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Gérard Filoche.
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Inspector de trabajo ya jubilado, Gérard Filoche (Rouen, 1945) es miembro del Partido Socialista francés desde 1994 y forma parte de su Dirección Nacional desde 2012. Representante del ala izquierdista de la formación política, se ha convertido en una de las principales figuras de la lucha contra la reforma laboral impulsada por el Gobierno de su propio partido.
Hablamos con Filoche en el autobús de camino a Le Havre, la gran ciudad portuaria en el noroeste de Francia, en la que se suceden las huelgas, manifestaciones y bloqueos desde finales de marzo. Este hijo de un ferroviario y de una auxiliar de enfermería, licenciado en Filosofía y que a lo largo de su vida laboral pasó por empleos tan distintos como cartero, conductor de reparto, profesor o periodista, va a participar en un acto en apoyo a los trabajadores en huelga organizado por la Fakir, la revista que junto con otras organizaciones estuvo detrás del impulso inicial de Nuit Debout. El periodista François Ruffin, director de la publicación y del documental social Merci, patron!, presenta a Filoche como “nuestra paradoja permanente”.
En unos segundos, este antiguo militante trotskista conquista al público, que aplaude sus furiosas diatribas contra Manuel Valls, principal impulsor de una reforma laboral que el Gobierno debería “retirar”. Para Filoche, el primer ministro representa la “unidad con la derecha”, exactamente lo contrario de aquello que él defiende, una coalición de izquierda que permita evitar que en las presidenciales de 2017 los franceses se vean obligados a “elegir entre el Frente Nacional y Los Republicanos [de Sarkozy]”. Si se quiere lograr esto hay un requisito indispensable: “Es necesario que el Partido Socialista cambie”. Y él parece dispuesto a hacerlo. Días después de la entrevista, el martes 21 de julio, anunció su candidatura a las primarias abiertas para elegir al candidato presidencial socialista.
¿Cree que hay esperanzas de que la reforma laboral sea retirada?
¡Por supuesto que sí! Viendo la fuerza del movimiento, ya debería haber sido retirada. No sé por qué el gobierno se empeña. Es minoritario, parece muy brutal por su parte imponer una ley que nadie quiere.
Valls ha hablado con Philippe Martinez, el secretario general de la CGT, y hay quien dice que este sería el primer paso hacia un acuerdo en el que nadie aparezca como el perdedor, un acuerdo que no incluiría la retirada total de la ley. ¿Qué piensa usted?
Dependerá de la fuerza del movimiento. No habrá tregua por la Eurocopa. En todas las ciudades se han extendido las huelgas de transporte y hay más de 400 o 450 empresas movilizadas y ocupadas en diversa medida por los trabajadores. Ya hace tres meses que la protesta dura y la opinión pública no se ha movido de postura: en todas las encuestas el 75% de la población se opone a la reforma. La última dice que el 70% de los jóvenes está en contra. Hemos tenido seis o siete manifestaciones, en las que han participado dos millones de personas. Todo esto es enorme para un gobierno que está al final de la legislatura, que está muy debilitado en las encuestas… debería escuchar y retirar la reforma. Hay una anomalía en lo que estamos viviendo, hay algo inexplicable en el hecho de que se mantengan en una posición tan minoritaria.
Usted siempre ha defendido la unidad de la izquierda. ¿Cree que sigue siendo pertinente defenderla, con un PS que impulsa una reforma laboral que ni siquiera Nicolas Sarkozy se había atrevido a proponer?
La unidad de la izquierda implica que el Partido Socialista cambie. Valls es la unidad con la derecha, yo defiendo la unidad con la izquierda. La unidad con la izquierda implica una ruptura con la actual política de Valls. ¿Eso es posible? Sí, de la misma manera que podemos ganar contra la Ley El-Khomri [nombre con el que se conoce el proyecto de reforma laboral debido al apellido de la ministra de trabajo, Myriam El-Khomri]. La mayoría de la izquierda busca otra orientación para ganar el año que viene las elecciones. Para ganar hace falta tener un único candidato de la izquierda porque si hay dos, ni siquiera estaremos en la segunda vuelta. Imagine que Hollande se empeña en presentarse, algo que no le aconsejo, ¿cuánto sacará? Las encuestas le atribuyen el 12 o 13 por ciento de los votos, a Mélénchon [eurodiputado y líder del Parti de Gauche] le atribuyen el 10 u 11 por ciento. En la segunda vuelta tendremos que elegir entre el Frente Nacional y Los Republicanos [que todavía no ha decidido su candidato presidencial]. Hay que imponer la unidad de la izquierda con un candidato único. Todavía estamos a tiempo pero hay que darse prisa, el tiempo se nos escapa entre los dedos.
En Reino Unido Jeremy Corbyn consiguió ganar las primarias del Partido Laborista con un programa mucho más de izquierdas que la política de Hollande, pero le está costando controlar su propio partido. ¿Es posible la renovación de la socialdemocracia?
Los laboristas han pasado de 100.000 miembros a 500.000, han cambiado muchas cosas. Quiero unas primarias en Francia para tener a alguien como Jeremy Corbyn o Bernie Sanders. Tienen que celebrarse unas primarias para tener un candidato único de la izquierda. Evidentemente no puede ser François Hollande. Hay gente que finge tener miedo diciendo “si hay primarias, Hollande puede ganarlas”. ¡Pero no podrá, perderá!
En el contexto español, después de las elecciones de diciembre Podemos y el PSOE intentó llegar a un acuerdo pero no funcionó, el PSOE prefirió aliarse con Ciudadanos. ¿Qué enseñanzas se pueden extraer de ese caso?
Son las mismas enseñanzas en todos sitios. En Alemania es igual: hay una mayoría de izquierda, pero el SPD por ahora prefiere gobernar con Merkel. La canciller fue derrotada en las últimas elecciones y tiene 10 diputados menos que la izquierda. Podría haber de un día para otro en Alemania un gobierno del SPD, Die Linke y Los Verdes. En Portugal es igual, la izquierda tiene 20 diputados más que la derecha y la única solución es que gobiernen los tres partidos juntos [Partido Socialista, Bloco de Esquerda y Partido Comunista]. Yo estoy de acuerdo con este tipo de compromisos porque si no le dejamos el campo libre a la derecha y no avanzamos. En Portugal se ha avanzado un poco, sé que no funciona muy bien pero de todas maneras es la vía que hay que seguir. En Francia si no tenemos un acuerdo de la izquierda será la derecha la que gobernerá, es así de simple. Parece difícil pero no es tan absurdo pensar en tener una plataforma con cinco o seis elementos clave para redistribuir la riqueza, es una cuestión de voluntad política.
En un artículo suyo habla de “pueblo de izquierda”, una expresión que se usa mucho en Francia pero en otros sitios, como en España, no se usa nunca…
La izquierda es un concepto que no tiene sentido sin base social. Lo que cuenta cuando hablo de izquierda son los asalariados, los que no tienen más que su fuerza de trabajo para vender. Eso es la izquierda. Estos están enfrentados al accionariado, que quieren comprar barata su fuerza de trabajo. Esa es la base de la lucha de clases. En Francia tenemos una particularidad, y es que la izquierda está dividida en 19 partidos, pequeños, medianos y grandes. Dentro de esos 19 partidos de izquierda hay por lo menos 30 orientaciones…
Pero aparte de la cuestión de las alianzas entre los partidos…
Si no hay alianza entre esos 19 partidos o de la mayoría de esos partidos, con una plataforma que sea un compromiso entre todos, no habrá salida política.
En Francia, en Austria, en casi toda Europa la extrema derecha esta beneficiándose de la crisis más que la izquierda. ¿Cree que la izquierda tiene que cambiar algo en términos de discurso o de estrategia?
No comparto esa visión. La extrema derecha no esta beneficiándose de la crisis. El Frente Nacional ha conseguido el 30 por ciento de los votos del 50 por ciento que se expresa [en las elecciones regionales de diciembre en Francia hubo casi 50 por ciento de abstención]. La izquierda sigue siendo mayoritaria en Francia en la base, entre los asalariados.
Pero en términos electorales…
La derecha y la extrema derecha no han ganado en votos, han ganado en porcentaje. Porque la izquierda se abstiene. No hay vuelco de la opinión. Eso es muy importante. Lo que yo digo es que hay una mayoría de izquierda que busca cómo expresarse y mi acción militante es intentar que se exprese. Es decir, que haya una unidad suficiente para conseguir la mayoría y eso no se podrá hacer sin el Partido Socialista.
Inspector de trabajo ya jubilado, Gérard Filoche (Rouen, 1945) es miembro del Partido Socialista francés desde 1994 y forma parte de su Dirección Nacional desde 2012. Representante del ala izquierdista de la formación política, se ha convertido en una de las principales figuras de la lucha contra la reforma...
Autor >
Pablo Castaño Tierno
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