1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

Robin Yassin-Kassab y Leila Al-Shami / Autores de ‘Burning Country: Syrians in Revolution and War’

“ISIS es un síntoma de la tierra quemada de Assad”

Álvaro Guzmán Bastida 17/08/2016

<p>Robin Yassin-Kassab, en una foto promocional.</p>

Robin Yassin-Kassab, en una foto promocional.

Mohammed Ojjeh

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí

----------------------------------------------------------------------------------------------------- 

Antes del horror provocado por Daesh, antes de los bombardeos, antes del drama de los refugiados (y de la vergüenza de quienes les niegan asilo) hubo una revolución siria. Es difícil recordarlo. La lucha— en gran medida secular, no sectaria y en favor de una democracia política y económica –se ha desvanecido de las discusiones públicas y de los focos mediáticos. Todo se centra ahora en la migración y el yihadismo. Y esto, argumentan Robin Yassin-Kassab y Leila Al-Shami, es precisamente lo que quieren las fuerzas contrarrevolucionarias: el Estado Islámico y el régimen de Assad. Ella usa seudónimo y prefiere no ser fotografiada por miedo a represalias para su familia en Siria.

En su libro Burning Country: Syrians in Revolution and War, Yassin-Kassab y Al-Shami ofrecen un exhaustivo relato de la revolución, desde su origen en 2011 hasta el presente, compuesto por una serie de historias orales que cubren casi todo el espectro de la incipiente sociedad civil siria. Hartos de análisis equidistantes que sitúan los crímenes del régimen sirio como un mal necesario para atajar la amenaza del ISIS, y exasperados ante la falta de rigor de gran parte de la cobertura periodística sobre Siria, Al-Shami y Yassin-Kassab se propusieron hablar directamente con los protagonistas para Burning Country. El resultado es, a partes iguales, una oda al pueblo sirio, que sueña con la libertad, y un grito descarnado de socorro del mismo pueblo, que se desangra entre ataques químicos de su propio gobierno y decapitaciones de Daesh. En conversación con CTXT en un café del sur de Manhattan, Yassin-Kassab y Al-Shami repasan las causas últimas del levantamiento de 2011, la feroz represión que le sucedió, la entrada de yihadistas y potencias extranjeras en el conflicto y qué se pudo haber hecho (y todavía se puede hacer) desde Occidente para apoyar a lo que queda de la lucha revolucionaria.

Se cuenta en Burning Country que hasta 2011, un ‘muro del miedo’ atenazaba a los sirios. Dicho muro, explica Leila Al-Shami, se cimentó en 1963, cuando el partido Baaz alcanzó el poder por medio de un golpe de Estado militar. Lo continuó erigiendo tras su llegada al poder en 1970 Hafez al-Assad, padre del actual presidente, que desarrolló un Estado policial totalitario inmisericorde con todo asomo de disidencia política. A Assad padre sólo se le resistieron los Hermanos Musulmanes, que organizaron un levantamiento armado en Hama en el año 82. El ejército sitió primero y arrasó después el centro histórico de esta ciudad, llevándose por delante entre 10.000 y 40.000 vidas. “Aquello generó un trauma”, apunta Al-Shami. “Los sirios dejaron de oponerse al régimen de forma organizada. No existía una sociedad civil independiente ni activa”.

Pan y libertad

Todo eso cambió en 2011. “Hacía falta una nueva generación que no tuviera recuerdo directo de los horrores de los setenta y ochenta”, explica Robin Yassin-Kassab, novelista, ensayista experto en la geopolítica del mundo árabe y coeditor de la revista Pulse. Yassin-Kassab señala otro factor importante: la Primavera Árabe. “De repente, cuando los sirios vieron a gente que hablaba la misma lengua y tenía más o menos el mismo aspecto que ellos, en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Bahrein, saliendo a la calle y protestando, pensaron ‘Bueno, ¿y por qué no lo hacemos nosotros también?’”

Las primeras manifestaciones en 2011, cuenta Al-Shami, fueron algo difusas y decididamente reformistas. Quienes salieron a las calles reclamaban libertad, pero también justicia social y económica, algo a lo que, lamenta, la prensa internacional apenas hizo caso. “Fue una reivindicación clave desde el principio; una respuesta a las políticas económicas neoliberales del régimen cuando pasó, bajo Hafez al-Assad, de ser un régimen supuestamente socialista a poner en práctica políticas económicas neoliberales, que se aceleraron con Bashar”. Bajo el mandato de este último, explica, se desarrolló una forma de capitalismo colonial especialmente corrupto, que acumuló la riqueza en las manos de la familia Assad y los leales al régimen, mientras el tejido social que protegía al pueblo de la exclusión se desmadejaba. “Se eliminaron subsidios de los que la gente dependía, como el de los alimentos y el de la gasolina”, ahonda.  “La gente ya no podía llevar comida a la mesa. Mucha gente tenía dos o tres trabajos sólo para sobrevivir”. La llegada de una formidable sequía, mal gestionada a causa de la corrupción, terminó por precipitar la insurrección. “Cuando la revolución estalla, lo hace en las zonas desfavorecidas y en los barrios de clase trabajadora”, culmina Al-Shami.

De la represión sistemática a la Revolución

El régimen respondió con una fuerza implacable. No tardó en situar a francotiradores en los tejados de la plazas principales, para evitar a balazos que Siria tuviera su ‘momento plaza Tahrir’. “Desde las primeras protestas en Daraa, las fuerzas de seguridad disparaban a la gente en la calle”, cuenta Al-Shami. “En los vídeos y fotos del momento, se puede ver cómo había manifestaciones donde la gente portaba flores para demostrar que eran pacíficos. Aun así, fueron tiroteados en las calles”.

Poco a poco, alimentadas por el rechazo a la fuerte represión gubernamental, las protestas localizadas se fueron extendiendo por el país, al tiempo que sus demandas se tornaban más ambiciosas. Lo que había comenzado como una serie de marchas reclamando la liberación de presos políticos o mayor participación institucional, se tornó, en poco tiempo, en una insurrección popular en todo el país reclamando la caída del régimen. Assad no se echó atrás. “En dos o tres meses, estaba utilizando artillería militar y misiles scud , diseñados para la guerra intercontinental, contra barrios de civiles”, señala Al-Shami.

¿Fue un error de cálculo por parte del régimen elevar el tono de la represión, y con él el descontento de su pueblo? En absoluto, opina Yassin-Kassab. “El régimen quería una guerra”, dice de forma algo efectista. Cuestionado sobre qué llevaría a un gobierno con todo que perder a provocar una guerra en su propio territorio, añade: “Sabían que no podrían sobrevivir a un movimiento reformista, y pensaron que sí que podían sobrevivir a una guerra. Si la protesta pacífica hubiera dado lugar a un verdadero proceso de reforma, una cosa habría llevado a la otra, y en el mejor escenario para el régimen, habrían acabado en prisión, despojados de su riqueza robada”.

Además, señala, Bashar al-Assad no hacía sino seguir la tradición familiar, leyendo del manual de instrucciones escrito con la sangre de los rebeldes del 82 que le dejó en herencia su padre. Las instrucciones de padre a hijo fueron, apunta Yassin-Kassab, sencillas: “Radicalizas el movimiento de protesta reprimiéndolo con extrema violencia y terror hasta que consigas que unos islamistas tomen las armas. Esto asustará a las minorías religiosas para que obedezcan. Asustará a la comunidad internacional para que tolere cualquier violencia que utilices. Luego puedes atacar y dar ejemplo en un sitio como Hama. Puedes matar a cientos de personas.  Asustarás a la gente para que permanezca en silencio durante mucho tiempo”.

Divide y vencerás

La represión de las protestas tuvo cierta lógica operativa, tan vieja como Felipe de Macedonia: “En las zonas burguesas y aquellas con una proporción alta de minorías religiosas tendieron a usar puños, porras y gas lacrimógeno”, cuenta Yassin-Kassab. “En las zonas de clase trabajadora y suníes tendieron a abrir fuego desde el primer momento, con munición real. Había, de hecho, en el tratamiento de los manifestantes en diferentes áreas, una especie de táctica de ‘divide y vencerás’”, sentencia. Así, explica, Assad logró dividir a la oposición en torno a fallas sectarias, étnicas y de clase. “Probablemente la división por sectas fue la más exitosa”, añade, al tiempo que recuerda la importancia para el régimen de la lealtad de la minoría alauí, que apenas supera el 10% de la población y cuenta, sin embargo, con entre el 80 y el 90%  de oficiales en el ejército.

En 2011, continúa  Yassin-Kassab, mientras el régimen arrestaba a manifestantes pacíficos, liberó a 1.500 yihadistas de la cárcel. Se trataba de combatientes salafistas que habían luchado en Iraq después de la invasión de 2003. “Fue un acto deliberado, pensado para crear una oposición islamista violenta y lograr así amedrentar a potencias extranjeras y, sobre todo, a los alauíes”, señala. Pocos meses después, en el verano de 2012, se produjo una serie de masacres sectarias en la zona situada entre Homs y Hama, donde los pueblos suníes y alauíes se hallan muy próximos entre sí. La violencia sectaria fue descarnada y repentina, cuenta  Yassin-Kassab. “Después paró. ¿Por qué paró? Porque habían conseguido lo que querían. No fue violencia espontánea entre las comunidades. Fue organizada. Las víctimas fueron los civiles suníes, mujeres y niños a los que se les cortó el cuello”. Pero el objetivo, señala, era una vez más la comunidad alauí.  “Cuando vieron a un suní enrabietado en YouTube diciendo: ‘Venís y matáis a nuestros niños. Nosotros iremos y mataremos a vuestros putos niños’, entonces para los alauíes se vuelve algo tribal, una cuestión de supervivencia: ‘No tenemos otra opción que apoyar al régimen’”, concluye.

La soledad del pueblo sirio

Yassin-Kassab pierde la paciencia cuando se menciona la cobertura mediática del conflicto sirio. Los analistas de la prensa internacional, arguye, pecan de haberse acercado a la revolución siria “con sus grandes ideas preconcebidas. Piensan que es una cuestión de suníes  y chiíes cuando no es así. Asumen, en contra de toda evidencia, que hay un plan secreto americano o israelí para conseguir un cambio de régimen”. Yassin-Kassab es aún más inmisericorde con “la izquierda y sus teorías de la conspiración”. Y es que, añade, “después de cinco años, resulta muy obvio que ni Estados Unidos ni Israel quieren que el régimen sirio desaparezca”. Estados Unidos, insiste, no ha prestado ningún apoyo más allá del retórico a los rebeldes sirios, llegando incluso a vetar a otros países que querían enviarles armas. “Durante años, lo único que recibía el Ejército Libre de Siria (ELS) de los Estados Unidos eran comidas precocinadas y gafas de visión nocturna. El ELS no quería comidas precocinadas. Quería armamento antiaéreo pesado para proteger a sus comunidades de los bombardeos”.

Al negar el acceso a armas de los rebeldes asediados por su propio gobierno, Occidente abrió el paso a los yihadistas internacionales. Y al dejar hacer al régimen, permitió la entrada en el conflicto de otras potencias extranjeras, que acudieron al rescate de Assad y a defender sus propios intereses.  “Después del ataque con gas sarín en agosto de 2013, la cuestión era: ‘¿intervendrá América?’ Pues bien, no intervino. En ese momento, dejó Siria en manos de otros imperialismos salvajes, sobre todo Rusia e Irán”.

Yassin-Kassab se muestra ambivalente respecto de los recientes bombardeos localizados contra Daesh. “Por un lado, están ayudando a reducir el territorio controlado por ISIS,” apunta. “Pero también alimentan el relato de ISIS y la política identitaria suní, porque muchos sirios a los que no les gusta ISIS se preguntan, ‘¿Por qué ha venido esta gente a bombardear el síntoma y no la causa?’ ISIS es un síntoma de la política de tierra quemada de Assad”.

Una ‘alternativa genuina’

Con tanto en contra, resulta extraordinario que los rebeldes hayan logrado articular sociedades funcionales y en cierta medida ejemplares. En Burning Country las páginas de la esperanza son las dedicadas a los más de 400 consejos locales y provinciales, elegidos de manera democrática para gobernar los territorios ‘liberados’ del control del régimen y los yihadistas. “Se está construyendo una alternativa genuina”, señala Al-Shami. “Si no fuera por estas comunidades democráticas autogestionadas, no habría vida alguna en esas zonas destrozadas por la guerra. Todos habrían tenido que huir o morir. Si hay reparto de comida, servicios médicos, educación, medios de comunicación independientes, recogida de basuras, es gracias a estos consejos democráticamente elegidos”. Esto, apostilla Yassin-Kassab, “es importantísimo porque sucede en una parte del mundo donde la democracia ha estado prohibida durante medio siglo”. Aun así, lamenta, es algo que la mayor parte del mundo ignora. “Muchos periodistas que han escrito cientos de piezas sobre Siria no han mencionado nunca a esta gente, que es mucho más representativa de la población siria que ISIS, por ejemplo. Es una auténtica tragedia”.

En busca de aliados

¿Cuál era, pues, la alternativa para Occidente? Resulta difícil defender la intervención militar tras fiascos como el de Iraq. Al-Shami no se hace ilusiones: “No espero que el apoyo a las luchas revolucionarias populares venga de los Estados,” apunta, añadiendo que incluso aquellos gobiernos que “afirman apoyar a la oposición” lo hacen por sus propios intereses. “Lo que ha sido muy triste es ver cómo la revolución siria está siendo abandonada por la gente, especialmente por la izquierda, de la cual esperábamos apoyo. La izquierda está mucho más interesada en el ajedrez geopolítico entre Estados y centra su análisis en ellos, en vez de enfocarlo a la lucha de clases interna o a los movimientos populares sobre el terreno que están luchando por la libertad, la democracia y la justicia social”, concluye.

Yassin-Kassab difiere, y reclama la intervención de Estados extranjeros, que señala debían haber armado a los rebeldes en 2012. ¿Qué hacer ahora, tras cinco años de guerra abierta, con intervención de Rusia e Irán y un Estado Islámico afianzado? “Habría que abastecer a los rebeldes de armamento antiaéreo de calidad con el que disparar a los aviones que les bombardeen, sean rusos o del régimen,” señala. “Si no quieren hacer eso, los propios Estados extranjeros deberían establecer una zona de exclusión aérea”.

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Álvaro Guzmán Bastida

Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

27 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Uno

    ¿Misiles Scud intercontinentales? Eso sólo descalifica esta basura.

    Hace 7 años 2 meses

  2. juan

    No creo que a Israel le convenga una Siria dominadad por el ISIS, otra cosa es que sí le interesaba mover un poco el suelo a la familia a Assad y liar un poco un páis que podía ser el referente laico del mundo musulmás después del destrozo hecho en Irak y la pérdida de relevancia del Líbano. Ahora, lo que no tiene pase de este artículo es blanquear o "anecdotizar" al ISIS, hemos visto cabezas humanas cortadas en manos de "rebeldes sirios" sonriendo mientras posaban.

    Hace 7 años 2 meses

  3. Por el Imperio hacia dios.

    La indecencia al servicio del islamofascismo, y de sus patrocinadores U.S.A. con sus paises lacayos de la OTAN. Ya no engañáis a nadie, no habéis podido con la República laica de Siria, perdistéis pese a tener toda eldinero de los fondos de inversión de Soros y de los tiranos del golfo amiguitos de los reyes. No se que levanta más el estómago, si los verdugos integristas que promocionáis, como estos, o el tono gazmoño y cursi con que hacéis siempre la apología del crimen de de estos mercerarios del imperio y sus mentiras.

    Hace 7 años 2 meses

  4. Rascayu

    Gran articulo que desmonta tanto bulo y tantas falsas creencias sobre la revolucion siria. Me quedo con estas dos frases: En 2011, mientras el régimen arrestaba a manifestantes pacíficos, liberó a 1.500 yihadistas de la cárcel. Se trataba de combatientes salafistas que habían luchado en Iraq después de la invasión de 2003. “Fue un acto deliberado, pensado para crear una oposición islamista violenta Se desarrolló una forma de capitalismo colonial especialmente corrupto, que acumuló la riqueza en las manos de la familia Assad y los leales al régimen, mientras el tejido social que protegía al pueblo de la exclusión se desmadejaba. “La gente ya no podía llevar comida a la mesa. Mucha gente tenía dos o tres trabajos sólo para sobrevivir”. La llegada de una formidable sequía, mal gestionada a causa de la corrupción, terminó por precipitar la insurrección.

    Hace 7 años 2 meses

  5. ?

    Qué artículo para intrascendente.

    Hace 7 años 2 meses

  6. ?

    Por qué público.es publica este intrascendente artículo

    Hace 7 años 2 meses

  7. Miguel

    Vaya panfleto sin rigor, objetividad y falto de historia. Debería el autor leer un poco mas y ser más objetivo.Pena de artículo.

    Hace 7 años 2 meses

  8. caipira

    Álvaro Guzmán Bastida Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.

    Hace 7 años 2 meses

  9. caipira

    Desde el principio manifestaciones con las banderas de Alcaeda,quema de comisarías y mucha sharia...No admitir que desde ese mismo principio ,ciertas potencias neocolonialistas ya empezaron a mover ficha..cuando no los mercenarios que ya funcionaron en Libia..es tener mucha cara dura.Desde luego que las firmas no son de mi confianza.El articuIo ,viejo,que nos ofrece este mismo diario de Robert Fisk me resulta mas fiable y esclarecedor y sin tantas elucubraciones..

    Hace 7 años 2 meses

  10. Daigual

    Los sionistas, Netanyahu a la cabeza, y las "democracias" del golfo pérsico os agradecen este pasquín de autor...a estas alturas, ya os vale.

    Hace 7 años 2 meses

  11. Este ARTICULO dice la VERDAD

    Este articulo dice la verdad. Los que mienten son los que por aquí abajo escriben.

    Hace 7 años 2 meses

  12. jfpap

    Claro que sí, que el sectario es el gobierno, no aquéllos que cantaban en las manifestaciones democráticas "Muerte a todos los alauitas, cristianos a Beirut". Por lo menos en un arrebato de sinceridad lo comparan con los hechos de 1982, punto final de una insurrección abiertamente islamista y sectaria, organizada por los Hermanos Musulmanes, ¿les suena de algo? Respecto al mito de los yihadistas liberados, ¿no se pedía amnistía en esas manifestaciones? De hecho la práctica totalidad de liberación de yihadistas se hizo en un momento en que el gobierno se sentía débil y se sentó a negociar con los líderes de la comunidad de la periferia de Damasco. Estos pidieron al gobierno que para parar las manifestaciones debían liberar a aquellas personas que estaban en prisión y que habían sobrepasado el tiempo previsto de pena en la sentencia. En este caso se encontraban los que luego llegarían a ser líderes de Jaysh al-Islam (Zahran Allous) o Ahrar al-Sham (Hassan Aboud) entre otros, además de muchos más yihadistas. El gobierno, desesperado, accedió. Por lo tanto, los autores harían bien en reflexionar sobre sus grandes errores que han llevado a Siria a la situación actual en lugar de echar balones fuera.

    Hace 7 años 2 meses

  13. Juanfri

    MENTIRAS DE AGENTES SIONISTAS El LEGÍTIMO Gobierno de Al Assad es el último de los GOBIERNOS ARABES LAICOS, o Baaz Arabe.

    Hace 7 años 2 meses

  14. francisco

    Este tipo es un agente de la CIA, EL MI5 y el Mosad. Que no enseñe su cuenta bancaria

    Hace 7 años 2 meses

  15. Maju

    Mentira: no hubo ninguna "revolución", tan sólo un incidente en que los islamistas de la CIA masacraron con franco-tiradores a manifestantes "pro-democracia" en Deraa, una pequeña ciudad fronteriza con Jordania. Esto no es más que propaganda de la OTAN y el DAESH! Qué asco!

    Hace 7 años 2 meses

  16. Daniel L.

    Qué vergüenza de artículo! y qué vergüenza que lo saquen en publico.es. a ver cuándo un periódico de estos se atreve a sacar a algún conspiranoico que nos cuente su opinión.

    Hace 7 años 2 meses

  17. CinicoRadical

    "primaveras" es lo que han sido

    Hace 7 años 2 meses

  18. francisco

    Deleznable artículo y articulista al servicio del falsario y sanguinario imperio armamentístico de EEUU.

    Hace 7 años 2 meses

  19. jos luis almeda jurado

    PURA BAZOFIA DE LA CIA. NO CABEN MAS MENTIRAS EN TAN POCAS PALABRAS.

    Hace 7 años 2 meses

  20. Sobrelamarcha

    Buen articulo. Las dictaduras arabes y sobre todo la mafiosa y despiadada del clan de los Assad son parte importante del germen del terrorismo.

    Hace 7 años 2 meses

  21. joni

    Un auténtico panfleto ayuno de objetividad y de lógica, contradicho por la abundante información que existe en las hemerotecas y en internet. Hay decenas de artículos por ahí que demuestran la inaudita mendacidad del artículo, bastaría con ver éste, por ejemplo: http://www.telesurtv.net/pages/Especiales/Siria_Resistencia/tema3.html En fin, que la Cía no hubiera escrito mejor este libelo y resulta curioso que Público, donde concurren excelentes perioditas y articulistas, de pábulo a este bodrio. Vivir para ver.

    Hace 7 años 2 meses

  22. joni

    Un auténtico panfleto ayuno de objetividad y de lógica, contradicho por la abundante información que existe en las hemerotecas y en internet. Hay decenas de artículos por ahí que demuestran la inaudita mendacidad del artículo, bastaría con ver éste, por ejemplo: http://www.telesurtv.net/pages/Especiales/Siria_Resistencia/tema3.html En fin, que la Cía no hubiera escrito mejor este libelo y resulta curioso que Público, donde concurren excelentes perioditas y articulistas, de pábulo a este bodrio. Vivir para ver.

    Hace 7 años 2 meses

  23. jegoroga

    A quien cree este personaje que se está dirigiendo? Por favor haztelo mirar que está muy avanzado lo tuyo.

    Hace 7 años 2 meses

  24. Mariano

    Qué raro, publicó.es intentando vendernos pescado podrido. Contándonos que la mano de la CIA no tuvo nada que ver con la "revolución" contra Assad.

    Hace 7 años 2 meses

  25. Vigorro

    Para la inmensa mayoria de gente este es otro punto de vista... para el resto (unos que yo me se) mentira gorda...

    Hace 7 años 2 meses

  26. José Baena

    El libro de Yassin-Kassab y Al-Shami es un simple panfleto al servicio de la política militarista aplicada por EE.UU. en Oriente Medio, elaborada por el el grupo de neocons que George Bush colocó en los puestos claves del poder americano, que aplicó a partir del 11-S de 2001 y que Obama sigue al pie de la letra. Conozco bien Siria por haberla visitado en varias ocasiones antes de que estallara el horror que la asola desde la primavera de 2011. Causa indignación ver escrito que Al-Assad necesitaba una guerra para mantener su régimen, mientras que no dice una palabra acerca de que el ataque a Libia y Siria fue decidido por los estrategas de Washington muchos años antes de que se produjesen las primaveras otánicas. El sectarismo del articulista queda reflejado al elegir este subproducto propagandístico para sus comentarios, en vez de haberlo hecho con alguno de los muchos libros de autores de comprobada honradez intelectual que cuentan la verdad del holocausto sirio. SIRIA: LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO. 2. Apuntes para la Historia http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2016/02/siriala-guerra-del-fin-del-mundo_24.html

    Hace 8 años 2 meses

  27. Carlos G.

    Si, hombre, si. que creamos que la colaboración de EEUU con los mercenarios salafistas es meramente simbólica. Simbólicos son los miles de misiles antitanque TOW, las 3.000 toneladas de armamento y munición enviados en barcos desde Rumanía y Bulgaria a Turquía y Jordania y luego a los cortagargantas "moderados", detallados partida por partida por la revista especializada en defensa Jane's utilizando documentos oficiales de la administración de EEUU. Y podría seguir páginas y páginas aportando información de como EEUU, Arabia Saudita, Catar y Emiratos crearon y financiaron a todos los grupos terroristas que operan en Siria, Irak y Libia y que luego vuelven de vez en cuando a Europa a asesinar a la población civil de nuestros países. Esta es una típica pieza de propaganda, digna de alguien que ha trabajado para Al Jazeera (financiado por el "demócrata y respetuoso de los derechos humanos" gobierno de Catar).

    Hace 8 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí