30 millones de latinoamericanos, en riesgo de volver a la pobreza
Un tercio de los que habían ingresado en la clase media en los tiempos de bonanza y de políticas de redistribución entre 2002 y 2014 se hallan en situación de vulnerabilidad
Alejandro Rebossio Buenos Aires , 22/06/2016
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Nancy no se cansa de repetir que está mal. “Estamos muy mal, la cosa va mal, solo me apoyo en Dios”, cuenta esta ama de casa y tejedora de cortinas de Boulogne, un suburbio de Buenos Aires. Su marido limpia la fábrica que cerca de allí tiene Volkswagen, pero sus ingresos como empleado de una empresa tercerizada de higiene y mantenimiento han caído a la mitad desde abril pasado porque la fabricante alemana de coches eliminó el turno noche ante la caída de las exportaciones al recesivo mercado brasileño. Nancy dejó de pagar el mes pasado la baja cuota del modesto colegio privado al que asiste su hija única. Allí la envía, en lugar de a la escuela pública, que en las últimas décadas ha sufrido huelgas de docentes y pérdida de la calidad de la enseñanza en la periferia pobre de la capital argentina. Hay días en los que a Nancy ni siquiera le alcanza el dinero para pagar el colectivo (el autobús). Al menos el alimento está siempre en la mesa. No se trata de indigencia, pero sí de pobreza.
Unos 30 millones de latinoamericanos corren riesgo de ser pobres otra vez, según advirtió en un reciente informe el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Suponen un tercio de los que habían ingresado en la clase media en los tiempos de bonanza de los que gozó Latinoamérica cuando las materias primas --principales productos de exportación de los países sudamericanos-- cotizaban a precios altos entre 2002 y 2014. En ese periodo además los gobiernos de las diversas izquierdas latinoamericanas emprendieron políticas de mayor redistribución de los crecientes ingresos, y varios de los de derecha los imitaron en mayor o menor medida. Ahora que la bonanza acabó, políticos conservadores o liberales desplazan a los progresistas o izquierdistas de los gobiernos de diversos países al compás de los escándalos de corrupción y el descontento social.
En los tiempos de las vacas gordas, entre 2003 y 2013, unos 94 millones de latinoamericanos se incorporaron a la clase media, recordó la subsecretaria general de Naciones Unidas y directora del PNUD para la región, Jessica Faieta, en la presentación del informe. De ese total, 72 millones habían sido pobres. “Pero seguimos siendo una de las regiones más desiguales del mundo. Más del 94% de la población latinoamericana está por encima de la línea de pobreza global, que es la de 1,25 dólares diarios por persona, pero no se resolvieron problemas sociales ni ambientales”, advirtió la experta ecuatoriana.
La medición de la pobreza por ingresos es susceptible de amplias discusiones. Por ejemplo, el PNUD calcula que en Latinoamérica son pobres los que tienen menos de 4 dólares diarios para vivir y considera que son vulnerables, es decir, que están en un limbo entre la clase media y la baja, aquellos que cuentan con entre 4 y 10. Pero en algunos países latinoamericanos, como México y Argentina, se necesitan más de 4 dólares diarios para evitar la pobreza.
En Brasil, el 19,8% vivía con menos de 4 dólares en 2013, antes de que comenzara la crisis de los últimos dos años. A su vez, el 35,1% pertenecía a la clase vulnerable, unos 71,7 millones de personas. De ellas, hasta 9,3 millones corren riesgo de volver a la pobreza, según el PNUD. Quizás ya hayan caído en estos tiempos de recesión e inestabilidad política.
En México, el 27,7% sobrevivía en 2012 con menos de 4 dólares y el 43,1% con entre 4 y 10 dólares. Claro que esta medición de pobreza que elabora el PNUD resulta benévola comparándola con la que confecciona, por ejemplo, otro organismo de Naciones Unidas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que la calcula en un 41,2%. Pero más allá de estos parámetros, la cuestión es que de los 52,6 millones de mexicanos vulnerables, hasta 6,8 millones pueden pasar a percibir menos de 4 dólares diarios, según el PNUD.
El PNUD advierte de que, de los 15,7 millones de argentinos vulnerables, hasta 2 millones pueden pasar a tener menos de 4 dólares diarios
En Argentina, la barrera de los 4 dólares también resulta insuficiente para abarcar a la población pobre. Según ese criterio, solo el 12,9% se encontraba en 2014 en la pobreza mientras que el 36,5% era vulnerable. Pero otros cálculos como el de la Universidad Católica Argentina estiman que el 28,2% es pobre.
El PNUD advierte de que, de los 15,7 millones de argentinos vulnerables, hasta 2 millones pueden pasar a tener menos de 4 dólares diarios.
En Colombia, el 30,8% sufría la pobreza en 2013. El 37,7%, unos 17,8 millones, era vulnerable. Ahora 2,3 millones corren el riesgo de ser pobres. En Venezuela, en 2011, el 29% se mantenía con menos de 4 dólares diarios y el 47,7% con entre 4 y 10. De los 14 millones de venezolanos vulnerables, el PNUD calcula con moderación que 1,8 millones pueden caer en la pobreza, pero el actual descontrol económico del país ha llevado a esa situación al 76% de la población, según un estudio de las universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela y Simón Bolívar. Bancos y consultoras relevadas por la firma FocusEconomics prevén que este año la inflación llegará al 371% y el PIB caerá un 8% en un contexto de escasez de alimentos.
En Perú, el 20% era pobre y el 40,8% pertenecía a la clase vulnerable en 2014. De los 12,6 millones en esa situación, hasta 1,6 millones pueden caer en la pobreza, según el PNUD. En Chile, este organismo calcula que en 2013 el 6,8% vivía con menos de 4 dólares y el 35,8% con entre 4 y 10. De los 6,3 millones de chilenos vulnerables, más de 800.000 corren riesgo de caer en la pobreza.
Cuatro factores contribuirían a que menos latinoamericanos se empobrecieran, según Faieta, del PNUD. Uno es el acceso a la protección social, ya sea con pensiones o con la ampliación de la acotada cobertura del seguro contra el paro. En segundo lugar, Latinoamérica debe reforzar su débil sistema de cuidado de niños, ancianos y discapacitados. Se requieren más parvularios para que las madres puedan salir a trabajar, así como ayudas para que las familias puedan hacerse cargo de parientes en situación de dependencia. En tercer término, los vulnerables pueden sortear la pobreza si en los tiempos de bonanza lograron acceder a bienes físicos, como ahorros u otras pertenencias de las que puedan echar mano para afrontar unos meses o años difíciles. Por último, los países latinoamericanos deben fomentar una mayor y continua cualificación laboral para adaptar a sus trabajadores a las nuevas demandas del mercado. “En materia social, hacer más de lo mismo ya no funciona”, advirtió Faieta.
El economista jefe del PNUD para Latinoamérica, el boliviano George Gray Molina, coincidió en que se debe pensar un “giro en las políticas públicas” porque las implementadas en los primeros años del siglo XXI “no rinden lo mismo, dado el menor crecimiento econòmico, los consiguientes techos fiscales que sufren los países y la saturación del mercado laboral”. Además alertó sobre otros factores empobrecedores que se mantuvieron o se reforzaron en los tiempos de bonanza. Por un lado, Gray Molina señaló que subsisten las exclusiones por etnia, color de piel, género, contra los migrantes y los discapacitados, más allá de sus niveles de ingreso. Así, las mujeres latinoamericanas superan a los varones en estudios terciarios, pero ganan un 16% menos por hora y dedican tres veces más tiempo al cuidado de niños, ancianos y discapacitados.
Por otra parte, en la comparación internacional, Latinoamérica presenta algunos parámetros de subdesarrollo que en teoría deberían estar mejor considerando sus niveles de ingresos. ¿Qué significa esto? Que Latinoamérica debería ser más igualitaria y tener menores índices de homicidio y embarazo adolescente de los que sufre, según Gray Molina. En cuanto a la inequidad, el economista boliviano dejó una advertencia: el impacto redistributivo del gasto público en Latinoamérica es borrado parcialmente por el efecto regresivo de los impuestos, que recaen más en el IVA que en los de la renta y el patrimonio.
Por último, el economista jefe del PNUD recordó que la pasada bonanza latinoamericana “ahondó la dependencia de la región respecto del extractivismo de recursos naturales”. “Esto afecta a la economía, pero también al bienestar. La Agenda 2030 de la ONU dice que nos queremos descarbonizar, pero este es el cuadrante ausente del desarrollo sostenible en Latinoamérica. Muchos países avanzaron pero en detrimento de la calidad ambiental, con deforestación, contaminación… Salir del extractivismo es la agenda pendiente”, planteó Gray Molina. Y es que la pobreza no solo atañe a los ingresos.
Nancy no se cansa de repetir que está mal. “Estamos muy mal, la cosa va mal, solo me apoyo en Dios”, cuenta esta ama de casa y tejedora de cortinas de Boulogne, un suburbio de Buenos Aires. Su marido limpia la fábrica que cerca de allí tiene Volkswagen, pero sus ingresos como empleado de una empresa tercerizada...
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Alejandro Rebossio
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