, ya ha dejado entrever que con una situación así apoyaría a Oltra como presidenta en detrimento de Puig. Un embrollo peliagudo.
Valencia, ingobernable
Si el panorama que se prevé en el Parlamento es enrevesado, no lo es menos en el Ayuntamiento de Valencia. Lo único en lo que todos parecen coincidir es en que la hegemonía de Rita Barberá en la corporación municipal es cosa de la historia. “Valencia no es ajena al ciclo general, por lo que no es de extrañar que surja un panorama tan fragmentado”, afirma Barrio.
El pronosticado por el CIS –que difiere bastante de las encuestas publicadas por otros medios valencianos- daba como ganador al PP con 13 escaños. Pero la suma de los seis asientos que sacarían los socialistas, los cinco de Valencia en Comú –donde se integran Podemos y varios críticos de EUPV- y los cuatro de Compromís podría forzar a que Barberá se siente en el bancada de la oposición. Para ello, Ciudadanos –a quien el CIS le daba cinco regidores- debería abstenerse.
“Ciudadanos es un proyecto de reemplazo del PP, por lo que no va a facilitarle nada a Barberá”, responde Miquel ante la posibilidad de que los liderados en la ciudad del Turia por Fernando Giner pacten con los conservadores. De hecho, se apunta a que Ciudadanos solo pactará a cambio de que Barberá se vaya.
“Lo normal es que Ciudadanos se vote a sí mismo. Además, si la aritmética lo permitiera, lo normal es que el candidato de Compromís, Joan Ribó, se erija como la solución de consenso para formalizar un cambio de alcaldía”, anticipa Miquel. Para darse la situación, Compromís debería tener el papel preeminente que le dan la mayoría de las encuestas y el PSOE –que tiene un boquete en Valencia muy grande- aceptar un papel más secundario.
Además, sin la entrada de Esquerra Unida en el consistorio, Valencia en Comú podría poner problemas. Aunque la lógica dictamine que no permitirían un Gobierno del PP y apoyarían a uno progresista, más si Ribó es alcalde. Con un primer edil socialista, podría haber más escollos. Los mismos que podrían experimentar Esquerra Unida y la plataforma hecha a imitación de la de Ada Colau en Barcelona. ¿La razón? Su enfrentamiento, que terminó con el sector oficialista de EUPV concurriendo con sus siglas y los críticos bajo el paraguas de la marca donde predomina el morado de Podemos. Es la muestra de que el sudoku electoral valenciano es total.
La hegemonía del Partido Popular en la Comunidad Valenciana parece llegar a su fin. Tras 20 años de mayorías absolutas y de un dominio apabullante, los votantes pueden dejar al PP sin uno de sus mayores feudos electorales. Pese a que su victoria se da por descontada, la suma de la izquierda podría...
Autor >
Moisés Pérez Pascual
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí