Los escenarios del futuro político de Sánchez
Tras el ‘no’ unánime en la primera sesión de investidura, se plantean tres posibilidades ligadas al futuro del líder del PSOE. La única que podría salvarle es la que proponen sus afines: que intente formar gobierno si fracasa Rajoy
Cristina S. Barbarroja 11/07/2016
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Pedro Sánchez, durante el Comité Federal.
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Como tiburones rodeando a un náufrago en una balsa de goma, los críticos con Pedro Sánchez están tranquilos. No hay más que esperar a que resuelva una situación más complicada aún que la que se le presentó tras el 20D. Así que… que actúe, que ya llegará el momento de la merienda. O, en palabras de Susana Díaz: "Es al secretario general del PSOE al que corresponde gestionar la situación (…) va a tener toda mi lealtad”.
Una lealtad condicionada a que se mantenga la postura consensuada este sábado por el máximo órgano de poder de los socialistas: el Comité Federal. Y que Pedro Sánchez resumía en la sentencia “somos y seremos oposición”. “Es el momento de Mariano Rajoy” , explicaba un dirigente del PSOE. “Tiene que retratarse como hizo hace veinte años Aznar cuando negoció con Jordi Pujol”. O como decía gráficamente el presidente asturiano, Javier Fernández: “Aznar habló catalán en la intimidad; ahora le corresponde a Rajoy aprender idiomas”. Lo que no quedó claro es si la estrategia y los tres ‘noes’ pactados –‘no’ a la gran coalición, ‘no’ a apoyar un gobierno del PP desde fuera y ‘no’ a apoyar la investidura de Rajoy”– lo son para siempre o tienen fecha de caducidad: la primera sesión de investidura… si llega.
Después se abren tres escenarios que, además, están ligados al futuro del secretario general. El del susanismo, que prefiere un Sánchez debilitado en la oposición y que, inspirado por Felipe González, apuesta por la abstención del PSOE con argumentos que avanzaba uno de los dirigentes más críticos con Sánchez, Eduardo Madina: “No podemos votar ‘no’ con Bildu o con Esquerra Republicana de Catalunya”. El diputado, que ha recuperado el escaño que perdió el 20D cuando Sánchez le colocó número siete de la lista por Madrid, detrás de Irene Lozano o la comandante Zaida Cantera, se despachó el sábado a gusto contra el secretario general. Fue, de hecho, el dirigente más duro de la cincuentena que tomó la palabra en el cónclave. Con Sánchez sentado escupió que “desde que llegó a la Secretaría General, el PSOE ha perdido un voto cada minuto”.
Él, Madina, suena de hecho como recambio parlamentario de Sánchez. Aún no hay fecha para el Congreso –“no toca”, explicaban ayer los dirigentes socialistas-- pero de nuevo la dirección apuesta por el retraso hasta finales de año y los críticos, por que se celebre cuanto antes. Susana Díaz no ha aclarado si presentará o no candidatura para hacerse con el gobierno de Ferraz, aunque se da por presentada. Llegado el caso, que cuenta por lo menos con el respaldo del 25% del partido –la federación andaluza--, podría convertir al vasco en su hombre para hacer la oposición parlamentaria a Mariano Rajoy. La trianera, que fue la primera en tomar la palabra en el Comité, hizo la crítica que no hizo Sánchez: “Nos hemos salvado por la campana (…) Es una buena noticia que no haya habido sorpasso pero no podemos decir que el PSOE sea el partido hegemónico de la izquierda”, dijo. Mucho más duro fue otro de los aliados de la andaluza, el presidente aragonés, Javier Lambán, que casi invitó al secretario general a largarse cuando recordó, erróneamente por cierto, que José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez-Rubalcaba abandonaron después de sus respectivos desastres electorales.
“Equivocación”, dijo Susana Díaz, “un imposible medieval”, fue el calificativo del presidente de Asturias, Javier Fernández, en relación al otro escenario socialista: el que apoyan los barones afines al secretario general y al que la semana pasada puso voz la presidenta balear, Francina Armengol. Algunos no descartan que lo hiciera mandatada por Sánchez. Lo cierto es que, tras leer a Felipe González, Armengol escribió en su cuenta de Twitter: “Ni terceras elecciones ni traicionar a los ciudadanos que votaron al PSOE. Si Rajoy fracasa, gobierno de cambio”.
Las cuentas de la presidenta, que entiende la abstención como “una traición a la militancia y a los 137 años de historia del PSOE”, son un ejecutivo con Podemos y C´s en caso de que los de Rivera no apoyen al PP, o un gobierno con Podemos y los nacionalistas. Y recordaba la balear que el critico Lamban gobierna en Aragón gracias al apoyo de esas fuerzas. Tras Armengol, se han colocado el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, o el primer secretario del PSC, . Él también fue punching ball de los críticos como Javier Fernández que, en relación a la propuesta de un referéndum a la canadiense para Cataluña, le pidió que aclarase si está en la Declaración de Granada o que se replantee la relación de los socialistas catalanes con el PSOE.
Como ocurrió tras el 20D, esa vía sería la única que podría salvar políticamente al náufrago. Entonces –y a pesar de los vetos de los tiburones del Comité Federal-- Sánchez intentó la pirueta. La tercera posibilidad, si el PP no lo logra, es una nueva convocatoria electoral, que también cuenta con el rechazo unánime del partido porque –como aventuraba algún dirigente-- “nos quedamos en cincuenta escaños; ir a las terceras es la muerte del PSOE”. Si es que no está un poco muerto ya.
Como tiburones rodeando a un náufrago en una balsa de goma, los críticos con Pedro Sánchez están tranquilos. No hay más que esperar a que resuelva una situación más complicada aún que la que se le presentó tras el 20D. Así que… que actúe, que ya llegará el momento de la merienda. O, en palabras de...
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