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El trabajo les renta casi 18.000 millones menos a los españoles desde que entró en vigor la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy. La aplicación de las nuevas normas del mercado laboral ha sido simultánea con un descenso de los ingresos salariales de esa magnitud: los datos de la Agencia Tributaria sobre la recaudación del IRPF indican que la reducción de los ingresos de origen laboral que percibieron los contribuyentes llegó a ser ocho veces mayor que el descenso del número de trabajadores.
Esas mismas estadísticas también señalan que esa dinámica no fue tan acentuada en los primeros años de la crisis. De hecho, la masa salarial declarada por los españoles cayó menos de 4.000 millones de euros en los dos primeros años de la crisis --entre 2008 y 2010-- y aumentó en casi 2.000 millones al siguiente, coincidiendo con en el año escaso que estuvo vigente la reforma laboral del último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
En la campaña de 2011, la última antes de la entrada en vigor de la reforma laboral del PP, Hacienda efectuó 19,46 millones de liquidaciones por ingresos de carácter salarial –nóminas de empleados y facturación de autónomos y profesionales-- que sumaron 395.337 millones de euros. El primer año de vigencia de la nueva legislación sobre despidos y convenios, el 2012, coincidió con una desconocida reducción de ese capítulo: el número de declarantes bajó en 88.246 –un 0,5%-- mientras sus emolumentos caían en casi 15.000 millones de euros. El desplome de los ingresos fue de casi el 4%, al pasar de 395.337 millones a 380.451.
Y la tendencia se acentuó al año siguiente. En 2013, el último ejercicio del que la Agencia Tributaria ha publicado los datos, desaparecían de la lista otros 176.348 trabajadores –un 1%-- mientras las nóminas declaradas se veían reducidas en otros 3.288 millones.
Un desplome de más de 20.000 millones desde la crisis
En los cinco primeros años de la crisis, de 2008 a 2013, la nómina global de los españoles se vio reducida en algo más de 20.000 millones, al pasar de 397.317 a 377.163 mientras la cifra de contribuyentes que ingresaba dinero por rendimientos del trabajo solo se redujo en 185.000.
La cifra de declarantes con ingresos salariales es superior a la de ocupados que recoge la EPA (Encuesta de Población Activa), entre otros motivos, porque Hacienda contabiliza a cualquier persona que a lo largo del ejercicio ha recibido una nómina, mientras que la EPA estima el número de empleados en cada trimestre. La precarización del empleo hace que el número de contribuyentes salariales “fichados” al cabo del año por la Agencia Tributaria –todos los que han trabajado-- llegue a superar en casi dos millones al de personas que han estado ocupadas en cada trimestre.
La reducción del número de personas que cobran salarios en España ha venido acompañada de un corrimiento a la baja de los tramos de esos emolumentos tras la entrada en vigor de la reforma laboral. Es decir, que se ha ido produciendo un proceso de empobrecimiento en el que cada vez más gente cobra peores sueldos.
Dos de cada tres trabajadores no pasan de mileuristas
Tras la entrada en vigor de la reforma laboral, el grueso de las bajas se ha centrado en el escalón superior a los mileuristas, es decir, en los sueldos de clase media, los que van de 21.000 a 60.000 euros brutos: en 2013 eran 182.641 menos que en 2011.
Y también cayeron en ese periodo los mileuristas –368.536 salarios de 6.000 a 21.000 euros menos-- mientras aumentaban los sueldos de menos de 6.000, situación en la que se encontraban más de cuatro millones de trabajadores al terminar el año 2013. Para entonces, las rentas de más de dos tercios de los españoles con ingresos salariales --12,85 millones-- no superaban el mileurismo.
Y también ha descendido el número de empleados con sueldos de más de 60.000 euros, que en esos dos años cayó de 685.546 a 596.207. Aunque lo hizo con una peculiaridad: un aumento del salario medio de algo más de 10.000 euros entre los altos ejecutivos, los que cobran más de 150.000 euros anuales.
“La reforma genera contratos más baratos”
Para el economista zaragozano Luis Bandrés, “está claro que la población ha tenido menos ingresos; de eso no hay duda, aunque en esa tendencia han influido varios motivos”. En su opinión, una parte de esa caída de los ingresos por rendimientos del trabajo está directamente vinculada con la reforma laboral, aunque hay otra achacable al enfriamiento de la economía.
“Es muy difícil cuantificar qué efecto ha tenido cada causa”, señala, antes de incluir en estas la propia crisis, los ERE, las reducciones de jornada y otras como la pérdida de clientes y la obligación de bajar las minutas en las actividades profesionales y los servicios de los autónomos. Bandrés anota, por otro lado, que medidas como la ampliación de las causas para ejecutar despidos baratos han permitido en ocasiones garantizar la continuidad de los puestos de trabajo que seguían formando parte de las plantillas de las empresas que los aplicaban.
Por el contrario, para Juan Carlos Cantín, secretario de Empleo y Formación de CCOO-Aragón, las causas del desplome de los rendimientos del trabajo son claras: “La reforma laboral, el aumento de la contratación parcial y la temporalidad han generado contratos más baratos, se han hundido los puestos de trabajo indefinidos y los de jornada completa”, explica.
“Aumenta el empleo, pero no el número de horas trabajadas”
“Ahora hay que sumar varios contratos para llegar a una jornada completa”, señala el sindicalista, que destaca la preponderancia que los contratos temporales y de tiempo parcial alcanzaron, especialmente, a partir de 2013, en la fase más dura de la crisis. “Los contratos indefinidos –-anota-- suponen menos del 8% de los que se formalizan, mires la fuente que mires. Los temporales y los de menos de una jornada se han convertido en la forma de contratación laboral más extendida desde el inicio de la crisis. Y esa tendencia se está acentuando”. En algunas zonas rurales de Aragón, como la comarca de Calatayud, los eventuales superan el 96%. En la capital rondan el 93%.
El sociólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza Jaime Minguijón se pronuncia en términos similares a los de Cantín. “La razón del descenso de la recaudación por rendimientos del trabajo es evidente: está directamente relacionada con los salarios, y estos han bajado”, explica. “La gente tiene ahora un menor nivel de ingresos”, añade.
Minguijón llama la atención sobre una tendencia del mercado laboral español: “El aumento del empleo no se está traduciendo en un incremento del número de horas trabajadas”. Es decir, que aumenta la cifra de personas contratadas pero no el volumen de horas que se trabajan. Cada vez más gente trabaja menos tiempo. Y, en consecuencia, cada vez más gente gana menos dinero por trabajar.
El trabajo les renta casi 18.000 millones menos a los españoles desde que entró en vigor la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy. La aplicación de las nuevas normas del mercado laboral ha sido simultánea con un descenso de los ingresos salariales de esa magnitud: los
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