El peligro está siempre acechando. A veces se le ve venir pero otras no avisa. Está agazapado, esperando su ocasión para hacerse notar. Ni siquiera hace falta cometer una imprudencia para sufrir sus consecuencias. En la acción más inofensiva puede cebarse en ti. Y esta reflexión vale igual para la vida diaria que para el fútbol. Que se lo digan a Yannick Carrasco. El regateador, el que siempre encara a los defensas, el que busca huecos entre dos o más rivales donde parece que no los hay, el que siempre está en riesgo de recibir una patada, se va a lesionar metiendo el pie para cortar un centro. Seguramente habrá antecedentes, pero no recuerdo un esguince de tobillo tan fuerte de un futbolista en una acción de las que hay decenas en un partido. Donde menos se podía esperar, estaba el peligro.

Y le dolió, vaya si le dolió al hispano-belga. Y le dolió y mucho a la afición rojiblanca. Seguro que si antes del partido se hace una encuesta entre los seguidores sobre qué jugadores son más imprescindibles en el equipo, los más difíciles de sustituir ante una eventual baja, la mayoría incluiría a Carrasco entre ellos con, me aventuro a decir, Griezmann, Godín, Filipe y Oblak. Parece que no será una baja de larga duración, afortunadamente, pero fue inevitable que todos pensáramos cuando le veíamos hacer gestos de dolor en el césped y que sus compañeros pedían el cambio, en lo inoportuno del momento en que ocurría. Justo antes de una de las semanas más importantes de la temporada. Con Villarreal, PSV en Champions y la visita al Bernabéu a la vista.

La lesión de Carrasco deja cojo el juego de ataque del equipo en un momento inoportuno, justo antes de citas tan importantes como las de Villarreal, PSV y Real Madrid

Y el Atleti afrontará esa etapa pirenaica que suena a Tourmalet, Aubisque y Galibier sin una de sus principales armas, sin el jugador que cambia el perfil más tradicional de los de Simeone. Sin alguien que inquieta y descoloca a las defensas rivales. Carrasco, como Griezmann, ha aprendido a trabajar para el equipo y a sacrificarse en tareas defensivas (la prueba, su lesión). De no estar haciéndolo, Simeone no le pondría. Pero al mismo tiempo, es el verso libre del Atleti, el que resulta perfecto para jugar tanto a la contra, por su velocidad, como ante defensas cerradas, por ser de los pocos en la plantilla capaces de desbordar. Es el nexo de unión perfecto entre la labor industrial, de pizarra, imprescindible y realizada fantásticamente, de los Gabi, Saúl y, en cierta parte, Koke, y la zona de desborde y definición que ocupan los Griezmann, Torres o Vietto.

Yannick se ha convertido por méritos propios, creo es una opinión generalizada, en el mejor fichaje de los rojiblancos en esta temporada. Vas a ver el Atleti y sabes que te vas a encontrar un equipo donde prima el conjunto, la solidaridad, el esfuerzo, y aprendes a valorar esas virtudes que algunos desprecian, pero también sabes que tienes la posibilidad de ver a un jugador como él, que te muestra otras cosas, las que también necesita el aficionado para sacarle jugo a su entrada o abono. Y lo mejor de todo es que aún es muy joven. Apenas tiene 22 años, por lo que no es descabellado pensar que tiene margen de mejora, especialmente con un entrenador como Simeone a su lado. De hecho, ya es mucho mejor jugador que cuando llegó el pasado verano desde el Mónaco.

Porque es posible que muchos aficionados no se acuerden pero Carrasco empezó la temporada sin ir ni siquiera convocado en el primer partido de liga ante Las Palmas. Que hasta la quinta jornada no salió en el equipo titular. Que de las seis primeras jornadas, en tres no jugó ni un minuto. Que en las ocho primeras sólo había disputado 186 minutos sobre 720 posibles. Y que de verdad no empezó a ser importante hasta la jornada nueve, cuando el Atleti recibió al Valencia en el Calderón. Aquel día tuvo una buena actuación, marcó un gran gol y las cosas cambiaron. Hasta el punto que desde entonces ha sido titular en 17 de los 23 partidos disputados. Y acumula 1.135 minutos, siendo el décimo futbolista de la plantilla que más ha jugado. Y dentro de lo repartido que están los goles este año en el conjunto colchonero, sus tres tantos le convierten en el tercer máximo anotador rojiblanco en la Liga. Por supuesto, es el que más regates realiza de los componentes del equipo y el segundo que más centros envía al área, tras Koke.

Alinear a Correa u Óliver, o situar a Griezmann en banda y Vietto acompañando a Torres, parecen las alternativas posibles para cubrir su baja

Para saber lo que pierde el Atleti con su lesión no hay más que ver la gran jugada que hizo en el Coliseum, culminada por Torres, y que a la postre resultó decisiva para obtener los tres puntos. Un balón recibido en su propio campo de espaldas a la portería estaba ocho segundos después en la red del Getafe. La verdad es que resulta difícil pensar que el equipo no va a notar su falta en los próximos partidos. ¿Cómo suplir su ausencia? ¿Qué alternativas puede usar Simeone para ocupar su puesto? En principio se me ocurren tres: la primera sería colocar a Correa, quizá el jugador más similar por condiciones a Carrasco, alternando la posición en la banda y en la media punta con Griezmann. Ocurre que quizá el argentino no sea un jugador de tanto trabajo e ida y vuelta como el belga. La segunda opción sería dar la titularidad a Óliver y apostar por tener más control de balón a costa de perder entrada por banda, que quedarían casi en exclusiva para las subidas de los laterales. Y la tercera sería situar a Griezmann en la banda, y poner a Vietto al lado de Fernando Torres en el ataque. Cualquiera de ellas puede resultar válida y seguro que el Cholo las utilizará dependiendo de los partidos y de cómo transcurran estos.

Da pena pensar que Carrasco se va a perder partidos tan llamativos como los de Eindhoven o el derby, sobre el papel, propicios para sus condiciones. Porque, además, Carrasco es de ese tipo de jugadores que parece crecerse en los grandes escenarios. No hay más que recordar su exhibición en el Nou Camp donde, según se iba quedando el Atleti sin jugadores, él iba acrecentando su figura. Su esguince de tobillo le produce también al Atleti un importante esguince, metafóricamente hablando, ya que se queda cojo por esa banda, la fuerte del equipo, gracias a los recursos del jugador y a las combinaciones que suele hace con Filipe, Griezmann o Koke.  

Seguro que su lesión dejó entre los seguidores atléticos el mismo escalofrío que sintieron casi tres meses antes, cuando cayó lesionado otra pieza clave, como Tiago. Y es que el Atleti ha tenido que ir haciendo frente en los últimos meses a varios contratiempos en forma de lesiones: a la del portugués hay que sumar los problemas que tuvieron Koke, Vietto, Jackson, Torres, Augusto, Godín, Savic, Thomas… Ya saben, el peligro acecha y hay momentos que se notan más sus efectos. Por eso no me extrañaría nada que Simeone vaya a empezar a imitar al Sargento Esterhaus en la mítica serie ‘Canción triste de Hill Street’ y en el vestuario, antes de empezar el partido, les diga a sus chicos eso de “tengan cuidado ahí fuera”.