En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
“Parece una película de los hermanos Coen”, dice un veterano periodista al ponderar el escandaloso episodio delictivo que conmovió a la Argentina esta semana y que puede convertirse, a la vez, en un golpe letal para el relato kirchnerista y en una tregua para el Gobierno de Mauricio Macri, que no logra aún bajar la inflación que escaló, sólo en mayo, hasta el 4,2%.
José López, exsecretario de Obras Públicas a lo largo de las tres presidencias Kirchner y hombre ligado al matrimonio por 25 años de servicios pues los acompaña desde su gestión en la provincia de Santa Cruz, fue arrestado in fraganti en la madrugada del martes 14 de junio, cuando quería ocultar más de nueve millones de dólares en distintas monedas (150.000 euros, entre ellas), una docena de relojes de lujo y otras joyas, en la cocina de un convento de la localidad bonaerense de General Rodríguez, a 55 km de la capital del país.
¿Por qué ocultar allí el dinero? López frecuentaba el monasterio Nuestra Señora de Fátima, donde se retiró hasta su muerte, ocurrida el pasado abril, Rubén Héctor Di Monte, quien condujo la diócesis de la zona (Mercedes-Luján) hasta fines de 2007. Di Monte, enfrentado en la interna eclesiástica con Bergoglio antes de su papado como Francisco, era conocido como "el obispo k" por su relación con Julio De Vido, exministro de Planificación, actual diputado nacional, y superior directo de López. El convento era, pues, "territorio amigo".
Joel e Ethan Coen seguramente no desaprovecharían los sabrosos detalles del caso: la madrugada de su arresto, viendo que nadie le abría el portón del convento (allí viven tres monjas muy ancianas que no atendieron sus llamadas telefónicas), López lanzó tres bolsos en los que llevaba el dinero hacia el patio del monasterio y luego saltó una tapia, ingresando al predio (el resto del botín quedó en una maleta roja de gran tamaño que se encontraba en el baúl de su Chevrolet Meriva, cuya imagen con algo más de cinco millones de dólares ocupó el miércoles la portada de los diarios de mayor circulación).
La escena inusual preocupó a un vecino, repartidor de pollos y por ello despierto a esa hora, las 3 de la mañana aproximadamente, quien alertó a la policía por teléfono. El nombre del denunciante, Jesús, ha hecho las delicias del ingenio popular, que prolifera en memes ácidos y ocurrentes en las redes sociales, que hablan, por ejemplo, del “monasterio de planificación” (en lugar del ministerio) o que se ensañan y rematan uno de los eslóganes del kirchnerismo, "no fue magia", con "fue mafia".
“Los policías me quieren robar este dinero que yo robé para ayudarlas a ustedes”, gritaba, "como loco", el exfuncionario a las religiosas que finalmente lo recibieron, según declaró una de las monjas. Los primeros que llegaron al lugar (a quienes intentó sobornar sin éxito) lo detuvieron porque, además de esa cantidad obscena de dinero, López llevaba una pistola ametralladora Sig Sauer calibre 22, de la cual, luego se supo, tenía la tenencia vencida. Su detención —que fue seguida por el embargo de todos sus bienes, los de su mujer y los de su suegra, el allanamiento de once inmuebles y su citación a indagatoria— dio nuevo impulso a investigaciones iniciadas en 2008 y adormecidas por la justicia federal durante el kirchnerismo.
El episodio, entre desesperado, paródico y cutre, se explicaría por el aviso de que iban a allanar su domicilio, una versión que podrían confirmar los dos teléfonos móviles que se le secuestraron al exfuncionario. El estado del Estado, una auditoría oficial realizada por el Gobierno macrista y revelada hace dos semanas, sostiene que López desvió sólo en 2015 unos 13.000 millones de pesos (más de 830 millones de euros) asignados a viviendas, sin que se hayan encontrado registros sobre el destino de esos fondos.
La noticia del arresto y sus peculiaridades (los billetes estaban húmedos como si hubieran sido parte de un tesoro enterrado y se necesitaron 14 horas para contarlos) conmovieron al país. López puede ser el eslabón que faltaba en la cadena que uniría la cúspide del poder político que gobernó la Argentina durante 12 años —el matrimonio Kirchner y su ministro de Planificación, Julio De Vido, que consideraba a López su "mano derecha"— con un entramado de corrupción sistémico que exigía sobreprecios de hasta el 30% del costo de cada obra.
"Lo esencial era empezar las obras, no terminarlas", ha graficado el periodista Diego Cabot, coautor de Hablen con Julio, el primer libro sobre esta matriz de corrupción, publicado en 2007 y reimpreso por Sudamericana estos días. El jueves, el titular de la Cámara Argentina de la Construcción, Juan Chediak, denunció: “Cristina y De Vido sabían de la corrupción en la obra pública.” Y precisó luego: “Nosotros, desde la Cámara de la Construcción, nos reunimos con ellos y les dijimos que había empresas que cobraban antes que otras.”
Chediak aludió a lo que se conocía en el mercado como “la cadena de la felicidad”. Un listado de diez empresas que tuvieron durante el kirchnerismo un trato preferencial desde el Ministerio de Planificación en las adjudicaciones y pago anticipado de las obras sin que se verificara el cumplimiento de estas. Las declaraciones de Chediak fueron desmentidas en Twitter por De Vido e ignoradas por la expresidenta en una carta publicada en Facebook dos días después de la detención de López.
Abrumado por la flagrancia del delito en que fue pescado uno de sus exfuncionarios emblemáticos, el peronismo está tratando de salvar lo que pueda del naufragio, proceso que evidencia aún más sus pujas internas. Así, mientras el kirchnerismo acérrimo ha optado por soltarle la mano a López y blindar a De Vido como forma de resguardar a Cristina Kirchner (a veces con dislates: Hebe de Bonafini, líder de Madres de Plaza de Mayo, sostuvo que López había sido "infiltrado" en el Frente para la Victoria), otros dirigentes peronistas salieron a despegarse rápidamente. "Con todo esto es imposible que Cristina vuelva", declaró Juan Manuel Urtubey, gobernador de la provincia de Salta.
El Gobierno de Cambiemos pasó de la incredulidad al festejo: el macrismo entiende que la indignación popular que ha ocasionado esta detención hace más llevadera la compleja situación económica que atraviesan hoy los argentinos fogoneada por algunos de sus propios errores. Entre otros, los descalabros ocasionados en la economía doméstica por el fenomenal aumento de tarifas cuya falta de gradualidad hizo de un sinceramiento necesario del valor de la energía y los servicios públicos una condena impagable para muchas familias, motivando acciones de amparo y no pocas rectificaciones gubernamentales.
El caso López le ha dado oxígeno al macrismo y explica algunos triunfos de las últimas horas: la aprobación por amplia mayoría de los pliegos de sus dos candidatos para integrar la Corte Suprema de Justicia, por ejemplo. Los contrastes soplan a favor de la gestión: tras nueve años sin estadísticas oficiales, porque el kirchnerismo intervino el organismo encargado de producirlas cuando la inflación comenzó a ser inocultable, esta semana se conoció la inflación de mayo. El elevado 4,2% es un indicador doloroso que, sin embargo, la sociedad agradece como prueba de transparencia.
¿Cuál ha sido la reacción de Cristina Kirchner ante el escándalo? La expresidenta puso en acción un consejo de Néstor, su marido, quien decía que para esconder un elefante no hay modo más sencillo que rodearlo de otros veinte. En la carta publicada en Facebook el jueves (dos días después de la detención de López), Cristina pretendió diluir su eventual responsabilidad penal en la que sin duda les corresponderá también a quienes hayan sido cómplices de irregularidades: "Yo quiero saber quiénes son, además del Ing. López (secretario de Obras Publicas durante mi gestión), los responsables de lo que pasó", escribió. "El dinero que el Ing. López tenía en su poder, alguien se lo dio. Y no fui yo. Ni ninguno de los miles de militantes que integran este espacio político. Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada".
Los Coen no lo hubieran hecho mejor: en el guión de este relato las responsabilidades son siempre del azar ("coincidencias", repetía el vicepresidente Amado Boudou cada vez que se le preguntaba por la causa Ciccone, aún abierta) o de los otros (el periodismo, los jueces, los empresarios...). Cristina no dice, sin embargo, lo único que la Argentina espera y tiene derecho a reclamar: "Yo no soy corrupta ni avalé la corrupción". Sabe, como todo abogado, que –llegado el caso-- un imputado no está obligado a decir la verdad.
“Parece una película de los hermanos Coen”, dice un veterano periodista al ponderar el escandaloso episodio delictivo que conmovió a la Argentina esta semana y que puede convertirse, a la vez, en un golpe letal para el relato kirchnerista y en una tregua para el Gobierno de Mauricio Macri, que no...
Autor >
Raquel Garzón
Raquel Garzón es poeta y periodista. Se especializa en cultura y opinión desde 1995 y ha publicado, entre otros libros de poemas, 'Monstruos privados' y 'Riesgos de la noche'. Actualmente es Editora Jefa de la Revista Ñ de diario Clarín (Buenos Aires) y Subdirectora de De Las Palabras, un centro de formación e investigación en periodismo, escritura creativa y humanidades.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí