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Todo lo escrito por Elias Canetti lleva el sello de la excelencia. Lo mismo por sus autobiografías El juego de ojos, Auto de fe, La antorcha al oído, como por sus libros de aforismos, El corazón secreto del reloj, El suplicio de las moscas, entre otros.
Canetti pasó media vida leyendo sus obras en reuniones donde acudía gente de considerable altura intelectual; para él la única aristocracia a tener en cuenta. En una de esas veladas dijo:
Cada palabra que escribimos es falsa. Cada palabra que pronunciamos es falsa. Todas las palabras son falsas. Pero, ¿qué hay sin palabras?
En aquella época, dos escritores, Karl Kraus y Robert Musil, fueron sus referentes. Los veía como luminarias del arte de escribir y adalides de la ética.
Luego surgió un tercer referente: Lichtenberg (1742-1790). En el libro de Canetti La provincia del hombre. Carnet de notas 1942-1972 está la prueba. Bajo el influjo de Lichtenberg (gran hacedor de aforismos en lengua alemana), Canetti escribió las más bellas y profundas páginas de su producción literaria. En ellas se juntan ideas, sensaciones, historias, realidad política y social, relatos, aforismos. Desde la libertad máxima, intentó lo imposible: introducir en cada línea escrita una Ilíada particular. En ese libro están todos sus libros. Por eso leerle embelesa, alumbra, conmueve…
Todo lo escrito por Elias Canetti lleva el sello de la excelencia. Lo mismo por sus autobiografías El juego de ojos, Auto de fe, La antorcha al oído, como por sus libros de aforismos, El corazón secreto del reloj, El suplicio...
Autor >
José Luis Merino
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