EL ESPEJO EUROPEO
Francia: la Renta de Solidaridad Activa
"El Estado no te deja caer tan fácilmente como en España", asegura la abogada Irene Martínez sobre las ayudas sociales pensadas más allá de los gastos básicos
María D. Valderrama París , 9/12/2015
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“Yo estoy contenta de pagar impuestos en Francia porque hay una contrapartida: a mí me han permitido estudiar. Mis padres son obreros, mileuristas, y yo he tenido una educación de primera categoría, y se lo debo agradecer a Francia. Cuando llegué aquí en 2003 pensé '¡pero qué tontos los franceses, nos lo están pagando todo! Nos pagan la formación, el alojamiento casi'... A mí me costaba menos vivir en París que en Madrid. ¿Cómo es posible?”.
Irene Martínez trabaja ahora en un bufete de abogados a varios metros del Museo del Louvre y comprendió, años más tarde, por qué Francia “le pagaba todo”: la matrícula de la universidad le costaba 200€, disponía de ayudas al alojamiento, para la comida, para estudiar en el extranjero. Francia le daba la oportunidad de recibir una buena formación, aunque sus padres no pudieran permitírselo.
Una de las ayudas que ofrece el Estado francés es la conocida RSA, la Renta de Solidaridad Activa, que vino a sustituir a la renta mínima de inserción (RMI). A partir de los años 80, el Gobierno de François Mitterrand puso en marcha una serie de rentas mínimas para evitar que un importante sector de la población que se había quedado sin empleo o trabajaba en condiciones precarias después de la crisis cayera en la marginalidad. Su intención era evitar la gran pobreza, como explica el profesor Eguzki Urteaga, de la Universidad del País Vasco, en su estudio Las rentas mínimas en Francia (Papers. Revista de Sociología), pero los que se beneficiaban de esta ayuda continuaban en una situación de vulnerabilidad. El Gobierno de François Fillon, primer ministro de Sarkozy entre 2007 y 2012, decidió sustituirla en 2008 por la RSA.
La prestación es accesible a mayores de 25 años o padres solteros de entre 18 y 24 años cuyos ingresos son reducidos
La RSA es accesible a mayores de 25 años o padres solteros de entre 18 y 24 años cuyos ingresos son reducidos. Esta prestación fue “elaborada de forma que la persona que inicie o incremente su actividad profesional, mantenga el 62% de los beneficios generados por su salario adicional (…), mientras que con la RMI la cuantía deducida era comparable al 100%”, explica Urteaga.
Si la persona que demanda la ayuda no tiene trabajo o recibe una renta especialmente baja, el dossier que presenta a la CAF --la entidad que distribuye esta prestación-- debe incluir una trayectoria de incursión profesional, salvo si la persona tiene dificultades de salud o vivienda que le impiden trabajar de forma temporal. La intención es evitar el estancamiento de una persona o una familia para que ésta no caiga en la marginalidad y pueda dedicar parte de sus ingresos a una mejora personal y laboral.
Además, el ciudadano puede informarse fácilmente de en qué consiste esta ayuda y cómo demandarla a través de la página del Ministerio de Asuntos Sociales francés, en el apartado “Vos droits”, sus derechos.
La ayuda varía en función del número de personas en el hogar. Por ejemplo, una persona sin ingresos que vive sola recibiría 524,16€; un padre o madre solo con uno o dos hijos recibiría 897,44€ o 1.121€ respectivamente, y la cifra aumenta en 224,36€ por cada hijo. Una pareja con dos hijos tendría derecho a 1.100,74€.
Una familia laboralmente activa también tiene derecho a percibir la RSA, si el Estado considera que sus ingresos no son suficientes para vivir. En este caso, no les corresponde la prestación completa, sino una parte proporcional. Para el cálculo de la misma, se suma el 62% de los salarios percibidos en el hogar y los 1.100,74 euros que les corresponden a las parejas con hijos y sin rentas de trabajo. La RSA será igual a la diferencia entre la cantidad obtenida con esta suma y el salario familiar. Así, por ejemplo, a una pareja con dos hijos que cuenta con un salario mensual de 1.180 le corresponden unos 652 euros de RSA.
La ayuda varía en función del número de personas en el hogar. Por ejemplo, una persona sin ingresos que vive sola recibiría 524,16€; un padre o madre solo con uno o dos hijos recibiría 897,44€ o 1.121€
“La RSA está para una franja de perfiles pero por debajo de esa franja hay otra serie de ayudas, ya sean de 100 o de 200 euros. Con la RSA no vas a salir de pobre, la esencia es no quedarte en la calle tirado como un perro; con 524€ poco puedes hacer pero el principio es no quedarte sin nada”, opina Irene Martínez. “Una sociedad de bienestar no puede dejar caer a una parte de la población, porque eso revierte en todo el resto de la sociedad”.
La especialidad de Irene es el Derecho social. Quizás porque ella misma sabe lo importante que las ayudas del Estado pueden resultar para mejorar la situación de una persona, el año pasado un grupo de voluntarios del colectivo Marea Granate y ella se pusieron manos a la obra para crear la Oficina Precaria, que intenta orientar a los emigrantes recién llegados en asuntos laborales pero también en cuanto a sus derechos y deberes. “Intentamos no hacer mucha propaganda de nuestro sitio porque tenemos tal demanda que en cuanto publicamos algo recibimos un montón de preguntas y dudas de gente con problemas. Es difícil porque se necesita mucho tiempo y mucha especialidad técnica, a veces hay cosas que ni la Administración francesa sabe ya que se trata de casos muy precisos”.
La experiencia de Irene en la orientación a migrantes le ha servido también para constatar que “los inmigrantes no vienen pidiendo ayuda”. “Primero porque algunos no saben ni qué forma tiene una nómina francesa, imagínate si van a saber que hay una ayuda que se llama RSA, que hay otra que se llama ASPA, etc. El argumento de que el inmigrante viene a gastar de las arcas públicas el dinero de los contribuyentes franceses es mentira, al menos por mi experiencia, no se sostiene”.
Ahora, a esta abogada de origen cartaginés le preocupa que la partida del Estado que debía ir a servicios públicos como sanidad y educación se deje de lado tras el anuncio del Ministerio de Finanzas francés el pasado 30 de noviembre de que los créditos para implementar las medidas de seguridad después de los atentados del 13-N alcanzarán los 815 millones de euros en 2016. Aun así, es escéptica respecto de que el país deje caer a sus ciudadanos. “Nunca dejarían que pasara lo mismo que pasa en España. Las garantías sociales siempre se han intentado poner por delante de otros intereses”, dice.
Ayuda familiar y RMI en España, ¿fuente de más pobreza?
En España, el equivalente a la RSA sería la ayuda familiar, un subsidio de 426 euros al mes a parados con responsabilidades familiares que han agotado la prestación por desempleo o que no pueden cobrarla. La ayuda se queda en 213€ si el último contrato fue a tiempo parcial. Además, en España esta prestación se puede recibir un máximo de 18, 24 o 30 meses dependiendo de la situación familiar. También existe la RMI, renta mínima de inserción, para personas sin recursos en situación de riesgo, cuya cantidad económica depende de la comunidad autónoma. La cuantía máxima en la Comunidad de Madrid en 2015 es de 532,51€. En Francia, la RSA puede mantenerse mientras la situación laboral de la persona no cambie aunque es necesario que haya un plan de mejora profesional para poder recibirla.
Mercedes Salamanca, de Stop Desahucios, trata con muchas familias en situación de pobreza y sabe que actualmente la ayuda familiar y la RMI es un común para las familias desahuciadas que han dejado ya de recibir cualquier prestación social y recurren además a préstamos de amigos y familiares. “Con esa ayuda pagar la luz, el agua, el gas y comer es imposible, por eso la gente tira de los bancos de alimentos”.
En Stop Desahucios han propuesto medidas para luchar contra la pobreza que llegan de Francia, como tratar de establecer el periodo invernal durante el cual, por ley, está prohibido echar a cualquier persona a la calle. Desde principios de noviembre hasta mediados de marzo, si su inquilino no le paga el alquiler usted no puede expulsarlo de su casa. “Aquí siguen desahuciando todos los días”, lamenta la activista. “El año pasado tuvimos desahucios el 2 de enero, con un frío de nieve en Madrid. Millones de veces hemos dicho lo del periodo invernal, que ya sabemos que en Francia se para todo, e incluso tienen una franja más larga para las familias con niños que prohíbe echarlos durante el periodo escolar, pero aquí les da igual todo”.
“Yo estoy contenta de pagar impuestos en Francia porque hay una contrapartida: a mí me han permitido estudiar. Mis padres son obreros, mileuristas, y yo he tenido una educación de primera categoría, y se lo debo agradecer a Francia. Cuando llegué aquí en 2003 pensé '¡pero qué tontos los franceses, nos...
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