1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

El AVE que conecta a Cánovas del Castillo y Ana Pastor: un poder con 150 años de historia

La red de alta velocidad española es la segunda mayor del mundo detrás de la china, aunque con menos viajeros que otros países. La corrupción en la inversión de 50.000 millones llega a los recientes casos del AVE a Barcelona y la quiebra de Abengoa

Rubén Juste de Ancos 20/07/2016

<p>Retrato de Antonio Cánovas del Castillo.</p>

Retrato de Antonio Cánovas del Castillo.

Wikipedia

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Karl Marx decía que “los hechos y personajes de la historia mundial se repiten dos veces, una como tragedia, otra como farsa”. Herbert Marcuse añadió que la “farsa es más terrible que la tragedia que le sigue”. La historia pervive y revive, y gracias a ello Cánovas del Castillo da nombre a la plaza custodiada por la fuente de Neptuno, lugar emblemático en Madrid y símbolo de la historia moderna de España. Al sur de la plaza, el Museo del Prado; al norte, el Banco de España; al oeste, la Bolsa de Madrid; y el Congreso de los Diputados. Su centralidad en el paisaje madrileño es un símbolo de la obra de Cánovas: la Restauración borbónica y la Constitución de 1876, cuyo modelo de alternancia entre el Partido Liberal y el Conservador durará hasta 1923 y aún sirve como modelo de estabilidad. Manuel Fraga recuperó su figura, promoviendo la creación de la Fundación Cánovas del Castillo, hoy parte de FAES.  Pero su historia, como la de España, tiene dos caras que no siempre se muestran: una destaca que fue el presidente del Consejo de Ministros durante la mayor parte del último cuarto del siglo XIX, y otra pasa por alto su presidencia en la compañía de Ferrocarriles Andaluces en 1888 y entre 1892 y 1895, o su participación como consejero en el Banco Hipotecario, de capital francés, cargos que simultaneaba sin menor problema con el de jefe del Gobierno. Junto a él se sentaban Francisco Silvela, su sucesor en el partido, y Mateo Sagasta, su oponente en las elecciones. Más de un siglo después, Ana Pastor recorría este martes la Galería del Orden del Día hasta el Salón de Plenos, escoltada por los bustos de Cánovas, Sagasta e Isabel II, alborozados estos ante su nominación como presidenta del Congreso, habida cuenta de la vigencia y continuidad que daba este acto a un proyecto de más de 150 años. La nominación de Pastor gracias a un pacto entre todas las derechas nacionalistas premia y entrona una forma de Estado caracterizada por el dominio de determinados ministerios, como el de Fomento, que han servido como cotos privados y propiedad de estirpes centenarias. A ritmo de ferrocarril, todo cambia para que todo siga igual.

De la importancia de la figura de Francisco Silvela da cuenta la extensa calle que discurre por toda la parte este de Madrid, de Alcalá a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Sucesor de Cánovas al frente del Partido Conservador, y presidente del Consejo de Ministros en varias ocasiones, Silvela fue fundador de la empresa Ferrocarriles Andaluces, propiedad de su suegro, el Duque de Loring, dueño también del Banco de Málaga.

La compañía nació al año de ser aprobada la Constitución de 1876, que daba comienzo al modelo canovista de alternancia, y en su consejo se sentaban no sólo Silvela, sino posteriormente también Cánovas del Castillo, presidente del Consejo de Ministros durante la mayor parte del último cuarto del siglo XIX y también presidente de la compañía en 1888 y entre 1892 y 1895, además de consejero del Banco Hipotecario. La compañía, con tan renombrado consejo, logró hacerse con el monopolio de los ferrocarriles del sur de España hasta la segunda década del siglo XX, al mismo tiempo que moría el sistema canovista. Con constantes pérdidas y falta de inversión en plantilla e infraestructuras, su ruina se fue sufragando temporalmente con inyecciones de dinero público. Durante la década de 1920 se negó, alegando falta de recursos, a cumplir con la subida de salarios y la mejora de condiciones laborales pactadas (jornada de 8 horas). El dinero lo adelantaría el Ministerio de Hacienda de Calvo-Sotelo (201 millones de pesetas, de los que devolvieron un 4%). Este detalle no impidió la subida de salarios del consejo y el reparto de dividendos durante este periodo.

La falta de inversión y transparencia fue determinante para que la empresa ferroviaria fuera expropiada por el gobierno republicano de Azaña en 1936. El modelo de negocio encarnado por la compañía de Silvela y Cánovas no sólo fue criticado por la República; durante la dictadura de Primo de Rivera, el Consejo Superior de Ferrocarriles, en un informe de 1925, afirmaba: “Si con las mejoras, con buenos servicios de explotación, con medidas indirectas de gobierno y con tarifas adecuadas el negocio no prospera, será porque el ferrocarril no responda a una verdadera necesidad comercial, porque el agio ha predominado en relación con la explotación, porque se ha querido obtener una subvención y no organizar un transporte…”.

En 1932, el ministerio dirigido por Indalecio Prieto aprobó dos importantes leyes que modificaban el statu quo del sector. En primer lugar, el Estado podía cancelar la concesión a empresas que desatendieran la explotación de una línea, sin pagar indemnización por ello. Segundo, las empresas que recibieran subvenciones del Estado tendrían en su consejo representantes del Estado con derecho a veto. Esos consejeros no podían tener participación en empresas productoras de material ferroviario. Tras ser nacionalizada por Azaña, la empresa fue adjudicada a la Compañía de Ferrocarriles del Norte. A comienzos de la dictadura, en 1941, se nacionaliza otra vez la compañía, recompensando a los accionistas con un valor por acción similar al que tenía antes de ser intervenida. El gobierno de Franco restituía el modelo que había prevalecido desde los inicios del ferrocarril en España.

Para encontrar las primeras referencias al orden social que estos días trata de abandonar el respirador artificial, quizá sea bueno explorar otra de las zonas emblemáticas de Madrid, el barrio de Salamanca, apreciado por sus calles de acento parisino. Como nombre del poder, su último rastro data de 1873, durante la I República, cuando el recién fundado Banco Hipotecario, en el que Cánovas participaba como consejero, otorgaba su primer préstamo, de seis millones de pesetas, al marqués de Salamanca para que pudiera terminar de construir el barrio que lleva su nombre. Nombrado marqués por Isabel II, el urbanista fue desde su más tierna juventud un hombre de negocios, negocios que hacía con el beneplácito del Estado: consiguió tempranamente la concesión de la explotación del monopolio de la sal (1839), poco después de su acta de alcalde de Vera (1835), y de diputado en Cortes por Málaga (1837).  

Canonizado por algunos autores como el conde de Montecristo español por su espíritu romántico y sus aires de conquistador, el marqués fue realmente el primer lobbista de las infraestructuras viarias y ferroviarias. En sus primeros años como diputado, en 1843, ofreció un préstamo al Estado por valor de 400 millones de reales para la construcción de carreteras. Como forma de pago, Salamanca reclamó al Ministerio de Hacienda que “el prestamista designará a su voluntad las fincas de bienes nacionales suficientes a cubrir la expresada cantidad” (p.21). Con aquellas fincas se refería principalmente a las expropiadas tras las desamortizaciones de Mendizábal y Espartero. Finalmente, no sin críticas y cuestionamientos por parte de otros diputados, el crédito fue aprobado.

Pero si destacó en algo fue en el sector ferroviario, con la creación de sucesivas sociedades para la construcción de las primeras líneas de tren que tuvo España: adjudicatario de la segunda línea construida en España después de la de Mataró, la línea de Madrid a Aranjuez, concedida mientras era diputado por Málaga en 1845, y en la que participó como inversor junto con el conde de Retamoso, cuñado de Isabel II. Ese mismo año creó la sociedad Caminos de Hierro del Norte de España. Un año después, tras iniciar las obras, sería nombrado ministro de Hacienda. Aunque sólo duró seis meses, al ser derrocado el gobierno por el golpe de Narváez. Los meses siguientes fue centro del debate político, y objeto de críticas en el Congreso, acusado de haber beneficiado a sus socios y a sus propios negocios.

Uno de los principales motivos de la polémica fue una de sus aventuras público-privadas: el Banco de Isabel II, fundado en 1844 como primer banco privado en España, autorizado a realizar todas las operaciones usuales de banca incluida la de emitir billetes, pero especialmente dedicada a otorgar créditos industriales. Su breve recorrido se truncó tras una crisis que arrastrará a la Bolsa y a los títulos en 1846, que desde 1844 habían entrado en una fase especulativa, especialmente los de deuda pública y de sociedades mineras y ferroviarias de reciente creación. Ese mismo año, el banco que promovieron el marqués de Santa Olalla y el marqués de Salamanca tuvo que ser intervenido por el Ministerio de Hacienda, canalizando las deudas del Banco de Isabel II y del Ferrocarril de Aranjuez al Banco de San Fernando. Un año después ambos bancos, competidores hasta entonces, fueron fusionados formando lo que hoy se conoce como Banco de España. El Estado asumía así las pérdidas de Salamanca.

Exiliado en Francia hasta 1849, Salamanca vuelve gracias a una alianza con su hasta entonces enemigo, el general Narváez, que estará en el poder durante la llamada década moderada. Coincidente con la desamortización de Madoz y, según algunos autores, muestra de la disputa entre sectores por atraer capitales, se promulga la Ley de Ferrocarriles el 9 de junio de 1855, lo que significó la vuelta de Salamanca al negocio de los ferrocarriles: Castillejo-Toledo, Córdoba- Cádiz. Las concesiones se hacían por subasta, primando no tanto la calidad de la propuesta como la economía de la misma, pues se solían otorgar los permisos a los postores que aceptaban subvenciones más bajas, pujando así las fortunas con mayor facilidad de financiación.

Finalmente, en 1866, los negocios de Salamanca sufrieron su mayor revés, acosado por la caída del valor de las acciones y su fuerte endeudamiento, base del modelo. Intentó convencer a Narváez de la necesidad de rescatar el sector y, aunque no pudo lograrlo, consiguió que traspasara el canon del 10% que cobraba el Estado a las concesionarias para aliviar las deudas. Empezaba la decadencia de Salamanca y el auge de nuevos empresarios, como Loring y Cánovas, que adquirirían más tarde las líneas de Salamanca.

Los años de Ferrovial y la casa Calvo-Sotelo

Subiendo Recoletos nos encontramos con la Castellana, símbolo del desarrollo económico del país. Durante años, esta avenida terminaba en Plaza de Castilla, con el monolito de Calvo-Sotelo en el centro, presidiendo la entrada a las majestuosas y polémicas torres KIO de Caja Madrid. Recuperado por el franquismo como mártir de la guerra civil y símbolo de la cruzada, Calvo-Sotelo nacionalizó el Banco Hipotecario de Cánovas en 1923, en su etapa como ministro de Hacienda con Primo de Rivera, cuando gozaba de la facultad exclusiva de emitir cédulas hipotecarias, y pasó después al sector privado como presidente del Banco Central tras su destitución en 1930. Su sobrino, ministro de Obras Públicas y presidente del Gobierno tras el 23F, fue antes consejero y miembro fundacional de Ferrovial desde 1952, concesionaria de la fabricación de travesía para Renfe, empresa pública en la cual fue presidente en 1967, diez años antes de ser nombrado ministro de Obras Públicas. El consejo de administración de Ferrovial en 1952 será un núcleo de poder en los años 70 y 80: José María López de Letona, ministro de Industria y Gobernador del Banco de España; Leopoldo Calvo-Sotelo, ministro de Obras Públicas, vicepresidente y presidente del Gobierno. O en empresas públicas, tanto el afamado referente de Ferrovial, Rafael Del Pino, nombrado presidente de Enagás, o Claudio Boada Villalonga, presidente del INI. Pero el clan Calvo-Sotelo Bustelo-Ferrovial también ha integrado a la beautiful people del PSOE, en concreto al gobernador del Banco de España durante 10 años y subgobernador con UCD, Mariano Rubio, miembro del consejo de la empresa Interholding, propiedad del grupo fundador.  

Ferrovial es producto del nuevo papel que el franquismo asignó a los empresarios del sector ferroviario. Primero, fueron nacionalizadas las empresas que tuvieran la concesión vencida, remunerando en función del largo de vía. Por otro, a finales de los años 50 las empresas que tuvieran todavía concesiones tendrían subvenciones para afrontar la renovación de la infraestructura. Pero el gran cambio se dio al reconducir el modelo de comunicaciones y transportes hacia el coche y la carretera. Entre 1958 y 1975 se cierran 28 líneas de vía estrecha, bajo la dirección del ministro Federico Silva Muñoz, cuya hija fue consejera de Sacyr Vallehermoso y actualmente es abogada del Estado.

Las ruinas del modelo: Borrell y los Benjumea

Los fantasmas del pasado no sólo tienen suntuosas calles, también tienen sus ruinas. Sevilla quizá representa, en su historia urbana reciente, una muestra de ello. Fue la primera ciudad en España conectada por alta velocidad con motivo de la Expo de 1992, una gran ocasión para mostrar las posibilidades del AVE, pero también da muestras de la decadencia del modelo.  Un Estudio de Fedea --la fundación cuyo patronato incluye a las entidades financieras y eléctricas del Ibex35 y al Banco de España-. mostraba en 2014 que sólo la línea Madrid-Barcelona lograría recuperar el 50% de la inversión, mientras que la primera línea de España solo recuperará el 11,9%.  

Hasta hoy se han invertido 52.000 millones en la red español de Alta Velocidad que, con 2.515 kilómetros en servicio y otros 1.200 en construcción, es la segunda red mayor del mundo, solo detrás de la china. Y, con mucha diferencia, también en términos relativos, con 54 kilómetros por millón de habitantes, frente a los 31 kilómetros de Francia. Se justificaría por afluencia de pasajeros, pero el número de viajeros que usan este modo de transporte está muy lejos del que registran otros países: en 2014 se registraron 29,7 millones de viajeros, en 2015 con 30,5 millones, siendo la proporción de 11.800 pasajeros por kilómetro operativo de AVE en España, cuando en Japón es de 158.121, o en Francia  de 61.400. Es decir, es un transporte que hace muchos kilómetros, pero transporta pocos pasajeros. Tal  gigantesca inversión no está exenta de casos de corrupción: existencia de un cártel para adjudicaciones, o los sobrecostes en el Ave a Barcelona (230%), que indican un sistema de adjudicaciones pactadas a la baja (anticorrupción investiga la adjudicación a Corsán-ACS- con una baja del 32% en relación con la cantidad presupuestada para dicha línea). Entre las empresas señaladas: FCC, Ferrovial, Dragados-ACS, o Acciona entre otras. Las consecuencias más recientes, la detención en junio de 13 personas de Adif que facilitaban el amaño de concursos en Adif. La actuación de Magdalena Álvarez, al frente del ministerio que aprobó los sobrecostes por vía de Obra de Urgencia, fue puesta en cuestión por el Tribunal de Cuentas en 2014, que denunciaba que no se pusiera en conocimiento del Consejo de Ministros hasta el 25 de abril del 2008, tres meses después de los hechos, y un mes después de las elecciones generales del 9 de marzo que ganó Rodríguez Zapatero. No siendo suficiente, el ministerio sufrió recortes en las ayudas europeas por irregularidades en el sistema de contratación pública en 2010 y 2011, durante la etapa de José Blanco.

Quizá sea necesario explicar la esencia del modelo en las calles de Sevilla. Los Benjumea, que gozan de poner nombres a colegios, plazas y calles, hoy están de capa caída. Su empresa, Abengoa, está en concurso de acreedores, con un agujero de más de 20.000 millones de deuda con entidades financieras, siendo la mayor con Santander (1.558) y la segunda con Bankia (582), mientras la cúpula está siendo investigada por la Audiencia Nacional. Abengoa fue fundada en 1941, al igual que Ferrovial, por un ministro de Obras Públicas, Rafael Benjumea Burín, planificador del mayor plan ferroviario en la historia reciente, que toma por nombre su marquesado: ese proyecto faraónico de vías secundarias fue abandonado en los años 60. Fue también director de Renfe, como Calvo-Sotelo. Su hermano, Joaquín Benjumea Burín, fue ministro de Hacienda y gobernador del Banco de España.

Adjudicataria del sistema de electrificación y señalización del AVE, Abengoa ha sido señalada por presentar ofertas a precios imposibles de competir. Su participación más reciente, en el consorcio del AVE a la Meca a través de su filial Inabensa, está comprometida por su actual situación de quiebra. En su consejo se sentaban hasta ahora José Borrell, ministro de Obras Públicas del PSOE durante la Expo, pero también Ricardo Martínez Rico, secretario de Estado de Hacienda con el PP y miembro de la consultora de Cristóbal Montoro. Su presidente, Benjumea, está siendo investigado por la Audiencia Nacional, ya que la quiebra de Abengoa coincidió con su paso como directivo de Blackrock, entidad que especuló a la baja con las acciones de la compañía.

El Rey y el ministerio, guardianes del modelo

Por su magnitud, el Ave a la Meca ha desvelado las ruinas de este modelo centenario, siendo el mayor conseguido nunca por una empresa nacional en el exterior, con unos sobrecostes que doblan con creces la cuantía inicial. Fue concedido en 2011, al consorcio liderado principalmente por el ministerio que dirigía José Blanco, a través de Adif (21,05%), su filial Ineco, junto con las filiales de los grandes del Ibex ACS, OHL, Abengoa, o Indra, por valor de 6.700 millones de euros. Tras cuatro años de obras, los sobrecostes se elevan hasta los 16.200 millones. Dichos sobrecostes y la tardanza en las obras hicieron tambalearse el proyecto, lo que obligó al ministerio (entonces bajo el mando de Ana Pastor) y a sus socios a recurrir a su viejo amigo Juan Carlos de Borbón, impulsor del contrato original, quien realizó un viaje relámpago a Riad en enero de 2015 para pacificar a sus pares saudíes y promover un nuevo plan de obra que integra los sobrecostes y un nuevo calendario. Juan Carlos, aún con problemas en la cadera heredados del famoso viaje a Botsuana, demostraba que los borbones no habían perdido su pasión por los trenes. 

Un año después, el ascenso de Ana Pastor a presidenta del Congreso no podría llegar en mejor momento. Es la coronación de un modelo de desarrollo y puertas giratorias que hoy obtiene la tercera autoridad del Estado. Se da tranquilidad así a los casos de quiebra en obras de infraestructura, como derivación de un sistema de adjudicaciones que no responde al precio final y que tiene, temporalmente en la Banca, y finalmente en el Estado, la solución a ese desfase. El modelo puede respirar ante la recompensa del cargo. Si bien llega algo tarde con Abengoa -tras meses de un frágil gobierno en funciones-, quizá llegue a tiempo en agosto, con el nuevo gobierno, para hacer frente a proyectos como el AVE a Francia (rescate de 400 millones), o a las autopistas (5.000 millones),  que amenazan la cuenta de resultados de ACS, Ferrovial, OHL y Acciona, los grandes potentados del Ministerio de Fomento, al servicio de las grandes estirpes de España.

Karl Marx decía que “los hechos y personajes de la historia mundial se repiten dos veces, una como tragedia, otra como farsa”. Herbert Marcuse añadió que la “farsa es más terrible que la tragedia que le sigue”. La historia pervive y revive, y gracias a ello Cánovas del Castillo da nombre a la plaza custodiada por...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Rubén Juste de Ancos

Doctor en Sociología. Asesor de Unidos podemos en el Congreso. Amante del periodismo de Marx e Ida Tarbell. Esta decía que "no hay medicina más efectiva para llegar a los sentimientos de un público fervoroso que las cifras".

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

13 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Francisco Payán Fernández

    De buen ánimo y poca cuantía. La Bolsa de Madrid creo que está al Este, o mejor al Nordeste

    Hace 8 años 2 meses

  2. Gekokujo

    Felicidades por el artículo, da una visión muy clara del funcionamiento de las cosas. Al final Tardà tenía razón cuando le espetó a Rajoy aquello de que seguían anclados en los tiempos de Cánovas y Sagasta, vaya que sí.

    Hace 8 años 2 meses

  3. F. J. Navarro

    Esta claro que los ministros. proyectos y el presupuesto del Ministerio de Fomento, han sido manejados siempre por los estudios de las grandes constructoras. Esto estaba siendo puesto al descubierto durante la minilegislatura pasada, por Sergio Pascual como Presidente de la Comision de Fomento del Congreso de los Diputados. Es una pena que la continuidad de este polico en ese puesto, esté totalamente descartada tanto por la opsoción de los demas partidos como porque Iglesias tampoco lo apoyará.

    Hace 8 años 3 meses

  4. Jesús Díaz Formoso

    Este es el P$*e: Estos ex ministros socialeros son los refundadores de Ciudadanos. http://www.abc.es/espana/abci-cinco-exministros-socialistas-piden-traves-manifiesto-deje-gobernar-pp-201607212029_noticia.html - Los jefes de Rivera, son los Barone del P$*e. Muchos coinciden en los consejos del Semanario "Ahora"; ver directorio de su nº 1, luego fueron escondiendo sus fundadores y consejeros. SOLANA es el Bigboss.

    Hace 8 años 3 meses

  5. miguel

    No es un artìculo; el autor pasa dos fragmentos de sendos capitulos del magnifico libro "la esclavitud de nuestro tiempos" del literato e ideologo Leon Tolstoi.

    Hace 8 años 3 meses

  6. Jesús Díaz Formoso

    https://www.youtube.com/watch?v=1Re0WzWnaUw

    Hace 8 años 3 meses

  7. Metempsicópata

    Tremendo el texto de Tolstoi

    Hace 8 años 4 meses

  8. Jesús Díaz Formoso

    LEÓN TOLSTOI: “La esclavitud de nuestros tiempos”. 1.900 Edición de 1901: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080011272/1080011272.PDF Reeditado en castellano en 2014, con el título “Contra aquellos que nos gobiernan” (errata naturae) (…) Al saber esto (y no podemos no saberlo) nosotros, los que nos aprovechamos del trabajo que cuesta vidas humanas – deberíamos, así lo pensaríamos (al menos que seamos bestias), ser incapaces de disfrutar un momento de paz. Pero el hecho es que – gente rica, liberales y humanitarios, muy sensibles a los sufrimientos no sólo de la gente sino también de los animales – continuamente hacemos uso de tal trabajo, y tratamos de hacernos cada vez más y más ricos, esto es de aprovecharnos más de su trabajo. Y permanecemos tranquilos. Por ejemplo, después de saber del trabajo de treinta y siete horas de los cargadores del ferrocarril y de su inapropiado salón, enviamos inmediatamente un inspector (que recibe buen salario), y le prohibimos a la gente trabajar más de doce horas; y dejamos a los trabajadores (a quienes se les priva de un tercio del salario) que se alimenten lo mejor que puedan; y obligamos a la Compañía ferroviaria a construir un salón adecuado. Entonces con conciencias perfectamente satisfechas continuamos recibiendo y despachando mercancías por ese ferrocarril, y continuamos recibiendo nuestros salarios, dividendos, y alquileres de casas y tierras, etc. Y después de saber que las mujeres y chicas en la fábrica de sedas, que viven lejos de sus familias, arruinan sus vidas y las de sus hijos; y que más de la mitad de las lavanderas que almidonan y aplanchan nuestras camisas, y que los que arman los bloques e imprimen los libros y periódicos que nos hacen gastar el tiempo adquieren tuberculosis –nosotros sólo nos encogemos de hombros y decimos que sentimos mucho que las cosas sean así, pero que no podemos hacer nada para alterarlo; y continuamos con nuestras conciencias tranquilas comprando artículos de seda, usando camisas almidonadas, y leyendo nuestro periódico de la mañana. Nos preocupan las horas de los empleados de almacén, y más aun las horas de nuestros hijos en la escuela; y prohibimos estrictamente a los cocheros arrastrar cargas pesadas y hasta organizamos el sacrificio de ganado en mataderos para que los animales sientan lo menos posible. Pero qué tan maravillosamente ciegos nos volvemos tan pronto como se trata de esos millones de trabajadores que perecen lentamente, y a menudo con dolor, alrededor de nosotros, en ocupaciones el fruto de las cuales usamos para nuestra conveniencia y placer. CAPÍTULO III – JUSTIFICACIÓN DEL SISTEMA EXISTENTE POR LA CIENCIA Esta maravillosa ceguera que cae sobre la gente de nuestro círculo puede explicarse sólo por el hecho que cuando la gente se comporta mal siempre inventan una filosofía de la vida que representa sus malas acciones no como malas del todo, sino únicamente como resultado de inalterables leyes lejos de nuestro control. En los tiempos antiguos tal punto de vista de la vida se hallaba en la teoría de que existía un deseo inescrutable e inalterable de Dios que ordenaba a unos hombres una posición humilde y de duro trabajo, y a otros una posición elevada y con disfrute de las cosas buenas de la vida. Sobre este tema se escribió una cantidad enorme de libros y se predicó una innumerable cantidad de sermones. El tema se trataba desde todo ángulo posible. Se demostró que Dios había creado diferentes clases de gente: esclavos y amos; y que ambos debían estar satisfechos con su posición. Se demostró además que sería mejor para los esclavos en el otro mundo; y luego se mostraba que aunque los esclavos eran esclavos, y debían permanecer así, su condición no sería tan mala si sus amos fueran bondadosos con ellos. Luego vino la última explicación, después de la emancipación (1), que la riqueza era encomendada por Dios a algunos para que usaran parte en obras buenas; y así no era perjudicial que algunos fueran ricos y otros pobres. Estas explicaciones satisficieron a los ricos y a los pobres (especialmente a los ricos) por mucho tiempo. Pero el día llegó cuando las explicaciones no eran satisfactorias, especialmente para los pobres, que empezaron a entender su posición. Entonces se necesitaban nuevas explicaciones. Y fueron producidas exactamente cuando se necesitaban. Estas nuevas explicaciones vinieron en forma de ciencia; la economía política declaró que había descubierto las leyes que regulan la división del trabajo y la distribución de los productos del trabajo entre los hombres. Estas leyes, de acuerdo a esa ciencia son: que la división del trabajo y el disfrute de sus productos depende de la oferta y la demanda, del capital, renta, salarios, valores, utilidades, etc.; en general, en leyes inalterables que gobiernan las actividades económicas del hombre. Pronto se escribieron numerosos libros y panfletos sobre este tema y se dictaron conferencias y se han publicado tratados y predicado sermones sobre el tema anterior; y todavía, sin cesar, se escriben montañas de panfletos y libros, y se dictan conferencias; y todos estos libros y conferencias son tan oscuros e ininteligibles como los tratados y sermones teológicos; y todos ellos, como los tratados teológicos, completamente logran su objetivo; esto es, dan una explicación tal del orden de las cosas existentes que justifica a algunos el abstenerse de trabajar y de vivir del trabajo de otros. El hecho es que la investigación de esta pseudo-ciencia ha sido llevada a mostrar el orden general de las cosas, no la condición de las gentes en un pequeño país bajo circunstancias excepcionales – Inglaterra al final del siglo XVIII y comienzos del XIX (3) – y este hecho no aminoró en lo más mínimo la aceptación como válida de los resultados a los cuales llegaron los investigadores, ni la similar aceptación aminora las disputas y desacuerdos interminables entre los que estudian dicha ciencia y son incapaces de ponerse de acuerdo en cuanto al significado de renta, plusvalía, ganancias, etc. Sólo se ha reconocido una posición fundamental para todos, y esta es que las relaciones entre los hombres están condicionadas, no por lo que la gente considera correcto o incorrecto, sino por lo que es ventajoso para los que están en posición ventajosa. Se admite como verdad sin duda, que si en una sociedad aparecen muchos ladrones que quitan a los trabajadores el fruto de su trabajo esto sucede no porque los ladrones actúen incorrectamente sino porque así son las inevitables leyes económicas, que sólo pueden modificarse lentamente por un proceso evolucionario indicado por la ciencia; y por lo tanto ,de acuerdo a la guía de la ciencia, los que pertenecen a la clase de ladrones, o reducidores de mercancías robadas, pueden calmadamente continuar usando las cosas obtenidas por medio del robo. Aunque la mayoría de las gentes de nuestro mundo no conocen los detalles de estas tranquilizadoras explicaciones científicas, como tampoco conocieron los detalles de las explicaciones teológicas, que justificaban su posición, sin embargo saben que hay una explicación, que los científicos, los sabios, han comprobado muy convincentemente, y continúan comprobándolo, que el orden existente es el que debe ser, y que por lo tanto debemos vivir bajo este orden sin tratar de alterarlo. Solamente de esta manera puedo explicar la extraordinaria ceguera de la gente de bien de nuestra sociedad, que sinceramente desea el bienestar de los animales, pero que con conciencia tranquila devoran las vidas de sus hermanos.

    Hace 8 años 4 meses

  9. gordapiris

    Muy buen articulo. Aquí te mando dos sentencias del Tribunal Europeo de Justicia relativo los sobrecostes del AVE Madrid-Barcelona financiado con fondos europeos (T-235/11 y T-540/10). http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?docid=133182&mode=lst&pageIndex=1&dir=&occ=first&part=1&text=&doclang=ES&cid=463588 http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?text=&docid=133183&pageIndex=0&doclang=ES&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=463782

    Hace 8 años 4 meses

  10. Iván Rivera

    Interesante artículo. Muestra de un modo limpio y didáctico la continuidad de las estructuras de poder de un país acostumbrado a hacer negocio enladrillando o abriendo zanjas. Una puntualización: cuando se habla de que Ferrovial era concesionaria en los años 50 de Renfe para la fabricación de «travesía», ¿no querrá decir de traviesas?

    Hace 8 años 4 meses

  11. Andres

    Estupendo y esclarecedor. Lastima que no aporte algo de bibliografia; para alguien como yo, en ningun caso experto en Historia y menos la economica de este pais, resultaria bebeficioso, sobre todo porque se ve la continuidad de pensamiento y obras desde los tiempos del felon Fernando VII.

    Hace 8 años 4 meses

  12. Abigail

    Impagable artículo. Felicidades. Solo una apreciación: revisad el texto porque hay fechas del s.XIX que aparecen con un dígito de más.

    Hace 8 años 4 meses

  13. José Pacheco

    Vaya artículo tan esclarecedor. Aún hay dudas de quienes pueden ser llamados "casta"?. Felicidades y gracias por tu trabajo.

    Hace 8 años 4 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí