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“Los que han muerto, los que mueren y los que morirán sabían, saben, sabemos que trabajamos para un porvenir que no será nuestro presente”. Federica Montseny. Pasión y muerte de los españoles en Francia, Toulouse, 1950.
El segundo canal de la televisión pública francesa, France 3, acaba de emitir el documental Federica Montseny, l’indomptable, sobre la escritora y dirigente anarquista, ministra de Sanidad y Asistencia Social de la Segunda República, de noviembre de 1936 a mayo de 1937.
El documental, dirigido por Jean-Michel Rodrigo y producido por Marmita Films, se ha enfrentado al reto de mostrar al público francés, no necesariamente conocedor de la reciente historia de su vecina España, noventa años de vida de una mujer singular: intelectual, escritora, política, primera mujer ministra de la historia, en cuyo mandato se regularon medidas tan avanzadas como el acceso a la interrupción del embarazo o los liberatorios de la prostitución, unos hitos que por sí solos sorprenden en un país como Francia, con fama de haber sido cuna del movimiento feminista pero en donde la ley del aborto no fue aprobada hasta 1975.
El filme de Rodrigo recoge el testimonio de hijas de exiliados anarquistas refugiados en Francia, de biógrafas e historiadoras como Antonina Rodrigo, Susanna Tavera o Geneviève Dreyfus-Armand, de familiares de Federica Montseny (su hija Vida, su nieto Jean-Paul) y de la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, admiradora declarada de la dirigente anarquista como símbolo de mujer comprometida y luchadora. Son cincuenta y dos minutos intensos, narrados por la actriz Carmen Maura, con imágenes inéditas, fragmentos de entrevistas muy poco conocidas y testimonios conmovedores.
¿Por qué un documental en Francia sobre Federica Montseny?
Ante todo, por la voluntad de hacer memoria de un exilio, el libertario, que se estableció en Francia y convirtió la ciudad de Toulouse en su capital y en el foco más activo de su producción editorial. Federica Montseny vivió en Francia cuarenta y seis de sus de sus ochenta y nueve años de existencia; de ellos cuarenta años los pasó en Toulouse. En esta ciudad La Federica, como se refieren a ella todavía sus correligionarios, siguió militando, influyendo, escribiendo e impulsando revistas como CNT, Universo, Umbral o Cénit.
Mantuvo la labor editorial y periodística que en el primer tercio del siglo XX habían producido sus padres, los intelectuales y pedagogos Federico Urales y Soledad Gustavo, con publicaciones como la Revista Blanca y con colecciones como La Novela Ideal. En su exilio francés los anarquistas siguieron editando y reeditando en español revistas y opúsculos de literatura, sociología, pedagogía, ciencia, naturismo, dietética, educación sexual y, por supuesto, política. Porque para ellos, para los seguidores de la doctrina libertaria, educación, lectura, confrontación de ideas… todo era bueno para “crear conciencia” y cuestionar un orden y una autoridad establecidos que no podía, no debía, vulnerar el bien más sagrado del hombre: su libertad.
En Francia no son pocas las iniciativas de recuperación de la memoria histórica que tienen que ver con la guerra civil, el exilio, la deportación o el franquismo, provengan o no de hijos o nietos del exilio. Todas estas iniciativas no son vistas con recelo o tildadas de sectarias. En ocasiones sus historias son recogidas por los poderes políticos para resaltar una integración activa, muchas veces heroica, en la sociedad francesa. Un caso elocuente sería el recuerdo de los soldados españoles que integraban La Nueve, la novena compañía de la División Leclerc, que liberó París en agosto de 1944, y que fue en su día objeto de un libro y un documental. No es extraño, por tanto, que la televisión pública francesa se haya implicado en la producción y difusión de un documental sobre Federica Montseny.
En Francia no son pocas las iniciativas de memoria histórica que tienen que ver con la guerra civil, la deportación o el franquismo, provengan o no de hijos o nietos del exilio
La película ha querido ser un justo compromiso entre el rigor y la divulgación de un periodo de la historia de España largo y convulso. Resumir, modelar, contar el contexto y la vida de una mujer que nace en España en 1905 y muere en Francia en 1994 es hablar del régimen de la Restauración, de lucha obrera, de la escuela racionalista, de dictadura, república, guerra civil, exilio, transición democrática y de una decepción final que podríamos definir de quijotesca: políticamente relegados pero moralmente invictos.
Ese contexto es el decorado de un escenario en el que el foco ilumina a una mujer que, cuando aparece, habla con vehemencia, agitadora y convincente. Una mujer que habla en los platós de televisión, en los mítines del exilio o ante las masas congregadas en Montjuich, en julio de 1977, con el mismo poder de convicción de siempre, conminándolas a reflexionar por sí solas: “Pensad, pensad”, dice Federica Montseny a las decenas de miles de oyentes congregados. Nada más simple ni más representativo de su ideal libertario.
“Los que han muerto, los que mueren y los que morirán sabían, saben, sabemos que trabajamos para un porvenir que no será nuestro presente”. Federica Montseny. Pasión y muerte de los españoles en Francia, Toulouse, 1950.
El segundo canal de...
Autor >
Javier Campillo
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