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Los lectores de la prensa financiera pueden ser perdonados si piensan que las negociaciones entre Grecia y Europa tienen en una de las partes a un irresponsable –el nuevo gobierno de Grecia- y otra parte responsable -un frente común de gobiernos e instituciones acreedoras- con un objetivo de altas miras en políticas racionales y en el interés común de Europa.
La visión desde Atenas es diferente. El 11 de junio, asistí a la audición de la comisión del parlamento investigadora de la deuda griega. Phillipe Legrain, antiguo asesor del entonces presidente de la UE José Manuel Barroso, testificó. Legrain es un tecnócrata, un economista, muy reservado. Habló en tono comedido.
El crimen original en los asuntos griegos, dijo Legrain, fue cometido en mayo de 2010, cuando fue evidente que el país era insolvente. En ese momento, el personal del FMI estaba convencido que la deuda griega debía ser reestructurada y que una quita de deuda no era solo necesaria sino también justa, dado que la temeridad de los deudores siempre acaba igualando la temeridad de los prestamistas, y que los prestamistas son compensados, en parte, por el riesgo de pérdidas.
No hubo reestructuración. En lugar de eso, un trío de franceses –en el FMI, el Banco Central Europeo y el Elíseo, y apoyados por Angela Merkel- decidieron pretender que el problema de Grecia era meramente temporal, que había una mayor crisis financiera de la que protegerse, y que el mayor rescate de la historia debía dirigirse no a salvar a Grecia, sino a aliviar la exposición de la banca francesa y alemana ante todos los estados de Europa, con los contribuyentes alemanes aportando la mayor parte.
¿Por qué el FMI entró en escena, concediendo su mayor préstamo de la historia (32 veces el de Grecia) ante las reservas de su personal y las objeciones de muchos de sus miembros no europeos? Porque el director del fondo en aquel entonces, Dominique Strauss-Kahn, quería convertirse en presidente de Francia.
Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo, bajo el mandato de Jean-Claude Trichet, compró 27.000 millones de euros en bonos griegos, subiendo así su precio. ¿Por qué hizo esto Trichet? Para apoyar a los prestamistas originales, una vez más, los bancos franceses en su mayor parte.
De este modo, los poderes europeos fueron capaces de evitar imponer pérdidas a los grandes bancos. Y mediante su acción, Trichet bloqueó al BCE en una negativa a aceptar pérdidas de los bonos griegos mientras estiraba, si no rompía, el mandato legal del BCE.
Como principio básico de las finanzas no puedes conceder nuevos préstamos a alguien quebrado. Lo que debes hacer, cuando te enfrentas a la insolvencia, es una reestructuración de la deuda. El personal y los miembros de la junta del FMI que entendieron esto fueron revocados. En cambio, los líderes europeos se unieron en torno a una enorme mentira: la pretensión de que la deuda griega puede ser mantenida. En 2010, los representantes del FMI, Francia, Alemania y Holanda prometieron (en tal pretensión) que sus bancos mantendrían la deuda griega. En realidad, vendieron todo lo que pudieron.
De vuelta en 2010, el Gobierno griego pudo haber reestructurado su propia deuda, bajo la ley griega, pero falló en su intento. Cuando sí hubo reestructuración en 2012 fue en los términos de los acreedores, que fue por lo que los fondos de las pensiones griegas perdieron un 60% de su valor. Y esto, por supuesto, es un motivo de peso por el cual las pensiones griegas se encuentran en la actualidad en una situación terrible.
En 2010 Grecia tuvo que tragarse un programa de austeridad que sería –como prometió Paul Thomson, de la ejecutiva del FMI- "duro, difícil y doloroso". El programa imponía un "ajuste fiscal" sin precedentes del 16% del PIB, pero también anticipaba que Grecia sufriría una caída del PIB del orden de tan solo el 5%, antes de que se iniciara la recuperación que debía comenzar en 2013. Mientras, el ratio entre la deuda y el PIB crecería hasta el 150% en 2013 y disminuiría después. La realidad fue que la caída del PIB griego fue cinco veces mayor y el ratio entre la deuda y el PIB está hoy por encima del 180%. Y no ha habido recuperación en absoluto.
Durante su comparecencia, a Legrain le preguntaron su opinión sobre los economistas que sostuvieron esas predicciones y los responsables que las airearon. En este punto, su testimonio vaciló. ¿Fue por incompetencia, pánico, ideología? Los testigos no estaban seguros. Quizás, apuntó, algunos de ellos, "en su estupidez", pensaron que iba a funcionar. En cualquier caso, tal y como él testificó, "nadie ha pagado sus errores".
No. el Señor Thomson continúa insistiendo en hacer caso al FMI –aunque ahora acepta la necesidad de una quita de deuda- y sigue demandando el mismo paquete de recortes deflacionarios que en lenguaje oficial se suaviza como "reformas". Entre estas hay severas reducciones de las pensiones más bajas que paga Grecia, que recortaría un tercio de los pagos, que de media suponen ya solo unos 12 euros al día.
Mientras tanto, de acuerdo con una información aparecida en el Frankfurter Allgemeine Zeitung del 14 de Junio, la Comisión Europea estaba dispuesta a ceder en el recorte de las pensiones a cambio de reducciones en el presupuesto militar griego. ¿Quién torpedeó esto? De acuerdo con la misma fuente, fue el FMI. Si esa institución cree que será fácil presionar al gobierno griego matando de hambre a sus ancianos pobres, realmente no han prestado demasiada atención. O, más probablemente, dada la clara división y desorden entre los acreedores, el FMI ha decidido que no quiere ningún acuerdo --y por tanto las negociaciones serán estériles.
Y mientras el FMI insiste en que Grecia debe cumplir cada una de las condiciones, las cosas resultan diferentes un poco más al norte y al este. A Ucrania, según una declaración de Christine Lagarde del 12 de Junio, como recogió Zero Hedge, el FMI "le puede prestar a Ucrania incluso si Ucrania reconoce que no puede pagar su deuda". Esto en lo que se refiere a la sostenibilidad de la deuda –por el principio fundamental de que no puedes conceder nuevos préstamos a alguien quebrado.
Los comprensivos lectores americanos se han acostumbrado a ver a Alemania, a los alemanes, a su canciller Angela Merkel y a su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, como los villanos de este drama. Han subestimado el oscuro papel de los Rasputines de Paris. Y también el del Svengali de Frankfurt, Mario Draghi, quien como he escrito hace retumbar las amenazas al sistema bancario griego. Estas son las amenazas que pueden desencadenar una avalancha en los próximos días y que Mario Draghi prometió impedir con el conocido whatever it takes -lo que haga falta.
Este artículo fue publicado el 16 de junio en The American Prospect y traducido por Ayoze Alfageme para Sinpermiso.info.
Los lectores de la prensa financiera pueden ser perdonados si piensan que las negociaciones entre Grecia y Europa tienen en una de las partes a un irresponsable –el nuevo gobierno de Grecia- y otra parte responsable -un frente común de gobiernos e instituciones acreedoras- con un objetivo de altas...
Autor >
James K. Galbraith
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