Internet ha cambiado el modelo de comunicación entre las personas. El cruce de correos electrónicos (e-mails) pone en danza maneras diversas de iniciar la comunicación. Van desde los queridos o queridas, a los estimados o estimadas, pasando por los holas y otras expresividades de pelo largo o corto.

         Se dice estimado, porque lo de querido suena a excesivo. No vaya a creerse el receptor lo que no es. Sin embargo, quien dice estimada en vez de querida se está perdiendo un pequeño placer, como es la utilización de una palabra tan bella y tierna en afectos. La estimación valora con la cabeza fría. En el cariño viaja una porción más dilatada en afectos dirigidos al corazón del receptor.

         En ocasiones, lo que servía como inicio en uno de esos querido o querida no es lo mismo para expresarlo en una segunda comunicación. Ahí se impone un cuidadoso repliegue. Repetir lo de querida o querido equivale a un cierto compromiso (si el compromiso se desea, bienvenida la seducción; en caso contrario, deje que el primer enunciado se disuelva como un azucarillo en un vaso de agua o en un café muy cargado).

         Lo de los hola obedece a no decir nada comprometido y a revestirse de adolescentes en permanencia (o sea, digo hola por decir algo o por no saber qué decir).

         Hay quienes optan por el tono equilibrado y distante, apelando al parte meteorológico, emitiendo las expresiones buenos días o buenas tardes o buenas noches. Les da igual los aguaceros o el calor soporífero soportados por aquellos a quienes se dirigen.

Se sabe que los queridos-estimadas-buenos días proceden de la rutina convencional. Sin embargo, la aplicación de los hola tiene su origen en las redes sociales.

Esta circunstancia pone a los hola como expresión preferida. No importa su vacío de contenido ni su falta de afectividad. En realidad, a lo mejor esa carencia de atributos es lo que buscan los usuarios. Cualquiera sabe.