1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Apuntes de un viaje por los Balcanes

VI. Los países del sur: de Kosovo a Macedonia pasando por Albania

Felipe Nieto 15/07/2015

<p>Algunas fachadas de las casas de Tirana, renovadas siendo alcalde el pintor, Edi Rama.</p>

Algunas fachadas de las casas de Tirana, renovadas siendo alcalde el pintor, Edi Rama.

F.N

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Adentrarse por estos países procedente del norte significa retroceder en muchos aspectos, en el desarrollo económico –como se aprecia desde que uno contempla estos paisajes predominantemente montañosos con sistemas agropecuarios, salvo excepciones, muy poco modernizados–, en los niveles de vida y, lo que es más importante aunque no se perciba a primera vista, en el sistema político. Las transiciones a sistemas políticos de democracia parlamentaria en Albania y Macedonia están siendo difíciles, con avances y retrocesos, mientras que en Kosovo, independiente desde 2008, la construcción de un Estado democrático de derecho ha chocado desde el principio con un sinfín de dificultades, que hoy, siete años después, está muy lejos de superarse.

Los tres países disponen de un nuevo símbolo nacional compartido, la Madre Teresa de Calcuta, a la que, a su manera, los tres rinden culto público, en momentos como estos en que han desaparecido las grandes figuras, reales o en piedra y bronce de la época comunista, como mucho conservadas en  las zonas traseras de los museos. Nacida en Skopje, la capital de Macedonia, de familia albanokosovar, son estos tres simples datos biográficos los que autorizan a los respectivos países a dedicarle plazas e inmortalizar su figura en efigie, incluso a difundir, como sucede en Skopje, por los muros y fachadas de muchos edificios públicos, sentencias atribuidas a la premio Nobel de la Paz, grabadas en placas broncíneas, en lengua macedonia e inglesa, la mayoría de ellas, dicho sea con todo respeto, pensamientos intrascendentes, cuando no ofensivos para el sentido común, como el que informa, según una de esas placas inserta en un poderoso arco de triunfo de construcción actual, que «el aborto es la mayor amenaza para la paz mundial».

El sur de los Balcanes tiene otros rasgos comunes más relevantes, empezando por lo escaso de su población. Albania, el más poblado, apenas supera los 3 millones. A cifras tan exiguas contribuyen en todos los países sus altas tasas migratorias. Los emigrantes conforman hoy una diáspora fértil, presente en numerosos países de Europa y América. Sus remesas son un alivio para sus familias y una fuente de ingresos para sus países. Comparten también los países del sur un desarrollo económico débil, bajos salarios –el salario medio se sitúa en torno a los 250 euros– y unas tasas elevadas de paro, juvenil en especial, es decir, una falta prolongada de perspectivas económicas y de otra índole que empuja a muchos a huir de sus países y al débil compromiso de sus ciudadanos con una situación que, 25 años después del fin del comunismo, sigue sin ser atractiva.

Los responsables políticos no solo no resuelven los problemas pendientes, sino que ellos mismos son parte central del problema por su venalidad, por la apropiación de los recursos públicos y por la creación de redes corruptas que penetran y se extienden por el tejido social y funcionan como entramados clientelares de reparto de prebendas o simples favores, al margen de toda norma jurídica. «Sin conocimientos (léase contactos) no se es nada», me dicen en Tirana y en Skopje. La alta abstención en las elecciones confirma el desinterés y la desconfianza ciudadana en sus políticos y en el sistema político en general, a lo que se añade la acusaciones recurrentes de fraude electoral y compra de votos, frecuentemente denunciadas pero difíciles de probar fehacientemente. Debe sumarse a todo ello la actuación de organizaciones criminales mundiales dedicadas a los más conocidos negocios ilícitos: el contrabando, el blanqueo de dinero, el tráfico de drogas –en tránsito desde Asia o de producción propia: recientemente se “descubrió” en el sur de Albania una enorme plantación de marihuana, al parecer muy conocida–, el tráfico de armas (quedan muchas armas almacenadas en los Balcanes) y el de seres humanos, sean mujeres forzadas a ejercer la prostitución, sean hombres introducidos ilegalmente en Europa. La cercanía de los criminales al poder y su capacidad para corromper a los mal pagados funcionarios de justicia hacen muy difícil la erradicación de este comercio que, además de los perjuicios económicos, causa anualmente numerosos crímenes y muertes violentas, la mayoría impunes.

Las instituciones internacionales que tutelan y orientan las transiciones de estos tres países condicionan las ayudas y los proyectos de integración en organismos internacionales a la reducción significativa de estas prácticas criminales, menos la OTAN, poco escrupulosa en estos menesteres. Por lo que hace a Kosovo y Albania, la impresión general es que se ha avanzado muy poco en esta vía, si es que no se ha retrocedido, como sostiene más de un experto.

Kosovo, país-Estado en construcción

Este pequeño estado de 11.000 km2 y menos de 2 millones de habitantes aparece a ojos del viajero como algo que aún está por hacer, incompleto se diría, no solo por lo desarreglado del campo y sus poblaciones, o por el aspecto exterior de Pristina, su capital, con un trazado desordenado de calles enrevesadas, construcciones inacabadas ya decrépitas y un tráfico caótico de personas y vehículos de todo tipo que no da tregua desde primeras horas del día, sino porque resulta imposible concebir que una construcción tan endeble pueda sustentar un Estado, por más que sea una criatura de menos de ocho años. Solo el gran bazar de herencia otomana, donde se muestran productos de hoy y reúne más vendedores que clientes, los minaretes de las mezquitas reconstruidas o los grandes edificios de fachadas relucientes para albergar ministerios y sedes de organismos internacionales parecen capaces de transmitir fragmentarias señales de la existencia de una cierta organización sociopolítica.

Delegaciones de organismos internacionales como la OSCE y organismos específicos como EULEX (European Union Rule Law Mission in Kosovo) se proponen que el nuevo estado kosovar esté bajo el imperio de la ley. Para ello organizan campañas con vistas a fomentar en la ciudadanía hábitos de convivencia pacífica entre las distintas comunidades nacionales, el respeto a las minorías, la igualdad de la mujer y la educación en los valores democráticos, proyectos que, me comenta una responsable española del programa, avanzan con lentitud extrema, como es fácil de constatar. Valga de ejemplo, informo a mi interlocutora, que a mí, apenas llegado a la ciudad, se me ha dicho más de una vez que «todos los serbios son criminales». Por desgracia, admite la experta que lleva más de cinco años trabajando en Pristina, esos juicios sumarios de la mayoría albanokosovar sobre la minoría serbia siguen siendo frecuentes. Ni siquiera han logrado impedir que hoy todavía coexistan dos sistemas de enseñanza para cada una de esas dos comunidades principales, empeñadas en vivir de espaldas entre sí. Y para confirmarlo no tengo más que desplazarme a Gračanica, a 15 minutos de taxi desde la capital, a una localidad nacida en torno a su admirable monasterio ortodoxo del siglo XIV. Entro en un mundo exclusivamente serbio, una isla, con el dinar como moneda, el alfabeto cirílico rotulando calles y negocios y las cúpulas de las iglesias ortodoxas como única referencia religiosa.

¿No sería más conveniente, pregunto un poco a lo Perogrullo a la responsable humanitaria de la OSCE, empezar por formar en los principios democráticos y el respeto a los derechos humanos a las autoridades políticas? Son ellos, reconoce, los que atizan los odios, los que mantienen los resentimientos mientras administran el país de forma corrupta, como es fama internacional. La actuación de EULEX en estos seis años también es sometida a crítica por no haber sabido atajar prácticas delictivas por muchos conocidas. En definitiva, no se puede decir que Kosovo viva hoy mejores momentos que cuando se declaró independiente. Su reconocimiento internacional pleno sigue en el alero. La viabilidad de este nuevo estado resulta tan problemática ahora como en los comienzos.

Albania, una transición inacabada

El país más pobre de Europa, muchos años maltratado por un partido comunista singularmente férreo y opresor, encuentra hoy dificultades notorias para abandonar los niveles de postración económica y social en que está sumido desde entonces, en buena parte por responsabilidad de sus nuevos gobernantes, llegados tardíamente, ya bien entrados los años 90 del siglo XX, al Estado pluripartidista y de economía de mercado del que no dudaron en adueñarse para su beneficio, el de las nuevas oligarquías y sus clientelas correspondientes.

La corrupción mina las instituciones políticas y la sociedad albanesa, me dice Mimoza Dhima, corresponsal de la agencia EFE en Tirana. El poder judicial que desempeñan funcionarios con salarios muy bajos para las cifras europeas es quizá el más corrompido. Por su parte, la ciudadanía hace lo propio a su manera. Son muchos los que rehúyen el pago de sus impuestos mientras que un 50%, se dice extraoficialmente, no paga la electricidad que consume. El sistema sanitario ha degenerado. Ahora la “mordida” se hace imprescindible para llegar a obtener una cama digna y medicinas en los hospitales públicos.

Un recorrido por Tirana da cuenta de todas estas realidades. El espacio central, superviviente de la época del dominio fascista, aparece ahora remozado con edificios institucionales, avenidas y parques notables. Le rodea una zona residencial de viviendas, el Blloku, el bloque, antaño residencia de la nomenklatura comunista, cerrada militarmente al pueblo en cuyo nombre ejercía un dominio tiránico y hoy es zona de diversión nocturna. Por fin, a pocos metros, se sitúan las hileras de los humildes bloques de viviendas degradadas donde se cobija el grueso de esta población urbana muy poco urbanizada. Hace unos años, el alcalde Edi Rama, hoy primer ministro y secretario general del Partido Socialista, pintor de cierto renombre, hizo decorar las deterioradas fachadas de algunos barrios de Tirana con unas atrevidas franjas quebradas, de colores vivos, que dotaron de cierta dignidad a las maltrechas construcciones, un limitado cambio cosmético que no dejó de causar asombro, aunque la cosa no pasó de ahí, de la fachada precisamente.

Para salir de esta situación de postración y carencia de confianza en las propias fuerzas se cuenta, en este país como en los otros, con la ayuda exterior, de origen europeo en medida dominante. Albania, informan mis interlocutores, es el país más prooccidental de entre los antiguos países comunistas, el más proamericano –en una plaza de Tirana se levanta una estatua del presidente Wilson, en agradecimiento por su mediación en la independencia del país al final de la primera Guerra Mundial– y el que cuenta con mayor porcentaje de población favorable al ingreso en la Unión Europea. Ante sí tiene una ardua tarea programada por las instituciones europeas: entre otras medidas, la reducción efectiva de la corrupción, la limpieza de los distintos poderes del estado, el fin del crimen organizado y el respeto a los derechos humanos. Son retos para los políticos en ejercicio pero también para una sociedad desmovilizada, según mis interlocutores, con pocas organizaciones civiles predispuestas a intervenir activamente en la escena pública. Una vez más, las esperanzas se centran en las generaciones jóvenes que se decidan a permanecer en el país y a luchar por su regeneración.

Macedonia en una encrucijada continua

En los momentos actuales todo es problemático y endeble en esta República –la primera en desgajarse pacíficamente de Yugoslavia en 1991–, en contraste vivo con la solidez pétrea de su profusa ornamentación urbana, inspirada en la vieja Macedonia guerrera de los tiempos de Filipo II y Alejandro Magno. Ni siquiera su denominación oficial es segura. El rechazo cerrado por parte de Grecia, y en menor medida de Bulgaria, al empleo del histórico nombre de Macedonia, del que dicen ser detentadoras únicas, obliga al uso de un grotesco nombre oficial auspiciado por Naciones Unidas, Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYRM, según las siglas inglesas), una solución que las autoridades y el pueblo de Macedonia rechazan vehementemente y que se mantiene a la espera de solución definitiva, probablemente cuando se produzca el ingreso del país en la UE, bien entrada la segunda década de este siglo según las previsiones más optimistas.

Tal vez sea esta debilidad constitutiva la que mueve al actual gobierno de la derecha nacionalista a promover el programa de obras públicas grandiosas que se extienden por el centro de Skopje, sólidamente representado por una estatuaria de caudillos y santos de dimensiones sobrehumanas, enmarcada por monumentales edificaciones, teatros, museos, puentes, arcos de triunfo y otras construcciones, más faraónicas que herederas de la tradición helénica de la que se reclaman. De más está decir que el espectáculo, lejos de impresionar, deja frío al espectador, atónito ante tanto derroche sin medida.

Es relativamente más sorprendente que este país de dos millones de habitantes, con recursos económicos tan escasos como los de sus vecinos, esté padeciendo en el curso de este 2015 oleadas de protestas desconocidas por su intensidad en los otros países. Objetivo central de la protesta es el gobierno nacionalista presidido por Nikola Gruevski, en el poder desde 2006, acusado por la oposición y la ciudadanía activista de corrupción, fraude electoral, supresión paulatina de derechos y libertades, las de expresión en especial, y de abuso de poder para anular a los sectores críticos disconformes, todo ello, me reconocen fuentes diplomáticas, traicionando paso a paso un prometedor comienzo liberal moderado. La oposición socialista ha ido haciendo estallar públicamente a lo largo de todo este año sucesivas “bombas” informativas, conversaciones grabadas que revelaban la corrupción gubernamental y la compra de votos. La ciudadanía ha saltado a la calle y se han producido episodios de violencia indignada por la reacción del Gobierno, que niega los hechos, culpa a potencias y agentes extranjeros y, en última instancia, según diversas fuentes, provoca incidentes para desviar la atención de las protestas ciudadanas, como los de mayo de Kumanovo, la segunda ciudad del país, en los que intervino violentamente la policía con la excusa de unos atentados terroristas atribuidos a unos extremistas albaneses. Por primera vez, me comenta el politólogo y máster de estudios europeos por la Universidad Carlos III de Madrid Andrej Stojkovski, lo más destacable en las protestas ha sido la intervención de numerosos jóvenes, estudiantes y profesionales, portavoces de un descontento social que el autoritarismo del primer ministro no puede frenar tan fácilmente. La situación sigue siendo tensa.

Gracias a la intermediación de la UE, la oposición y el primer ministro se han visto obligados a negociar. Ante las pretensiones de la primera, el segundo ha soltado lastre cesando a dos ministros y al jefe de los servicios secretos. La oposición quiere más, exige que dimita Gruevski y que se convoquen elecciones generales. Difíciles negociaciones continúan. Mientras tanto, cada parte moviliza sus fuerzas. Si grupos heterogéneos protestan desde mayo acampados ante la sede del gobierno, el ejecutivo por su parte contraprograma e impulsa la concentración de sus partidarios ante la sede del Parlamento. Las expectativas más optimistas, según Stojkovski, prevén un periodo transitorio que debería culminar con una convocatoria de elecciones generales en 2016. No es fácil decir si estas previsiones son realistas o pecan de exceso de optimismo, como me transmiten otras opiniones.

Muchos son los cambios que tienen que operarse en los sistemas políticos y en las sociedades balcánicas del sur de cara a su eventual incorporación a la UE, hoy todavía lejana. Si bien esta es percibida aquí, más que en otros territorios balcánicos, como una oportunidad para la estabilidad y la convivencia de los pueblos y una esperanza para la mejora de las condiciones de vida, las condiciones mínimas fijadas por las instituciones europeas invitan a pensar que, incluso con la mejor disposición y voluntad política por parte de los países aspirantes, la esperada incorporación va a llevar años hasta su cumplimiento definitivo.

 

Adentrarse por estos países procedente del norte significa retroceder en muchos aspectos, en el desarrollo económico –como se aprecia desde que uno contempla estos paisajes predominantemente montañosos con sistemas agropecuarios, salvo excepciones, muy poco modernizados–, en los niveles de vida y, lo que es más...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Felipe Nieto

Es doctor en historia, autor de La aventura comunista de Jorge Semprún: exilio, clandestinidad y ruptura, (XXVI premio Comillas), Barcelona, Tusquets, 2014.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. RSS

    Me parecen muy interesantes tus apuntes sobre los países de los balcanes, pero echo un poco en falta alguna que otra fotografía más para hacernos mejor idea de lo que nos relatas. Aún así, excelente.

    Hace 9 años 4 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí