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Hace 40 años El País traía a España ese genuino olor a libertad y modernidad del que siempre hablan, melancólicos hoy, quienes lo olieron por aquel entonces. 40 años después –lo que dura un régimen normalmente- el Grupo PRISA que tanto hizo por situar el codiciado centro de la hegemonía cultural escorado hacia el lado del progreso, huele a despacho cerrado. Despacho cerrado situado en la planta noble que no entiende el tiempo nuevo o peor aún, que lo entiende demasiado bien.
“Bienvenidos al poder”, titulaba hace un año el editorial del diario global, escupiendo sobre la frase del mítico reportero Enrique Meneses (“el periodismo ha de ser fuerte con los fuertes y débil con los débiles”), y señalando desafiante a los nuevos actores políticos, a los que anunciaba que vigilaría de cerca, tuit a tuit, como hace todo buen poderoso con lo que huele a nuevo tiempo.
Las páginas con olor a libertad fueron sustituidas poco a poco, como muda de piel un régimen, por páginas salmón del mismo color –ahí está el truco- que las de información general y bien común. Y así, como en una especie de vasos comunicantes de fluctuación bursátil, la bajada de los activos del Grupo en Latinoamérica haría subir el valor del día a día de Venezuela en portada, mientras el día a día del drama social en España pasaba a segundo plano. Es lo que tiene no ser tanto un periódico como el “líder global en español“. La subida del gráfico de la publicidad institucional provocaría una repentina caída por el interés en los casos de corrupción de más calado en el partido del Gobierno, mientras los lectores de siempre se preguntaban qué había sido de aquella firma (que por molesta hace tiempo que estaba en la calle), o de aquel periodista desconocido que quedó fuera por un ERE del que no se informa.
Si, en una especie de efecto “Good Bye Lenin”, uno de aquellos corredores de grises de hace cuatro décadas hubiera sufrido un coma del que despertase hoy, 28 de abril de 2016, habría que inventarle una historia por la cual El País desapareció en los 90 en un tremendo ataque extraterrestre, para evitarle así el colapso que sufriría al encontrarse con la línea editorial impuesta en el que fue su periódico de referencia.
Si Tejero tomó como rehenes a los diputados aquel 23F en el que El País fue parte de la Historia, hoy son los periodistas del medio quienes tienen que sentarse coño, ante la patada en la puerta de Juan Luis Cebrián, con su equipo de abogados bajo el brazo, denunciando en nombre de la empresa los asuntos personales del presidente y ponente ocasional de las ventajas fiscales de Panamá. El editor amenaza con llevarse por delante a todo el que se atreva a moverse de la foto oficial de una hegemonía que ya no tiene, ante el asombro de unos lectores que se rascan la cabeza incómodos al leer editoriales inspirados en planes económicos o estrategias políticas que tratan de defender un status quo en decadencia.
Hace 40 años El País traía a España ese genuino olor a libertad y modernidad del que siempre hablan, melancólicos hoy, quienes lo olieron por aquel entonces. 40 años después –lo que dura un régimen normalmente- el Grupo PRISA que tanto hizo por situar el codiciado centro de la hegemonía...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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