Editorial
Para cambiar Europa, desalojemos al PP y giremos a la izquierda
16/12/2015
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El mayor desafío al que se enfrentan España y Europa en los próximos años consiste en corregir las desigualdades e injusticias que la crisis económica y su gestión conservadora y neoliberal han producido. La periferia del sur está saliendo de la crisis a paso de tortuga, con un coste inasumible en términos de exclusión social, generalización del precariado, deterioro de los servicios públicos y recorte del Estado del bienestar. Los ciudadanos españoles han sido testigos de cómo se rescataba generosamente al sistema financiero mientras se dejaba a la intemperie a las familias desahuciadas, a los hogares con todos sus miembros en paro, a los jóvenes que tenían que abandonar España o que trabajan seis días a la semana, nueve o diez horas diarias, por salarios vergonzosos, o a quienes sufren “pobreza energética”. Y, además, todo ello sucedía mientras quedaba al descubierto que el partido en el Gobierno, el Partido Popular, mantuvo durante más de 20 años una trama organizada de financiación irregular, con un sistema de contabilidad en negro, que según los jueces se utilizaba para pagar sobresueldos y gastos electorales e inmobiliarios del partido.
Las encuestas indican una fuerte pérdida de apoyo electoral al PP, que quizá no sea suficiente como para que tenga que abandonar el Gobierno. Sería un escándalo democrático si el presidente de la Caja B, Mariano Rajoy, sigue siendo el primer ministro de nuestro país. Llegados a esta situación, desde CTXT creemos que, si el voto del domingo concediera, como parece, otra opción, la alternativa más juiciosa e ilusionante a un nuevo gobierno del PP es una alianza de los partidos de izquierda similar a la formada recientemente en Portugal.
Allí, el partido conservador fue el más votado en las últimas elecciones, pero la suma de los diputados del Partido Socialista, del Bloque de Izquierdas y del Partido Comunista ha conformado un gobierno mayoritario de izquierdas bajo la dirección de António Costa, el líder del Partido Socialista. ¿Acaso no podemos soñar con algo parecido en España?
Aunque unos sean partidos nuevos (Podemos), otros de mediana edad (Izquierda Unida) y otros con larguísima trayectoria (PSOE), lo que les une es, pese a la pujante aparición de la brecha entre lo nuevo y lo viejo, mucho más de lo que les separa
Aunque unos sean partidos nuevos (Podemos), otros de mediana edad (Izquierda Unida) y otros con larguísima trayectoria (PSOE), lo que les une es, pese a la pujante aparición de la brecha entre lo nuevo y lo viejo, mucho más de lo que les separa. Analizando los programas económicos y sociales de esos tres partidos en liza, no sería difícil alcanzar un acuerdo estable, que podría apoyarse puntualmente en los escaños de Ciudadanos, el no tan nuevo partido liberal, cuyo mensaje de cambio aglutinará muchos votos de españoles que desean acabar con el bipartidismo y aspiran a dejar atrás la pesadilla de corrupción, paro, despilfarro, clientelismo y manipulación mediática que ha marcado la última legislatura. La formación liderada por Albert Rivera comparte con Podemos la comprensible ambición de cambiar y reformar a fondo el país, y si optara por facilitar un nuevo Gobierno del PP haría un flaco favor a esa causa.
Es cierto que el PSOE lleva a cuestas una pesada carga: la pésima gestión de los primeros años de la crisis, sus escándalos de corrupción y su connivencia con los poderes económicos. Pero aun así debe recordarse que el recorte que llevó a cabo Zapatero (15.000 millones de euros en dos años, sin tocar el gasto en educación o sanidad) resulta minúsculo en comparación con los recortes generalizados de la era Rajoy (imposibles de cuantificar todavía, pero de una magnitud por lo menos seis veces mayor).
El PSOE, por otro lado, cuenta con cuadros, expertos y técnicos que pueden llevar adelante la necesaria reforma de la compleja maquinaria del Estado. Presionado desde la izquierda por Podemos e IU, el PSOE debería poner su experiencia de gobierno al servicio de un proyecto progresista e incluyente. La condición indispensable para que esto suceda es que el aparato de Ferraz entienda que el partido debe distanciarse radicalmente de las políticas del PP, y regresar a los valores de la izquierda, tal y como proclama su programa.
Presionado desde la izquierda por Podemos e IU, el PSOE debería poner su experiencia de gobierno al servicio de un proyecto progresista e incluyente
Podemos llega a la cita electoral aupado por la campaña más popular y entusiasta, conservando buena parte de la energía transformadora emanada del 15-M, y con un mensaje de profunda renovación política. Su aparición, lejos de ser el drama que el sistema de poder ha tratado de pintar durante los útlimos años, es una espléndida noticia, que de momento ya ha servido para que la lucha contra la corrupción, la rendición de cuentas, la emergencia social y la participación democrática se abran paso en la esfera pública, así como para aumentar los niveles de exigencia sobre el comportamiento de la clase política (véase, por ejemplo, el caso de las puertas giratorias, que apenas se debatía antes de la irrupción del partido liderado por Pablo Iglesias).
Con todo, en estos casi 24 meses de vida, Podemos ha caído en algunos vicios de los partidos tradicionales y ha pecado en ocasiones de arrogancia intelectual; se le puede reprochar asimismo una lógica falta de preparación y la ausencia de cuadros para hacerse cargo del gobierno del país. Pero descartar a un partido nuevo por estas razones no tiene el menor sentido. Tampoco el PSOE de 1982 era una máquina perfecta ni tenía experiencia de gobierno; pero fue capaz de cambiar el país a mejor.
Izquierda Unida ha quedado empequeñecida al lado de Podemos, pero su candidato y su programa destacan por su ambición en materia de políticas económicas y sociales, y sería una buena noticia que Alberto Garzón obtenga representación y pueda acometer la fallida confluencia preelectoral el 21-D.
Sería una buena noticia que Alberto Garzón obtenga representación y pueda acometer la fallida confluencia preelectoral el 21-D
A esa alianza posible podrían sumarse otras fuerzas de izquierdas de implantación regional, siempre con el objetivo de aunar esfuerzos e ideas para mostrar a la ciudadanía que otra manera de hacer política, colectiva, plural y consensuada, es posible, no solo en las formas sino también en los contenidos.
La formación de una alianza de izquierda en España tendría efectos muy positivos tanto para el ánimo de la dividida mayoría progresista del país como para la desnortada Europa. Grecia, Portugal, Italia y España suman cerca del 25% del PIB europeo, y son los países más castigados por las nefastas políticas de austeridad impuestas por Angela Merkel y por el poder financiero en la Unión Europea. El surgimiento de un frente izquierdista en el Mediterráneo, con un PSOE obligado a alejarse de sus tentaciones neoliberales, ayudaría a vigorizar a la desaparecida izquierda francesa, y a formar un bloque en el Consejo Europeo con el peso político y económico suficiente para empezar a pensar que es posible cambiar las cosas en la UE.
La responsabilidad histórica del PSOE en la indispensable renovación de la socialdemocracia europea es máxima: votando casi siempre junto al PP en el Parlamento Europeo en temas como el TTIP o la evasión fiscal solo ha contribuido a desnaturalizar el ideario socialista y a extender la sensación de que el mantra liberal del “no hay alternativa” es irreversible.
Quizá por eso, durante la campaña pocos parecen haberse parado a pensar que el PSOE no tiene muchas más salidas el 21-D que la de intentar liderar, o integrar, esa posible mayoría de izquierdas. En medio de una competición feroz por el voto, PSOE, Podemos e IU han caído en el error de descalificarse mutuamente. No obstante, y aunque las élites de este país prefieran eludirlo, es preciso subrayar que la coalición de gobierno preferida por la ciudadanía es la alianza entre PSOE y Podemos. Según el Barómetro del CIS de julio pasado, en caso de no producirse mayorías absolutas, la coalición Podemos-PSOE es la preferida por el 21,5% de los votantes. Mientras tanto, el 95% de los electores rechazaba una gran coalición entre los dos grandes partidos, PP y PSOE.
CTXT llama a los abstencionistas a que ayuden a rescatar los votos perdidos de los más de 1,7 millones de residentes en el extranjero que no han podido ejercer ese derecho
Tras el debate y votación de la redacción y del consejo editorial, CTXT ha decidido no aconsejar el voto para una formación determinada el 20-D, sino animar a los electores y a los partidos progresistas a trabajar y unirse en torno a ese pacto de gobierno lo más amplio, plural y estable posible. Estamos con todos aquellos que creen que la prioridad más urgente es desalojar a Mariano Rajoy y al PP del Gobierno. Y pensamos que la mejor alternativa es esa alianza progresiva que sitúe la igualdad, la honradez, el bienestar, la participación ciudadana y la justicia como principales motores de la acción política.
Si el PSOE no entiende que esa es su mejor oportunidad de escapar del descrédito que aqueja a los protagonistas de la alternancia bipartidista, otras mayorías más dinámicas y modernas tomarán su relevo, como le sucedió al PASOK en Grecia.
Por último, CTXT quiere animar a los ciudadanos a ejercer masivamente su deber y su derecho al voto el 20 de diciembre. Y llama a los abstencionistas a que ayuden a rescatar los sufragios perdidos de los más de 1,7 millones de residentes en el extranjero que no han podido ejercer ese derecho. Confiamos en que el desastre del voto rogado, perpetrado por el PSOE, el PP y otros partidos menores en 2011, sea reparado a la mayor brevedad por el nuevo Parlamento y constituya el último acto injusto de una democracia que ha vivido tiempo alejada de los intereses reales de unos ciudadanos que por su parte han renunciado durante demasiados años a vigilar y exigir la necesaria rendición de cuentas a los cargos electos.
Afortunadamente, el domingo toca otra vez participar en unas elecciones. Hagámoslo sin miedo, con sentido crítico y con esperanza.
¡Salud y libertad!
El mayor desafío al que se enfrentan España y Europa en los próximos años consiste en corregir las desigualdades e injusticias que la crisis económica y su gestión conservadora y neoliberal han producido. La periferia del sur está saliendo de la crisis a paso de tortuga, con un coste inasumible en términos de...
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