Tribuna
¿Un plan Marshall para África? Una huida hacia delante de la UE
Tania González Peñas / Marta Aboud Bellas 15/06/2016
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En el debate del lunes, Mariano Rajoy se refirió a un Plan Marshall para África, un programa de la Unión Europea que consiste en subcontratar países frontera.
A la pregunta ¿hacia dónde va Europa?, la Comisión Europea se está empeñando en dirigir la respuesta hacia un futuro muy diferente al de los principios con los que se fundó la UE. Las peticiones de recortes, el cierre indolente de fronteras, y la externalización de la acogida de refugiados, aprobados a golpe de rodillo de la gran coalición, trabajan por hacernos olvidar el anhelo de una Europa social y solidaria. La semana pasada debatimos en el Parlamento Europeo la situación actual de la Agenda Europea de Migración, más concretamente lo que la Comisión Europea ha denominado un nuevo “Pacto Migratorio”.
La Unión Europea pone ahora sobre la mesa este Pacto Migratorio en el que se quiere utilizar de manera coordinada toda la potencialidad de la política exterior, económica, comercial e incluso la ayuda al desarrollo de la UE con el único fin de detener la migración. El acuerdo de la vergüenza entre la UE y Turquía parece que ha sido un proyecto piloto para la externalización de las fronteras de la UE que, según este nuevo pacto, se quiere replicar en otros países de África y Oriente Medio.
El acuerdo con Turquía, criticado por multitud de organizaciones de la sociedad civil y por Naciones Unidas, ha puesto de relieve hasta qué punto se puede mercantilizar la vida humana en detrimento del derecho internacional y humanitario. Centros de refugiados convertidos en centros de detención (con menores retenidos), devoluciones en caliente, condiciones deplorables para los solicitantes de asilo que no cumplen los estándares mínimos según la ONU, falta de acceso a información y asesoría legal o un proceso de revisión de la solicitud acelerado sin tiempo suficiente de apelación, son algunas de las virtudes de este acuerdo. El cinismo de la UE al considerar a Turquía país seguro para recibir a los solicitantes de asilo que Europa devuelve es categóricamente reprochable. Turquía ha rechazado la reforma de su ley antiterrorista que ha usado el presidente Tayyip Erdogan para silenciar a periodistas críticos con el gobierno y los bombardeos de la zona kurda no dejan de poner en evidencia violaciones de derechos humanos en el territorio turco.
Con este nuevo Plan Marshall para África, la UE ahora pretende que la responsabilidad del control y gestión de los flujos migratorios recaiga sobre terceros países, la gran mayoría dictaduras donde se vulneran los derechos humanos con impunidad. ¿Es que la Comisión considera ahora que países como Malí, Níger, Senegal o Etiopía pueden ser socios fiables, respetuosos de los derechos humanos, a los que encomendar tal misión? Ofrecer incentivos económicos al tiempo que condicionar la ayuda al desarrollo de países africanos al control fronterizo y de flujos migratorios de personas que la UE rechaza es, sencillamente, inmoral. Sabemos que estos países apenas tienen capacidad para realizar este cometido --la Cumbre de La Valeta del año pasado ha traído pocos resultados--, son países con elevados niveles de corrupción que no pueden ofrecer garantías ni seguridades a los migrantes. Son además Estados frágiles que sufren situaciones de miseria, pobreza extrema, desastres naturales o conflictos bélicos.
Estas propuestas sólo son una manera de que la Comisión Europea intente acomodar su política común a la actual deriva xenófoba que está tomando la UE, liderada por gobiernos como el húngaro, austriaco, eslovaco o búlgaro. ¿Cuándo se ha convertido la Comisión Europea en el mejor canalizador de las demandas de políticas de extrema derecha y de los gobiernos más xenófobos y racistas de la Unión? Externalizar las fronteras a terceros países sólo va a reforzar las mafias en origen y tránsito, y fomentar el tráfico de personas por rutas más peligrosas.
La humanidad siempre ha sido migrante, los movimientos de personas son y serán un hecho. Con buenas políticas de integración se puede contribuir de manera muy positiva en los países de acogida. Ban Ki Moon, en su informe ante la Asamblea General en 2013, destacó que “la migración es una expresión de la aspiración humana por la dignidad, la seguridad y un futuro mejor. Es parte del tejido social, de nuestra condición como una familia humana”. La UE debería seguir trabajando y ayudando para paliar las causas que la generan, promover vías legales y seguras para las personas que huyen y poner en marcha políticas valientes de inclusión social e integración en el mercado laboral. Subcontratar países-frontera para mantener alejadas las crisis humanitarias de la Unión Europea en países con graves vulneraciones de los derechos humanos, no debería de ser motivo de orgullo en un debate electoral, sino que debería de hacernos reflexionar sobre la Europa que la gran coalición está construyendo.
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Tania González Peñas es eurodiputada de Podemos.
Marta Aboud Bellas asistente de Podemos en el Parlamento europeo
En el debate del lunes, Mariano Rajoy se refirió a un Plan Marshall para África, un programa de la Unión Europea que consiste en subcontratar países frontera.
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Tania González Peñas / Marta Aboud Bellas
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