Los jugadores de la selección española de balonmano, reunidos en una piña
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Los amantes del balonmano estamos de enhorabuena. Llega la competición más exigente, competitiva e igualada que este deporte alberga en su dilatado y por otra parte inhumano calendario internacional. El Europeo es una competición relativamente joven, comenzó a disputarse en 1994 y desde entonces ha conseguido la aureola de espectacularidad y exigencia que le otorgaba el alto nivel que el balonmano había adquirido desde siempre en el continente europeo. Por este motivo, la disputa de un campeonato con esta calidad son palabras mayores y Polonia 2016 no va a ser una excepción.
España llega a este torneo en un momento dulce. Cadenas ha reunido a un grupo de jugadores asentados en la élite y con la suficiente experiencia y madurez competitiva donde la fortaleza mental es crucial en los puntos álgidos del recorrido hacia las medallas. El trabajo de los últimos años se deja notar en la pista, aglutinando en el mismo esquema táctico a los más veteranos con los jugadores que por su llegada reciente a las selección pudieran tener menos experiencia internacional.
La esencia del balonmano español, su juego táctico y su estrategia son desde hace unos años objeto de deseo y estudio de otras escuelas interesadas en nuestro éxito. Nuestros entrenadores triunfan en el extranjero y una gran parte de nuestros internacionales están jugando a causa de la crisis de nuestra liga y también por su enorme calidad allende nuestras fronteras en las mejores ligas y en los equipos más poderosos. Sólo cinco jugadores de la selección, componentes del F.C.Barcelona, juegan en la Asobal. El resto se reparte por Alemania, Polonia, Hungría, Macedonia, Francia e incluso Catar.
Dicho todo esto, no es descabellado decir que España llega al Europeo de Polonia como uno de los favoritos. Y no intuyan en mis palabras un forofismo desmesurado o un exceso de optimismo si pongo a los Hispanos como candidato al oro continental. Así, como suena, campeones de Europa. Un título que se nos ha resistido en una competición donde hemos logrado tres platas (España-96; Italia-98; Suiza-06) y dos bronces (Croacia-00; Dinamarca-14); y que en esta edición tiene además un premio añadido para el que logre la medalla de oro: la clasificación directa a Río 2016 sin pasar por preolímpicos peligrosos que hinchan todavía más la ya de por sí cargada temporada de nuestros jugadores
Conocedores de nuestras carencias, que las tenemos, España se aferra a su maravillosa defensa para dominar el juego. Un 6-0 muy especial con ayudas constantes, profundidad en las acciones, blocajes en su zona central, donde tanto Gedeón Guardiola como Viran Morros se erigen en la actualidad como los mejores defensores del mundo. Incluso la variante de Cañellas, en una posición que trabaja muchísimo en el Kiel, nos posibilita el reparto de esfuerzos manteniendo la intensidad. La convocatoria de Gurbindo está pensada en el deseo de Cadenas de reforzar el sistema defensivo aun sacrificando la presencia de un segundo extremo clásico. Y no solo lo ha hecho el técnico español.
Capítulo especial tiene la portería. España puede presumir de tener a la mejor pareja del continente: Arpad Sterbik y Gonzalo Pérez de Vargas. No se puede ganar un campeonato sin un portero desequilibrante y los Hispanos lo tienen. Sterbik llega a Polonia en un estado de forma increíble como muy pocas veces le he visto en un mes de enero. Es un portero que por su calidad es capaz de ganar un partido e intimida al rival con tan solo su presencia. Arpad es para España lo que Omeyer es para Francia. Si a esto añadimos que junto a Sterbik está Gonzalo es para dormir tranquilos
Nuestro punto débil se encuentra en la carestía de lanzamiento exterior. No tenemos un hombre del estilo de Hansen o Lazarov para romper desde fuera las defensas. Esto nos obliga a realizar un ataque posicional tácticamente muy rico para, con mucho talento, contrarrestar esa limitación y dominar la faceta ofensiva. Y ahí brillan con luz propia Raúl Entrerríos, quien llega en una magnífica forma física y con los galones necesarios para marcar el ritmo en el juego de ataque. Y Julen Aginagalde jugador determinante en la zona de los 6 metros. Se espera que con el paso de los días Joan Cañellas, castigado físicamente por la exigente Bundesliga, vaya adquiriendo ese estado ideal de forma necesario para afrontar una dura competición. Junto a ellos, las acciones entre líneas de los laterales, sus finalizaciones en segunda oleada o la continuidad a los extremos son las bazas españolas.
Alemania será el primer rival de España este sábado. Un equipo con muchas bajas --toda su segunda línea titular no estará en Polonia tras las lesiones de Groetzki, Wiencek y Gensheimer-- pero con un carácter competitivo que les hace peligrosos. Además, el primer dia de toda competición siempre es especial. Saber afrontar esa situación es clave. Continuaremos con Eslovenia, una selección de sumo talento en jugadores como Bombac, Zorman o Zarabec y donde su entrenador, Veselin Vujovic les quiere transmitir ese plus de agresividad de todos sus equipos. Los Hispanos terminarán la primera fase ante una Suecia que me gusta mucho en su concepto de juego, pero que tiene en su contra la excesiva juventud en muchos de sus puestos.
Desde 2011 España siempre se ha metido en la lucha por las medallas. Desde entonces, en tres mundiales y dos europeos el bagaje es muy positivo: un oro y dos bronces. Sólo en el europeo de 2012 quedamos apeados del podio al finalizar cuartos. Una dinámica que nos vuelve a dar el papel de favoritos junto a selecciones del calado de Francia o Dinamarca. Al final será la misma competición la que marcará el camino de cada uno de los equipos; pero las grandes ausencias de jugadores determinantes por motivo de las lesiones nos deja un paisaje de igualdad del que se puede aprovechar España. Afrontar el asalto al trono de Francia, una vez más con Karabatic como su máximo exponente, no es ninguna utopía. A los Hispanos los veo candidatos al oro y al premio olímpico.
Los amantes del balonmano estamos de enhorabuena. Llega la competición más exigente, competitiva e igualada que este deporte alberga en su dilatado y por otra parte inhumano calendario internacional. El Europeo es una competición relativamente joven, comenzó a disputarse en 1994 y desde entonces ha conseguido la...
Autor >
Luis Miguel López
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