Cosas que nunca te dije
Don dinero deslocaliza sin mantras
La independentista Cataluña es, tras Madrid, la comunidad que más empresas atrae. El parque empresarial crece en los territorios con gobiernos apoyados por Podemos y las zonas con haciendas forales pierden interés para los empresarios
Eduardo Bayona 8/06/2016
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¿Ahuyenta a los empresarios el auge del independentismo en Cataluña? Los datos no apuntan en esa dirección. Para nada. De hecho, se van más sociedades de Madrid que de la comunidad catalana, según la información facilitada por Axesor, la primera agencia de rating española, que monitoriza, entre otros actos societarios, los cambios de domicilio social de las empresas en todo el territorio.
Entre 2008, cuando estalló la crisis económica planetaria de la deuda pública y privada, y 2011, 3.284 empresas catalanas trasladaron su domicilio a otras comunidades, una media de 821 al año. Entre 2012 y 2015 lo hicieron 3.418; es decir, 33 más por anualidad, un aumento del 4% que parece escaso para la inestabilidad que la propaganda atribuye a Cataluña desde que, al comienzo de ese cuatrienio, se sucedieron las mociones independentistas en los ayuntamientos, la aprobación del pacto fiscal en el Parlament en julio, la multitudinaria manifestación de la Diada y el inicio, ese mismo mes de septiembre de 2012, de la escenificación de las tensiones entre Artur Mas y Mariano Rajoy. En esos mismos ocho años se fueron de Madrid 9.663 sociedades: una media anual de 1.207, que hacen que esta comunidad le gane a Cataluña por un tanteo proporcional de 3 a 2 el derbi de pérdida de empresas. La tendencia se ha invertido en los primeros cuatro meses de este año (361 por 332).
En realidad, lo que le ha ocurrido a Cataluña en los últimos ocho años es que ha perdido atractivo: “solo” llegaron en ese periodo 4.363 sociedades --545 por ejercicio--. Eso la sitúa a una enorme distancia de Madrid --13.711 localizaciones, 1.713 por anualidad-- como polo de atracción, aunque ostenta la segunda posición, por delante de otras potencias locales del segundo nivel como la Comunidad Valenciana --3.755 en ocho años-- y Andalucía --3.570--. Aunque, eso sí, con una clara tendencia a la baja que hizo que el año pasado mantuviera el segundo puesto como receptora frente a esta última comunidad por solo dos sociedades -463 por 461--. ¿Por la crisis? ¿Por el independentismo? ¿Por su combinación? ¿Por otras causas? ¿Ninguna de las anteriores preguntas-respuestas es correcta? ¿Pasapalabra?
El intenso flujo deslocalizador entre las dos locomotoras locales
Las dos locomotoras de la economía española, las únicas comunidades cuyo PIB supera los 200.000 millones de euros, son los puntos de origen y destino del principal flujo de cambios de domicilio: 171 sociedades madrileñas se mudaron el año pasado a Cataluña y 387 recorrieron el camino inverso. La capital, fiscalmente acogedora para los dueños de sociedades industriales y patrimonios personales por su tipo cero en los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones, mantiene también con Andalucía y Castilla-La Mancha fluidos intercambios que algunos años superan las 200 sociedades y que la práctica totalidad de los ejercicios son favorables a la primera.
Además de por el puente aéreo, los empresarios catalanes optan, a la hora de deslocalizar sus sociedades, por territorios cercanos --algo más de mil se mudaron en el último lustro a Valencia (517), Baleares (279) y Aragón (278)--, aunque también por Andalucía (396). En esas decisiones pesan dos factores. Uno es el de la cercanía al mercado natural y la sintonía cultural, clara en las tres primeras, y la otra, la pujanza de la zona elegida para instalarse. La comunidad andaluza --144.989 millones de euros anuales-- y la valenciana --101.604-- integran el segundo grupo en aportación al PIB estatal, a mucha distancia del País Vasco --65.924-- y las otras doce comunidades.
El balance de los flujos con esos cuatro territorios sitúa como principal beneficiada a Valencia, que obtuvo un saldo positivo de 132 sociedades en el último lustro; seguida de Baleares, con una ganancia de 121, y, a cierta distancia, Aragón, que ganó 90, y de Andalucía, con 88 a su favor. Sin embargo, entre las cuatro sufrieron más de mil deslocalizaciones a favor de Cataluña, una cifra que ratifica el atractivo que, aunque menguante, sigue teniendo esa comunidad para los inversores.
El capital no teme a los podemitas
Los datos facilitados por Axesor ponen en duda otras presuntas tendencias del empresariado difundidas repetidamente por grupos emisores de propaganda y que, en realidad, no superan la categoría de mantra: repetitivas invocaciones a las divinidades para obtener su ayuda en el logro de propósitos. Uno de ellos es el que se refiere a la pérdida de confianza del capital en las comunidades que gobierna el PSOE con apoyos de otras formaciones de la izquierda, principalmente Podemos, o tras ser investidos sus presidentes con los votos de estos.
La mayoría de las comunidades con un saldo de traslados a su favor en el ejercicio de 2015 y los cuatro primeros meses de 2016 --dejando al margen la locomotora madrileña, que ganó 834 mientras la catalana perdía 532-- forman parte de ese grupo. Es el caso de Aragón --11--, Baleares --117--, Castilla-La Mancha --42-- y Extremadura --4-. Rompen la tónica, por poco y con matices, Asturias, cuyo saldo deficitario se puede contar con los dedos de una mano –menos 5--, y el País Valenciano, que pierde 64.
Los datos negativos de estas dos últimas comunidades son, por otro lado, matizables. Valencia roza el equilibrio en 2016 –llegan 134 y se van 138-- tras el desajuste del año de la transición de la mayoría absoluta autonómica y capitalina del PP a los gobiernos a la valenciana, en el que se marcharon 438 para atraer a solo 378. Y, por otro lado, los movimientos domiciliarios de empresas en los primeros cuatro meses del año arrojan un saldo positivo de 142 millones de euros, que es la diferencia entre el volumen de negocio de las empresas que han dejado esa comunidad –con datos de 2014-- y las que han llegado. Asturias lo supera con 200. Únicamente Madrid, que gana facturaciones por valor de 624 millones, y Cantabria, con 313, mejoran esos resultados,
En el grupo de comunidades que el PSOE gobierna en minoría también hay registros deficitarios en los cuatro primeros meses de este año, caso de las pérdidas de 47 y 26 millones en facturación en, respectivamente, Baleares y Castilla-La Mancha. Equiparables, aunque solo en el peor de los casos, a los -46,6 de Galicia y los -181 de Castilla y León, que entre enero de 2015 y abril de 2016 vieron cómo su parque de sociedades se reducía en 33 y en 137.
Resulta llamativo el caso de Castilla-La Mancha, que ha iniciado un despegue tras una etapa de equilibrio durante el gobierno de Dolores de Cospedal –entre 2011 y 2015 llegaron 1.285 empresas y se fueron 1.292-- en la que se frenó la sangría registrada con el Ejecutivo de José María Barreda, en cuya su última legislatura se deslocalizaron 1.312 sociedades mientras solo llegaban 1.051.
Navarra y Euskadi, la decadencia del atractivo foral
Las haciendas forales de Navarra y Euskadi, ese resquicio del carlismo mantenido por las restauraciones, las dictaduras y las democracias, han sido históricamente equiparadas con paraísos fiscales internos en España por las ventajas que, presuntamente, otorga su régimen tributario para las fortunas. Eso era, en cualquier caso, antes de la crisis. La primera lleva casi dos años y medio, y la segunda, casi un lustro, sufriendo más deslocalizaciones que traslados hacia su territorio, según indican los datos facilitados por Axesor.
Navarra arroja en la serie que comienza en 2008 un saldo positivo, con 697 llegadas frente a 607 salidas, que tuvo su fase álgida entre 2010 y 2013. Sin embargo, el balance a su favor de 150 asentamientos de sociedades en ese periodo comenzó a neutralizarse a partir de 2014, con 215 salidas por 152 llegadas entre enero de ese año y abril de este.
La decadencia del País Vasco es más prolongada. De hecho, lleva dándose desde el segundo año de la crisis, con la única excepción del empate virtual --161 por 159-- de 2011, insignificante frente al saldo de más de 300 deslocalizaciones --1.592 salidas por 1.276 llegadas-- registrado a partir de 2009 y pese a los buenos augurios del ejercicio anterior, en el que llegaron 234 sociedades y se fueron 174. Cataluña y Madrid son los principales destinos de deslocalización para las empresas navarras y vascas, a los que se suma Cantabria en el caso de Euskadi.
En este caso, a falta de datos desglosados por provincias, tampoco parece que el mantra propagandístico que responsabiliza de esa fuga de sociedades a las reformas fiscales impulsadas por formaciones como Bildu en Guipúzcoa y Geroa Bai en Navarra responda a un análisis sosegado de los movimientos de don Dinero.
Por un lado, porque, en ambos casos, la fuga había comenzado antes de que ellos llegaran. Y, por otro, porque tampoco la han frenado el regreso al poder de partidos de derechas y vinculados a las grandes empresas y la banca como el PNV en Guipúzcoa, su permanencia en Vizcaya o la alternancia con el PP en Álava. De hecho, las deslocalizaciones le han supuesto al País Vasco la pérdida de empresas que facturaban 187,7 millones al año mientras las llegadas solo suman 40. ¿Le sentará mal a don Dinero la vuelta a la normalidad?
El litoral mediterráneo se desinfla
La monitorización de los cambios de domicilios empresariales en los últimos ocho años y medio revela también una pérdida de potencia del litoral mediterráneo en favor de algunas zonas del interior de la península. Al saldo negativo de Cataluña se le añade el de otras comunidades como Murcia –llegaron 321 sociedades menos de las 1.059 que se fueron-- y la caída de Andalucía –acogió a 3.711 mientras se despedían 4.795--, una tendencia ante la que el resultado positivo de Valencia solo sirve para no alcanzar las 4.000 deslocalizaciones y evitar superar la barrera de los 600 millones de euros en merma de la facturación.
Madrid se lleva el grueso de las empresas deslocalizadas de esas comunidades, mientras otras dos comunidades del interior, Aragón y Extremadura, registran saldos positivos con sendas alzas de 114 y 208, y dos del Cantábrico, como Galicia y Cantabria, ganan en ese mismo periodo 189 y 109. En las islas, Baleares registra un saldo positivo de 181 mientras Canarias pierde 407.
Andalucía mantiene un intenso flujo con su vecina Castilla-La Mancha que se salda a favor de la última, que en los últimos cinco años ha acogido a 92 empresas deslocalizadas de la primera, mientras que solo 55 han seguido la dirección contraria. El proceso se ha acentuado en los últimos tres años, con un saldo de 69 a 28 a favor de los manchegos. Las siete que dejaron la comunidad andaluza en los cuatro primeros meses de 2016 suman una facturación de 1,46 millones anuales, casi siete veces más que las siete que viajaron más al sur --207.744 euros--. Ambas comunidades tienen gobiernos del PSOE: el de Sevilla, apoyado por C’s; el de Toledo, por Podemos.
¿Ahuyenta a los empresarios el auge del independentismo en Cataluña? Los datos no apuntan en esa dirección. Para nada. De hecho, se van más sociedades de Madrid que de la comunidad catalana, según la información facilitada por Axesor, la primera agencia de rating española, que monitoriza,...
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