Norma Brutal
El disputado voto del Señor Sánchez y el banquillo de la impunidad
Ángeles Caballero 5/10/2016
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Quiso la casualidad que hace una semana coincidieran los zarpazos de Felipe González a Pedro Sánchez con mi trayecto al trabajo, por el que religiosamente paso desde hace casi tres años y que coincide con la vivienda del también llamado Señor X, Felipe el deseado y ahora Mister Gran Coalición con Habano. Una calle, la de Velázquez, y un barrio, el de Salamanca, epicentro del centro. Del centro más profundo y en el que para ser uno más, aparte de las mechas, el buen bolso, el pelazo y la tez bronceada, tienes que votar por la estabilidad. Ergo, por la Gran Coalición de Todos los Santos.
Les confieso que cuando yo paseo por ese barrio también tengo ganas de votar al PP. Porque las calles huelen bien, hay tantos flacos como en el Midtown de Manhattan y todo el mundo parece bastante satisfecho consigo mismo. Así que intuyo que Felipe, que aunque no hayamos tenido que verle como a Rato con un bañador amarillo y transparente en plena popa también ha lucido palmito (palmazo) con un puro en un yate, se nos ha hecho converso. En este medio ya nos hemos mostrado a favor de Pedro porque lo que unos ven como ambición personal otros lo vemos como coherencia. Pero oiga, allá cada cual con sus cosas y sus votos. Y ahora que Pedro ha sucumbido al Susanato, lo queremos más. “El PSOE, mañana, será de Susana”, cantaban los aficionados del Estudiantes el pasado sábado. El equipo de baloncesto en el que hizo sus pinitos el ahora raso diputado.
Por esa manía tan tonta de leer periódicos he analizado las caras de los miembros del banquillo de la impunidad en el juicio de las tarjetas black. También el de Gürtel, esas segundas nupcias de Ana Aznar pero con juez en vez de basílica de por medio. Rato, nuestro súper hombre, se ha quitado la perilla y Miguel Blesa y Estanislao Rodríguez Ponga lucen ojeras de campeonato. Y el Bigotes ahora tiene barba y tiene cara de venir directamente de Ibiza de pegarse unos bailes. Correa sigue con ese aspecto soberbio del que, al fin y al cabo, le puso nombre a la operación. Pero en definitiva, tienen ahí sentaditos a una serie de señores que de tan ocupados que estaban trabajando por España decidieron pasarse las normas (brutales) por el forro de sus trajes a medida y así de paso alimentar a esa bestia de la corrupción que sigue campando en la Castellana y resto de paraísos fiscales. Menos mal que ha salido el nombre de Ana Mato, a la que tenemos escondida, que no olvidada. Imagino que en este tiempo se habrá operado de esa miopía (ríete tú de mis 3,5 dioptrías) que le impidieron ver el Jaguar de su marido y se sentirá completamente realizada al vivir en directo, y con plena intensidad, ese placer que le proporciona cuando visten a sus hijos cada mañana.
Juan Carlos Aparicio, exministro de Trabajo y compañero de gabinete de Rodrigo Rato, declaró hace un año y medio a CTXT que el exdirector gerente del FMI debía sentirse como “un pavo escuchando villancicos”. Sobrevivió a la Navidad del año 15. Veremos qué pasa en ésta. Preparen sus panderetas por si acaso.
Quiso la casualidad que hace una semana coincidieran los zarpazos de Felipe González a Pedro Sánchez con mi trayecto al trabajo, por el que religiosamente paso desde hace casi tres años y que coincide con la vivienda del también llamado Señor X, Felipe el deseado y ahora...
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Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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