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‘‘Los derechos a la protesta pacífica y a la manifestación colectiva de opinión son fundamentales a la existencia de una sociedad libre y democrática. (...) La nueva Ley Mordaza de España recuerda inquietantemente los días oscuros del régimen de Franco. (...) No tiene sitio en un país democrático, donde los españoles, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen derecho a una pacífica protesta colectiva.”
(The New York Times, 22 de Abril de 2015)
Poco se remontan estos señores neoyorquinos para evocar sinrazones hispanas; sin duda están sorprendidos de que en un país que creen europeo, occidental, incluso moderno ocurran cosas como éstas, que han ofendido sus puritanos ojos anglosajones. Habría que explicarles ciertas características de nuestra nación, tan distinta de la suya. La primera y más importante: que, a pesar de las apariencias, los frágiles mimbres democráticos alcanzados, los breves momentos en que este país ha rozado siquiera con un dedo ese mito llamado libertad –tal como estos hijos de herejes la conciben-- aparecen aquí como un paréntesis, un respiro histórico, y enseguida vuelven a quebrase ante la ferocidad con que se aplican los poderosos contra un posible acceso al poder de la chusma. Y qué es la chusma, se preguntarán, sin duda.
“Hemos pasado de la casta a la chusma” es la frase de moda. No sabemos a quien atribuir la autoría de la ocurrencia, pero se celebra mucho, con risotadas, como un hallazgo, entre eso que llaman prensa centrista. La chusma (gente soez o vulgar según el diccionario) es palabra aguerrida, aplicada secularmente a una masa informe compuesta por trozos de liberalotes ateos, descamisados, artistillas, putas, chaperos, poetas hambrientos, obreros, estudiantes, librepensadores desharrapados, olvidados de Buñuel, desahuciados.... Eso en su forma clásica. Ahora la han reconvertido para albergar a perroflautas, okupas, sujetos tatuados, twitteros deslenguados, ciclistas ecologistas, activistas feministas y alcaldesas mal vestidas.
“La chusma que gritaba esta mañana en Cibeles ‘Madrid será la tumba del fascismo’ se comporta de un modo perfectamente inmoral, desde luego. Una inmoralidad kitsch.(...) Lo llamativo es que la chusma ni siquiera se toma el esfuerzo de elaborar un canto propio. Hasta debe el sí se puede. También sus ideas van en chándal. Que Ada Colau vista como si fuera a fregar el ayuntamiento repugna sobre todo a las que lo friegan.”
Arcadi Espada, El Mundo, 13 de Junio de 2015
“A la propia Carmena (...) le acompañan algunos elementos indecentes, propios de una turba soez envilecida por el odio, debe revisar sus prejuicios y admitir que además de carecer de sentido del humor se halla en el lado equivocado de la vida.”
Ignacio Camacho, ABC, 15 de Junio de 2015
“La horda de una vociferante chusma impresentable tomó aquello, gritando si había que gritar e insultando si había que insultar a todo lo que se movía camino del Ayuntamiento que tenían rodeado. Y gritaban especialmente e insultaban a quien vieran con traje y corbata.”
Antonio Burgos, ABC, 13 de junio.
La chusma es la imagen desenfocada del verdadero peligro, que no es otro que el caos, la “ingobernabilidad” –esa palabra--, la quema de conventos y la ruina de la propiedad privada, derecho supremo. Contra ella, como siempre, la Inquisición de papel, televisiva, radiofónica, ha puesto en marcha su viejo ritual: amenaza de humillación, paseo infamante con el sambenito hasta llegar al patíbulo y quema en la hoguera, aunque sea en efigie.
La razón de ser campeones mundiales en tertulias tabernarias y epigramas brutales, esa mala leche tan patria, se debe a la necesidad histórica de dejar una espita abierta en la olla a presión –la chusma siempre apretada, constreñida, a punto de estallar- durante siglos de intolerancias inquisitoriales y de “vivan las caenas”, de gobiernos catoliquísimos, de los que proviene también nuestra habilidad para hacer creativa la blasfemia hasta dejar atónitos a otros pueblos menos evolucionados, y a pesar de que, como pasa en Arabia Saudí –gran ejemplo de democracia sin paro-, aquí también se considere un delito: con una pena de dos años de privación de libertad.
El mensaje está claro y puede que ahora lo entiendan mejor los amigos de The New York Times. A la chusma española: emborrachaos en la taberna, blasfemad en ella, haced chistes sangrantes contra el vecino, insultad a troche y moche, cortaos el cuello unos a otros si queréis, pero como Dios manda, sin molestar a quienes debéis obediencia. Porque si os manifestáis en pública algarada os combatiremos a sangre y fuego -que diría Chaves Nogales-, a punta de arcabuz, de bayoneta o de garrote vil, de hoguera, de prisión, de multa. A punta de Ley Mordaza.
‘‘Los derechos a la protesta pacífica y a la manifestación colectiva de opinión son fundamentales a la existencia de una sociedad libre y democrática. (...) La nueva Ley Mordaza de España recuerda inquietantemente los días oscuros del régimen de...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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