La misma semana en la que el Independent despide su edición de papel, este se pregunta por la desaparición de las salas de cine. Screening Room, una aplicación informática, plantea que los consumidores puedan ver en casa las mismas películas que se estrenan en la cartelera. Steven Spielberg o Peter Jackson han mostrado su apoyo a este modelo de negocio, mientras que James Cameron o Christopher Nolan intuyen, en él, el final de la experiencia del cine como la conocíamos. 

En Londres, y como anota este mismo diario, el reclamo con el que convocar a los espectadores hasta las salas es cada vez más divertido. Los usuarios de Secret Cinema no saben qué película van a ver, pero sí que deben acudir a la cita vestidos con un atuendo concreto, que se corresponderá con el de algún personaje de la obra. Y mientras los proyectores se tambalean, las calles se llenan de cámaras. Yorokobu se pregunta para qué han servido las redes de videovigilancia que pueblan las ciudades del primer mundo.

No se sabe con certeza quién dijo que, de continuar poniéndole dimensiones al cine, alguien acabaría inventado el teatro. Desde el parisino Odeón, Isabelle Huppert encarna a Fedro –sí, el de Platón– y responde a las preguntas de Le Monde. Esta cabecera también nos acerca al circo urbano, al aire libre y en monumentos públicos, prolijo en Francia gracias a la colaboración del Estado.

Puede que gracias a sus ecos republicanos, solidarité, al igual que aujourd’hui, es una de las palabras preferidas de los franceses, según Le Figaro. Y 5.000 personas, nos recuerda el diario, acudieron a ver cómo llegaba a Francia el anillo de Juana de Arco, que un parque temático galo ha comprado a un anticuario inglés. Recuerda a la conversación sobre el Brexit; y The Guardian reúne a algunos de los rostros conocidos en Gran Bretaña y les pregunta qué supone, para ellos, ser europeo.

Quizá sea el sentido del arte del viejo continente, lo cuenta The Guardian, el que ha levantado dormitorios perfectamente equipados en el metro de Berlín. Porque la cultura ya no existe solo en los museos, a los que movimientos como Occupy Museums califican, en ocasiones, como inmorales. Parte de la financiación del Louvre, nos recuerda el New York Times, viene de grandes compañías petrolíferas. Y la galería dedicada a Dalí en Florida se promociona llevando la experiencia del vídeo en 360 grados a la obra del catalán. Lo recoge La Vanguardia.

También cambia, y para bien, la industria literaria: Marta Sanz habla con Jot Down sobre el premio Herralde que ganó con su novela Farándula. Según reflexionó la escritora, semanas antes de obtener el galardón y en conversación con CTXT, escribir como mujer y como trabajadora es, nada menos, “una urgencia”. Como anota el Diário de Notícias, ellas dirigen la orquesta y toman, también en la música clásica, el relevo a los hombres.

Otro premio, pero a toda una vida, es el que la Asociación Portuguesa de Escritores ha concedido al poeta Manuel Alegre. Lo recoge Público. Los Rolling Stones, después de más de cinco décadas sobre el escenario, se homenajean a sí mismos, lo cuenta Le Figaro, con una exposición en la londinense galería Saatchi. Y Jot Down felicita al actor Michael Caine, que ha cumplido 83 años. Las de los tres, qué duda cabe, son vidas emocionantes; pero quizá más cosas hayan pasado ante los ojos de la Community Bookstore, en Brooklyn. El New Yorker se despide de esta librería de segunda mano, que cerrará en mayo tras pasar tres décadas viendo cambiar el barrio.