Novela por entregas
García contra la España zombi (VI)
En el que se nos narra la biografía del zombi Rivera. Y en el que se constata que Iceta sigue en paradero desconocido. ¿Es o no es un zombi?
Guillem Martínez 6/08/2016
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Resumen de lo publicado: García y Estadella descubren que Arrimadas ha estado suplantado a Rivera, que es un zombi como la copa de un pino desde hace meses. Arrimadas les lleva, a través de la sede de C's, hasta el punto en el que lo tienen encerrado.
Desde que Arrimadas nos abrió su corazón, y nos explicó que Rivera era un zombi, fue un no parar. El dique de la tensión acumulada durante meses en el alma de la líder, había cedido de golpe, dando paso a un tsunami de sinceridad inaudito. Y centrista. Mientras atravesábamos el Salón Héroes de la División Azul Centristas, abarrotado, por cierto, nos explicó el caso de la cosa.
--Un día, después de una maratón de negociaciones para establecer un Pacto de Gobierno en la pasada y breve legislatura, Albert volvió con un muerdo en el cuello.
--¿No les pareció raro?
--Sí, pero somos un partido centrista y laico, por lo que no hicimos preguntas de índole íntima. Para nosotros, la vida personal es sagrada. Además, Albert nos enseñó a toda la ejecutiva un informe de su confesor, una nota del arzobispado, y una dispensa papal para muerdos. Después de eso, según nuestros estatutos, no hay preguntas posibles, y el caso se archiva, sin llegar al Sumo Tribunal Interno y Centrista de Aberraciones Contra la Fe, el Decoro y las Buenas Costumbres.
--¿Sabe quién le mordió?
--Ni puta idea. Albert es muy reservado para sus cosas. Pero podría haber sido cualquiera. Somos el partido de la centralidad, por lo que en una negociación de esa magnitud nos hablan hasta los sordo-mudos. Pudo haber sido cualquiera.
En la Sala Procuradores Centristas por el Tercio Familiar --no se cabía--, la confesión de Arrimadas ganó dramatismo.
--¿Cuándo se coscaron de que Rivera era un zombi?
--En un plenario de la Ejecutiva. Albert se zampó a cuatro vocales.
--¿Y no les pareció raro?
--La verdad, no mucho. Ya había pasado en otras ocasiones, durante los tormentosos momentos fundacionales de nuestro partido. Además, nuestros estatutos, colgados en la Red, fijan que no ha lugar a investigación si la ingesta de vocales no supera las cinco unidades. Teníamos las manos atadas. Dura lex sed lex. Como partido nos caracterizamos por un escrupuloso respeto al orden constitucional y a la ley. Si hacíamos una excepción, ¿qué sería lo siguiente? ¿Un Estado Catalán? ¿La Comuna de Calanda? ¿Una dictadura yihadista?
Mientras atravesábamos, empujando literalmente a los militantes, el Salón Hedillistas por el Centro, Arrimadas se volvió a venir abajo. Y todo por una pregunta de Estadella.
--¿Y cómo lo han alimentado todo este tiempo?
--No me siento orgullosa de ello. Pero --sollozó--, en primer lugar le empezamos a dar de comer a nuestros fundadores. Cada día llamábamos a uno. A Azúa, Boadella, De Carreras, Espada... Todo el gotha centrista catalán. Le decíamos que Albert quería verles. Hacía tantos años que no les hacía caso que todos venían más contentos que un chinche, cargados de ideas y proyectos... Aún recuerdo a Arcadi. Entró más contento que unas santas pascuas, con un proyecto de reurbanización de Barcelona. Se trataba de derruirla, sembrarla de sal y construir una columna en su centro. "¿Crees que le gustará a Albert?", decía, el pobre. Y nosotros: "que sí, machote"... --los sollozos de Arrimadas hicieron las siguiente frases ininteligibles, hasta que se tranquilizó y prosiguió- ...Pero su sacrificio fue en vano. Albert era insaciable.
Entre llantos, Arrimadas nos explicó que, según la Wikipedia, un zombi necesita un cerebro por día para estar en su peso justo. Pero, por lo que sea, y aquí arreciaron sus llantos, si eran españoles de bien, necesitaba veinte. Como al minotauro, cada día se introducían, con excusas, veinte cuadros de C's en el despacho-laberinto de Albert, del que no volvían a salir. A fecha de hoy, Rivera se había pelado a la Ejecutiva, al Consejo Asesor, al Comité de Garantías, al Grupo Parlamentario, a la militancia. Esta mañana a primera hora, no quedaba nadie de C's en C's, salvo ella misma y Meritxell, la secre que nos había atendido en recepción. El virus zombi se cobraba otra víctima. Primero, el PSOE, ahora, C's. Lo que no había hecho el Tribunal de Cuentas, lo había hecho la naturaleza.
--¿Y toda esta masa deambulando por la sede?-- dije yo.
--Son figurantes. Los hemos contratado para que nadie sospeche. Cobran una mierda, 20 euros, lo justo para un taxi.
Me sorprendí a mí mismo pensando que yo lo hubiera hecho por la mitad.
--¿Y nadie ha hecho investigaciones? ¿Nadie se ha interesado por la suerte de los desaparecidos?, dijo Estadella.
--Nuestros militantes y sus familias sabían que no venían a ocupar un sillón, y que nada sería fácil y sin sacrificios --dijo Arrimadas. Luego, prosiguió--. Bueno, sí, recibimos un telegrama de la London School of Economics, interesándose por el paradero de Garicano. Contestamos que no lo sabíamos. Nos enviaron, al momento, otro telegrama: "Pueden jurárnoslo. Stop".
Por fin llegamos al Salón Oro de Moscú Centrista, la sala acorazada en la que se guardaba la contabilidad. Y a Albert Rivera.
--No saben lo que nos costó traerlo hasta aquí. El Grupo Parlamentario de la C. A. Madrileña en su integridad.
Se sacó un collar de debajo de la blusa, repleto de llaves, como el de la mayordoma de Rebeca. Abrió al puerta de acero templado en los altos hornos de Margen Izquierdo. Ante nosotros apareció Ribera. Nos miró unos segundos, como quien mira tres jamones de Guijuelo.
--Hagan algo-- dijo Arrimadas bordando el papel de lady MacBeth. No puedo verle sufrir. Además, es un mal rollo presentarse como partido de la renovación y tener un líder en proceso de putrefacción.
El Capitán Estadella hizo el gesto de déjeme-a-mi-señora, tan español. Avanzó dos pasos. Sacó su hacha e hizo un envite a Rivera:
--Eje.
Rivera, noble, acudió al envite de frente. Parecía que la suerte estaba echada para él. Pero entonces acaeció el factor humano. Estadella, ese azote de socialistas zombies, se vio incapaz de hacer lo propio con un zombie ultra-centrista. Sus músculos se paralizaron. Rivera saltó sobre él.
Tenía que hacer algo. Pero no tenía hacha. Busqué en mis bolsillos. Saqué mi móvil y lo lancé con fuerza contra Rivera. El móvil se incrustó en su frente. Rivera quedó paralizado en ese momento, con sus dientes a escasos centímetros del cuello de Estadella. Pero lo llamativo del día no fue eso. Lo llamativo es que Rivera abrió la boca y empezó a hablar:
--Hola, soy Siri, ¿en qué puedo ayudarte?
La unión entre un sistema IOS y un zombi había creado un ciborg, un zombi dócil, con el que era posible hablar. El caso adquiría un nuevo giro. Era posible la comunicación con zombis centristas.
--Rivera, majo --dije-- ¿quién te mordió?
--No puedo decirlo. La Constitución le protege. Dura lex sed lex. ¿Qué sería lo siguiente? ¿El Estado Catalán? ¿La Comuna de Calanda? ¿Una dictadura chavista?
Continuará...
Resumen de lo publicado: García y Estadella descubren que Arrimadas ha estado suplantado a Rivera, que es un zombi como la copa de un pino desde hace meses. Arrimadas les lleva, a través de la sede de C's, hasta el punto en el que lo tienen encerrado.
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí