Análisis
Los sátrapas del Golfo cierran la puerta a los sirios
Son los mayores contribuyentes en ayuda humanitaria desde el inicio de la guerra pero mantienen cerradas sus fronteras
Iara Mantiñán Búa 4/05/2016
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Cinco años de conflicto bélico en Siria han provocado la huida de casi seis millones de personas de este país. La mayoría de ellos, un 80%, se encuentran refugiados en países fronterizos como Turquía, que acoge al 47,28%, Líbano (18,16%), Jordania (11,06%) e Iraq (4,23%). Entre abril de 2011 y febrero de 2016 Europa ha recibido 972.012 solicitudes de asilo de sirios, de las cuales el 61% están en Serbia, Kosovo y Alemania, según cifras de Acnur.
Quienes, a pesar de su riqueza, no han acogido a ningún refugiado sirio desde que empezó el conflicto bélico en 2011 son los países con más recursos económicos del Golfo Pérsico: Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Kuwait, Catar, Bahrein y Omán .
Sara Halah, responsable de prensa de Aministía Internacional, explica que “aunque algunos Estados del Golfo han afirmado dar asilo través de permisos de trabajo y visas de estudiantes, no cuentan con programas creados para reasentarlos y no comparten equitativamente la responsabilidad con otros países de la zona”.
Para el investigador americano Mark N. Katz, especialista en la región, la explicación de por qué no han acogido a los sirios es bastante fácil. “Porque sencillamente no quieren. Los Estados del Golfo cuentan con un gran número de trabajadores extranjeros y piensan que una oleada de refugiados desestabilizaría su sistema”.
Palabras que no parecen corroborar las declaraciones del oficial kuwaití Fahad al-Shalami, que llegó a afirmar a la cadena de televisión France 24 que ni su país ni otros países del Golfo admitirían a gente que “haya sufrido traumas o estrés”.
En los países del Golfo hay aproximadamente un millón y medio de sirios, según las cifras estatales manejadas por el responsable de prensa de Acnur para Asia, Yemen y el Golfo, Andreas Needham. La mayoría de ellos ya eran, sin embargo, residentes antes de que estallase la guerra. Llegaron ateniéndose a las leyes migratorias de estos países que exigen un patrocinador o una empresa privada que les contrate para obtener un visado. Este modelo, conocido como kafala, ha recibido muchas críticas por la vulnerabilidad que puede suponer para las personas que se acogen a él. “La aplicación estricta de estas normas puede desencadenar explotación laboral, en lo que respecta al régimen de patrocinio y visados de corta duración”, advierte Needham.
Los Estados del Golfo no pueden acoger legalmente a los demandantes de asilo. Ninguno de esos países ha firmado ni la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 ni el Protocolo de Nueva York de 1967, por lo que no reconocen el estatus de refugiado.
Aun así, según la experiencia de Acnur en la región, a pesar de la ausencia de marcos regulatorios los gobiernos del Golfo respetan las normas internacionales de protección de los refugiados, en especial el principio de no devolución. Tienen una actitud de “hospitalidad y tolerancia a todas las nacionalidades que entran en sus países”, indica Needham.
Además, recuerda el responsable de prensa de Acnur, Arabia Saudí, por ejemplo, cuenta con un decreto emitido por el anterior rey, Abdalá Bin Abdelaziz al Saud, en el que, entre otras cosas, se garantiza la extensión de una visa de visita a los sirios, siempre y cuando la situación en este país no sea segura y se les permite la búsqueda de un puesto de trabajo que les permitiría obtener automáticamente un permiso de residencia sin más requisitos.
La portavoz de Amnistía Internacional no parece estar muy de acuerdo con su colega de Acnur. Para Halah, al no reasentar activamente a los demandantes sirios de asilo, los Estados del Golfo muestran “poca compasión” hacia las víctimas que huyen de una crisis brutal. Además, añade que la ratificación de la Convención de 1951 y su aplicación en el derecho interno es muy importante ya que crea un marco legal claro para el asilo, elimina la inseguridad jurídica y regula la presencia de refugiados en el país receptor.
La gran defensa de los Estados del Golfo ante las críticas a su política de no acoger a refugiados sirios es la de que ellos son los mayores contribuyentes en ayuda humanitaria desde que comenzó la guerra civil. Así, por ejemplo, la página web de la Embajada de Arabia Saudí señala en un comunicado de prensa que ha donado 700 millones de dólares.
Para el portavoz de Acnur, efectivamente los países del Golfo han demostrado una “gran generosidad”, al aportar 1.200 millones de dólares en ayuda humanitaria desde el año 2012. Needham recalca que a partir de junio de 2015, Kuwait se convirtió en el tercer mayor contribuyente de la agencia al donar 330 millones de dólares. Sólo están por delante Estados Unidos y Japón. Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos se sitúan entre los cuarenta principales donantes de Acnur.
Acnur ha cifrado en unos 4.522 millones de dólares el dinero necesario para paliar la crisis de los refugiados sirios en la región en 2016. Por el momento, sólo se ha conseguido recaudar 335 millones, es decir, menos del 8%. Por lo tanto, no parece que el dinero enviado por los países del Golfo --ni tampoco por el resto de la comunidad internacional-- sea ni de lejos suficiente para acabar con la tragedia.
Cinco años de conflicto bélico en Siria han provocado la huida de casi seis millones de personas de este país. La mayoría de ellos, un 80%, se encuentran refugiados en países fronterizos como Turquía, que acoge al 47,28%, Líbano (18,16%), Jordania (11,06%) e Iraq (4,23%). Entre abril de 2011 y febrero...
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