TRIBUNA
Población gitana rumana, esclavitud de Europa
Un asentamiento en la trasera del Club de Tenis de Pamplona se convierte en un arma arrojadiza entre partidos políticos, medios de comunicación y administraciones públicas
Ricardo Hernández 27/07/2016
Familia gitana en 1996.
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La historia de la población gitana en toda Europa ha estado marcada por siglos de persecución, asimilación forzosa, exterminio, discriminación e indiferencia. El caso de Rumanía es uno de los más sangrantes.
En 1862, en el Monasterio de Elias de Valaquia, se puso a la venta uno de los últimos lotes de personas esclavas en Europa. El anuncio de la venta decía así: “Se vende un buen lote de esclavos gitanos, compuesto de 18 hombres, 10 chicos, 7 mujeres y 3 niñas en buena condición”.
Durante la Segunda Guerra Mundial la comunidad gitana rumana fue castigada por el régimen pronazi de Antonescu. Se calcula que noventa mil Rroma (se denomina así a las personas gitanas europeas) fueron deportadas a Moldavia y Ucrania.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos comunistas ejecutaron políticas de asimilación, aplicadas desde 1946, que consistieron en sedentarizar forzosamente a quienes tenían un estilo de vida itinerante; estilo de vida provocado por siglos de políticas de dispersión, discriminación, esclavitud e indiferencia. Esas políticas contemplaban entre otras acciones confiscar sus caravanas y sus caballos.
A principios de la década de los cincuenta, el Ministerio del Interior comenzó a dispersarles de las grandes urbes y a forzarles a crear nuevos asentamientos en la periferia de los pueblos, donde en numerosas ocasiones les recibieron con actitudes hostiles, ocasionando situaciones de pobreza extrema y de exclusión social, agudizada durante los años setenta. No fue mejor con Nicolae Ceaucescu, ya que su régimen ultranacionalista culpaba a la comunidad gitana de ser un obstáculo para la modernización de Rumanía.
La situación actual de la población gitana en Rumanía
La sociedad tiene una percepción generalizada de que la comunidad gitana es homogénea, un error equiparable a pensar que todas y todos los europeos son iguales. Dentro de la comunidad gitana rumana hay RomiRromanizati (Rroma rumanizados), RomiRromanesti (Rroma rumanas), Romimaghiari (Rroma húngaros) y, dentro de esa comunidad están quienes provienen de familias Calderari (caldereras), Ursari (domadoras de osos), Fierari (herreras), Lautari (músicos); hay quienes hablan romanés (lengua gitana) y quienes no; hay quienes son de religión ortodoxa y quienes no; hay comunidades rurales y urbanas. Tan diversa es la comunidad rumana como la propia Rumanía, influenciada por pueblos eslavos, griegos medievales, bizantinos, turcos otomanos, los húngaros y sajones transilvanos.
Tras la Revolución de diciembre de 1989, la transición a una economía de mercado fue especialmente dura en Rumanía, que sufrió varias crisis económicas. En un clima de incertidumbre política y social los sentimientos antigitanos emergieron con fuerza en 1991. La organización Human Rights Watch denunciaba la persecución de la que eran objeto los gitanos y las gitanas en Rumanía.
“El odio y la violencia étnica contra los gitanos en Rumanía ha sufrido una escalada dramática desde la Revolución de 1989. Las casas de los gitanos han sido quemadas, sus posesiones destruidas, han sido expulsados de pueblos y, en algunos casos, no se les ha sido permitido regresar a sus casas. Al menos cinco gitanos han perdido la vida durante estos episodios de violencia y muchos otros han sido apaleados. Las autoridades rumanas han demostrado una incapacidad absoluta para perseguir a los responsables de esta violencia”.
Uno de los compromisos que adoptó Rumanía en el proceso de adhesión a la Unión Europea fue el de mejorar la situación de la población gitana. Para ello el gobierno rumano recibió enormes cantidades de fondos europeos. Algunos informes alertaron respecto a que nunca fueron bien administrados por parte de las autoridades rumanas, por lo que estos fondos no contribuyeron a mejorar la situación de desigualdad que padecía la comunidad gitana rumana; la adhesión de Rumanía a la Unión Europea fue efectiva en 2007 pese al incumplimiento de los compromisos.
Las políticas de la Unión Europea y sus estados miembro con la población Rroma
En 2008 el gobierno italiano comienza a expulsar familias gitanas procedentes del Este de Europa; en 2010 lo hace el gobierno francés, acciones que coincidían con periodos electorales.
Italia y Francia generaron un conflicto en el seno de la Unión Europea quebrantando el tratado de Maastricht de libre circulación y de residencia, lo que provocó que el Parlamento Europeo y la Comisión Europea tomaran medidas a favor de la inclusión de la comunidad gitana para evitar que se repitieran actos históricos de gran dolor y vergüenza para la humanidad. También hay que recordar que la Unión Europea vetó la libre circulación a las personas de origen rumano, entre 2007 y 2009, no permitiéndoles viajar, a pesar de ser parte de la UE, si no tenían contrato de trabajo.
El Estado Español, en 2012, aprobó su estrategia nacional, para la inclusión de la población gitana 2012/2020. En ella se señala, entre otras cosas, que se deberá prestar especial atención a la ciudadanía comunitaria Rroma residente en España, con un enfoque inclusivo, participativo y soberano desde la comunidad gitana.
A la vez que se aprobaba la estrategia, se podían encontrar declaraciones como las del alcalde de Sestao: "La mierda ya no viene a Sestao. Ya me encargo yo de que se vayan; a base de hostias, claro" o, las del alcalde de Badalona:
"Nuestra capacidad de acogida no es ilimitada. O aceptan nuestros valores o que se vuelvan por donde han venido”.
Es importante que las comunidades autónomas adquieran compromiso efectivos de aplicación de la estrategia 2012/2020, para combatir posibles comportamientos racistas y discriminatorios.
Las migraciones de las poblaciones Rroma al Estado Español
Según Gamella (2007) (1): “En España hay evidencias de una creciente presencia de Rroma o gitanos orientales desde 1991. Pero apenas se les considera como un grupo relevante y rara vez se atiende a su tradición cultural o a sus motivos para emigrar, o se intenta conocer sus redes familiares y vecinales, saber de dónde vienen y cuáles son sus intereses, sus capacidades y sus posibilidades de integración en la sociedad de acogida. De hecho, muchas de las descripciones de los grupos de --gitanos rumanos-- que se escuchan y se leen hoy en los medios de comunicación recuerdan aquellas que describían a los primeros grupos de –egiptanos- que fueron llegando a Europa en el siglo XV y que apreciaban en estos grupos de –peregrinos- una mezcla de magos, ladrones y embaucadores”.
En Navarra, actualmente se estima que residen 700 personas rumanas de origen gitano (2), aproximadamente. Aunque la presencia de esta población en la comunidad data de años atrás, en los últimos meses su realidad ha cobrado un inusitado protagonismo mediático, político y social debido a la presencia de varias personas gitanas rumanas en un 'asentamiento', si se puede llamar así a un pequeño grupo de 5 a 8 personas, en la trasera del Club de Tenis de Pamplona.
Desde la Red de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social nos preocupa el reduccionismo que supone valorar la situación de la población gitana rumana observando únicamente lo acontecido en el asentamiento de la trasera del Club de Tenis; creemos que la observación de este caso nos revela las incoherencias de nuestra sociedad.
Enfatizamos especialmente en dos:
1. Las situaciones de alta exclusión social en las que se encuentran muchas personas de la comunidad gitana rumana que residen en Navarra no son recientes, pero parece que únicamente preocupan cuando algunas de estas personas se convierten en "un estorbo" para "nosotros". No preocupan tanto sus necesidades sino los problemas que "nos" generan con su asentamiento.
2. Cuando surge el conflicto, en lugar de buscar una solución coordinada y compartida, el asentamiento se convierte en un arma arrojadiza entre partidos políticos, medios de comunicación y administraciones públicas. Incluso dentro de las entidades sociales nos encontramos con dificultades para articular una respuesta compartida y coordinada.
Este tipo de procesos, que no son nuevos ni exclusivos de la sociedad navarra, suelen tener un final parecido: el elemento de 'molestia' que es invisibilizado a través de su traslado a espacios donde no 'incomoden' al grueso de la sociedad; como consecuencia, las demandas y las necesidades de la población gitana rumana en Navarra vuelven a desaparecer de los medios, de la agenda social y de la política.
Aplicar lo que ya sabemos
¿Qué hacer? ¿Cuáles son las alternativas? Pues en muchos casos no es necesario inventar nada. “Únicamente” es necesario tener en cuenta determinados principios ya consensuados. Por ejemplo, Los 10 Principios Básicos para la Inclusión de los Gitanos, impulsados en el año 2009 por la Unión Europea:
--Planteamiento intercultural. Es imprescindible el aprendizaje intercultural para fomentar la comprensión mutua. La puesta en marcha de metodologías de apoyo entre iguales o de mediación intercultural, favorece la ruptura de estereotipos y el acercamiento.
--Transversalidad/especificidad. Las necesidades de esta población deben ser atendidas desde las redes de recursos y los planes generales que existen en nuestra sociedad. No obstante, y por la situación de grave exclusión en la que se encuentran, en algunos casos pueden precisar intervenciones específicas complementarias.
--Intersectorialidad. La situación de alta exclusión social que sufren muchas de estas personas es multidimensional. De poco sirve que se atiendan sus necesidades en vivienda, si paralelamente no hay una intervención en educación, salud, empleo, lucha contra la discriminación, etc.
--Participación de las administraciones locales y regionales. Para el desarrollo de una intervención integral es imprescindible la participación coordinada de recursos dependientes de ambos niveles de la Administración Pública.
--Participación de la sociedad civil. Como complemento a la acción desarrollada desde las administraciones públicas también es necesaria la implicación coordinada de las diferentes entidades sociales, tanto específicas como generalistas.
--Participación de la población gitana. La eficacia de las políticas mejora con la participación del Pueblo Gitano en todas las fases de la intervención, tanto de manera directa como a través de sus asociaciones.
Principios adoptados por la Estrategia 2012-2020, mencionada con anterioridad, por lo que deberían ser de obligado cumplimiento para las administraciones públicas. Es importante elaborar un plan de intervención consensuado en los casos en los que ya se interviene y también en los que se puedan llegar a presentar. Los recursos existentes deben estar adaptados a las necesidades de las personas y tener acompañamiento educativo para que lleguen a buen puerto. Esperemos que los aspectos mencionados estén en el, esperado, nuevo Plan de Inclusión Social de Navarra.
Es responsabilidad de toda la sociedad no caer en falsos tópicos racistas, discriminatorios y xenófobos que recaen sobre la población gitana, y que son divulgados habitualmente por algunos medios de comunicación, que con sus palabras e imágenes no hacen más que ratificar y potenciar la exclusión de una comunidad rechazada. Es obligación de las administraciones públicas atender estas nuevas realidades de manera urgente y con medidas adecuadas que garanticen una inclusión real.
¡Entre todos y todas se puede conseguir!
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1. Gamella, J. (2007). La inmigración ignorada: romá / gitanos de Europa oriental en España, 1991-2006. Gazeta de Antropología no. 23.
2. Es una estimación ya que se desconoce su número exacto.
Ricardo Hernández. Red Navarra de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social.
La historia de la población gitana en toda Europa ha estado marcada por siglos de persecución, asimilación forzosa, exterminio, discriminación e indiferencia. El caso de Rumanía es uno de los más sangrantes.
En 1862, en el Monasterio de Elias de Valaquia, se puso a la venta uno de...
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Ricardo Hernández
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