Ya lo dijo en la primera rueda de prensa que ofreció tras regresar al Atleti: “A la afición no se la conquista con palabras sino con hechos. Espero poder recuperar su confianza”. Filipe Luis sabía que había seguidores rojiblancos que estaban molestos con él por haberse marchado un año antes al Chelsea y que, de alguna manera, debía empezar otra vez de cero. No para sus compañeros, ni para Simeone, auténtico valedor de su regreso, pero sí de cara a la grada. Unos cuantos no le perdonaban que hubiera dejado el Calderón para marcharse con Mourinho a la Premier ni que decidiera volver tras no salirle la aventura inglesa tan bien como él esperaba. 

Y a eso se puso. A ganarse otra vez el cariño de los que recelaban de él. Y tal y como señaló, con sus actuaciones sobre el campo, poco a poco lo está consiguiendo. También con hechos, como renunciar este verano a cinco días de vacaciones para empezar la pretemporada al mismo tiempo que sus compañeros y coger la forma lo antes posible. Una buena decisión, como se está viendo. En los tres partidos de Liga disputados y en el primero de la Champions el brasileño ha sido de los más destacados, por no decir el más brillante del equipo, recordando o incluso mejorando al Filipe de su primera etapa en el club. El que puede competir de tú a tú con cualquiera por ser el mejor lateral izquierdo del mundo.

A estas alturas, nadie puede discutir la conveniencia de su regreso. Es llamativo que un lateral tenga tanta incidencia en el juego de un equipo y aporte tantas soluciones. Hasta el punto de que hace las funciones de tres jugadores al mismo tiempo: es lateral y contribuye con su trabajo defensivo a que el Atleti haya sido el equipo que menos goles ha recibido estos últimos años; es interior y ayuda tanto a la salida del balón desde atrás como a la combinación en el centro del campo; y es un extremo que muchas veces a lo largo de un partido pisa el área rival, llega hasta la línea de fondo para dar centros, dispara a puerta y crea mucho peligro en la defensa contraria. Tener un jugador así en tu equipo vale oro.

En los partidos disputados hasta ahora de Liga, el brasileño ha sido el jugador más destacado del equipo, mejorando incluso el nivel de su primera etapa

A su estilo de juego le favorece evidentemente que Simeone potencie la salida por las bandas al tener, habitualmente, a interiores que se meten al centro y que dejan a los laterales todo el carril para combinar haciendo paredes y lanzar centros. 

El abanico de recursos técnicos que posee Filipe le permite superar adversarios en espacios reducidos, rompiendo la primera y la segunda línea defensiva rival. Tiene salida tanto hacia la banda como hacia el interior y su despliegue físico le permite llegar continuamente al área contraria. Toca tanto el balón y lo hace con tanto criterio que es el jugador del Atleti que más pases buenos ha dado en lo que llevamos de campeonato. Nada menos que 166, lo que le sitúa en el noveno lugar de la Liga de esa estadística. Por ejemplo, ha dado tres pases más que Koke, 25 más que Juanfran y 55 más que Gabi. Y todo eso sin descuidar su labor como zaguero. De hecho, es el segundo jugador del equipo, tras Saúl, que más balones ha recuperado en los partidos jugados, un total de 27, a nueve por encuentro, una cifra significativa.

Su juego tiene tanta incidencia en el Atleti que es el que más pases buenos ha dado en el equipo en lo que llevamos de Liga y el segundo que más balones ha recuperado

Resulta llamativo que sea el único jugador de la plantilla que no tenga un sustituto definido. Está Lucas, que puede jugar de lateral, pero su puesto es el de central. Y está Vrsaljko, que también puede actuar a pierna cambiada, pero su posición natural es la derecha. Va a ser difícil que Simeone le pueda dar descanso en algún momento. Y ese es un motivo de preocupación. ¿Podrá aguantar toda la temporada a este nivel tan alto con partidos de máxima exigencia cada tres días? Más de uno en el Calderón reza porque no sufra ningún problema físico. Una posible baja suya sería de las que más incidencia tendría sobre el juego del equipo por lo complicado de su sustitución. 

Dicen que no hay nada como irte de los sitios para que te valoren y se reconozca tu valía. Y algo de eso ocurrió con Filipe. Cuando se marchó a la Premier, su puesto fue ocupado por un Siqueira que, sin ser un mal jugador, está lejos del nivel y las prestaciones que ofrece su compatriota. No habían pasado ni dos meses sin él y eran legión los aficionados colchoneros que echaban de menos su juego. Desde que llegó al Atleti nadie le ha podido ganar la batalla por la titularidad en su puesto y nadie pudo cubrir su ausencia. Ni el gran Antonio López, ni Insúa, ni el propio Siqueira, ni Ansaldi. 

¿Significa eso que no tiene facetas mejorables? No, claro que las tiene. Sobre todo porque culmina poco para todo lo que genera de medio campo hacia adelante. Le falta tener un poco más de frialdad a la hora de dar el último pase dentro del área a los compañeros para que rematen. Un jugador con sus características y que llega tanto al ataque debería tener una mejor estadística de pases de gol a pesar de ser defensa (el año pasado dio tres). Y también le falta ser algo más preciso a la hora de enviar los centros desde la banda. 

Lleva 228 partidos oficiales como jugador del Atleti, ya es el brasileño que más partidos ha disputado en el club y el cuarto extranjero que más veces se ha puesto la camiseta rojiblanca. Está identificado con el club, ya que después de probar la aventura en Inglaterra siente que ahora ésta es su casa. Tanto, que no descarten que algún día, cuando haya dejado el fútbol en activo como uno de los mejores laterales izquierdos de la historia del Atlético de Madrid, vuelva para ayudar al club a ampliar su palmarés pero, esta vez, sentado desde el banquillo.