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El incordio de ser pobre

Sergio del Molino 30/10/2016

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Ser pobre es fastidioso. No sólo por la molestia constante y poco reparable de la pobreza misma, sino porque acarrea la sombra de una sospecha permanente. Los pobres son (somos) mala gente, estafadores en potencia, ladrones, defraudadores, impostores. Vivo con un pie en el mundo de los pobres y otro en el de los ricos. Cuando soy pobre, me cachean, me increpan y me tratan de usted, que es la fórmula despectiva del castellano. Cuando soy rico, entro sin que nadie me toque, me ríen los chistes y me tratan de tú, que es la fórmula de respeto.

Mi condición de escritor me permite vivir en ambos mundos. Me invitan constantemente a dar charlas, a ferias, a festivales y a todo tipo de saraos festivo-artístico-literarios. Escribo este artículo en un AVE camino de Málaga, de hecho, y no he pagado el importe del billete ni el hotel donde voy a dormir esta noche. Esa vida suele implicar atenciones y deferencias que no disfruto en mi vida de pobre. Me invitan a comer en restaurantes a los que no iría si tuviera que pagarlos yo, me reservan hoteles que no me plantearía para mis vacaciones, me ponen coches con chófer cuando es necesario y me asignan cicerones que se preocupan por sacarme de paseo y abonar la cuenta de las primeras copas.

Los dependientes del Corte Inglés no nos quitaban ojo cuando merodeábamos por los pasillos

No siempre, claro, pero no es infrecuente. Sarao tras sarao y hotel tras hotel, me he dado cuenta de que una de las ventajas de ser rico, incluso de ser un rico de pega y provisional como lo soy yo (un rico profesional, que interpreta el papel de rico como parte de su trabajo), es que nunca tienes que dar una explicación, nunca eres un intruso. Conserjes, recepcionistas, guardias de seguridad y camareros son tus amigos. Te sonríen, te miman y se alían contigo. Quizá quien ha nacido rico no encuentre nada extraordinario en este hecho, pero todos los chicos pobres de barrio hemos crecido creyendo que el trabajo de conserjes, recepcionistas, guardias de seguridad y camareros consistía en echarnos de los portales, decirnos que allí no podíamos entrar y enseñarnos el cartel de reservado el derecho de admisión.

Los dependientes del Corte Inglés, tan amables cuando te ven interesado por la tele más grande de la planta de electrónica, formaban parte de esos enemigos que no nos quitaban ojo cuando merodeábamos por los pasillos. Porque el rico pasea. El pobre merodea.

Fui hasta el final del metro de Madrid, muy al norte, a un lugar donde me suelen llevar en coche o en taxi, pero esa mañana me venía bien el metro. Como salía del término municipal de Madrid y se aplicaba una tarifa especial, la megafonía recordaba en cada estación que los pasajeros debían tener el billete correcto (más caro) si querían seguir viaje. Ya estaba expuesta la información, no creo que nadie en ese tren ignorase aquello. De hecho, los tornos no se abren si no llevas el billete adecuado. ¿Por qué tanta insistencia? Porque no te puedes fiar de los pobres. Los gestores del metro creen que transportan a gentuza que se colará y burlará todos los controles.

Por eso se empapela todo con advertencias de multa para los infractores. En el tranvía de mi pueblo, la megafonía recuerda también constantemente que todos los viajeros han de ir provistos del correspondiente título de transporte. Esa es otra muestra de desprecio al pobre: hablarle con perífrasis. A un rico le piden el billete. A un pobre le solicitan el título de transporte.

Una declaración de la renta baja activa más alarmas en la Agencia Tributaria que una millonaria

Hace unos meses me llamó una chica muy amable que decía ser de Iberia. Le llamo porque es usted titular de una tarjeta Iberia, dijo, y queremos ofrecerle esta otra tarjeta para que acumule puntos y gane vuelos. De acuerdo, se me ocurrió decir, y empecé a responder sus preguntas. Por ellas deduje que en Iberia estaban convencidos de que yo era un potentado. Tenía varios viajes transoceánicos en los últimos tiempos, alguno en clase business, y apuntaba maneras de perfil de ejecutivo. Lo que no debía de saber la chica es que no había pagado ni uno solo de ellos, eran invitaciones para dar charlas y participar en festivales literarios, y la cuenta de gastos corría a cargo de mis anfitriones. Por eso no supo encajar la respuesta que le di cuando me preguntó por mis ingresos medios anuales. Dios mío, debió de pensar, llevo quince minutos hablando con un pobre. Y lo que es peor: llevo quince minutos tratándole como si fuera rico. Se acabó la amabilidad. Bueno, dijo azorada. Ya recibirá la información en su correo. Y colgó. Qué pena, pensé. Parecía maja, estaba disfrutando de la conversación.

Este sentimiento continuo de sospecha hace muy fatigosa la vida del pobre, pero yo no me había dado cuenta hasta que me tocó ser rico. Aunque sólo me toca ser rico una vez a la semana, noto mucho el contraste. Ocurre en todas partes. Una declaración de la renta baja activa más alarmas en la Agencia Tributaria que una millonaria. ¿Qué se ha creído este pobre, que nos tragamos que vive con esos ingresos? Hazle una inspección, que estará cobrando en negro.

Ahora que sé de qué va la vida en ambos mundos, lo que más me molesta de mi pobreza no es la miseria en sí, que la llevo bien (al fin y al cabo, nací aún más pobre de lo que soy ahora), sino darme cuenta de que hay un mundo donde no soy sospechoso de ladrón ni de terrorista ni de estafador. Un mundo de puertas VIP donde nadie me cachea ni me pide pagar por adelantado ni hay que hacer fila con orden de campo de concentración. Y además de la irritación que siento, me frustra no poder decirles que sospechan de la gente equivocada, que los pobres que conozco van siempre con el dinero en la mano y abonan todas las cuentas sin rechistar. La insurrección siempre se enciende en la sala de los ricos, porque en ella no hay nadie vigilando.

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Sergio del Molino

Juntaletras. Autor de 'La mirada de los peces' y 'La España vacía'.

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17 comentario(s)

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  1. Porfiado JgMorandi

    el que no quiere ser rico es porque nunca ha sido pobre...la alt-right buscando excusas, no muerdas la mano del amo, grupo prisa te pone cualquier día un chalé con chimenea y unas pantuflas, así quién quiere ser pobre, y encima tienes tema para escribir tus memorias. pero, qué hace este cachorrito de prisa escribiendo en ctxt?

    Hace 6 años 8 meses

  2. Daniel

    Genial, acertado y gracioso. Yo creo que soy medio pobre, de padres medio ricos y una educación a base de calle, instituto, colegio privado y lsd. He vivido algunas de las situaciones que cuentas y otras similares. Eso sí, yo orgulloso de que me hecharon dede los portales

    Hace 7 años 10 meses

  3. Tere

    Yo también soy rica algunos días de trabajo y he reconocido todas las circunstancias que cuentas, añadiría lo fuera de lugar que me siento y lo que me cuesta nadar en la pecera de la que no soy natural...

    Hace 7 años 11 meses

  4. yocp

    Es la primera vez en mi vida, y tengo 62 años, que me dicen que el "vuesa merced" (usted) es la forma despectiva de tratarte en castellano. ¿no será el privarte de tratamiento, es decir, el tuteo? Por lo demás, muy buen artículo.

    Hace 7 años 11 meses

  5. Javier V.

    "La insurrección siempre se enciende en la sala de los ricos". Insurrección, la palabra que estropeó el artículo.

    Hace 7 años 11 meses

  6. John

    Excelente artículo, en el apartado de la declaración de la renta cabría mencionar una cosa más, los ricos van a la oficina o Delegación Central de Grandes Contribuyentes, es decir, no se juntan con los demás, allí encima de todo tienen la oportunidad (por el hecho de ser grandes fortunas) de 'negociar' los impuestos a pagar!, que deferencia con los pobres ricos!...luego les sale a devolver, eso si, si eres pobre no tienes opción (tampoco eso de las amnistías fiscales que algunos Grandes Defraudadores tienen!)...el pobre tiene que pagar, lo que le salga del resultado del IRPF y si no le persiguen a muerte...en fin, los que pagamos impuestos somos vistos como sospechosos y los ricos roban a dos manos y con permiso...si en este país les cobraran lo que deben pagar a estos "Grandes" otro gallo cantaría!. Saludos.

    Hace 7 años 11 meses

  7. Carlos

    Genial post, pero se te olvidó mencionar que el pobre paga y el rico es rico porque no paga o hace por no pagar.

    Hace 7 años 11 meses

  8. Humberto Mondejar Gonzalez

    Je, je,... En Cuba la policía política te dice: "Ciudadano identificarse" Eso quiere decir, dame tu carné de identidad, ya estás indocumentado cuando se lo das y como lo piden tantas veces al dia, no vas a ir muy lejos; asi que abre los maletines y acompáñame a sector de la policía más secano, porque allí todo es ilegal, lo que llevas para subsistir puede ser de procedencia ilegal porque solo hay un dueño de todo.

    Hace 7 años 11 meses

  9. Antonio Torres Anaya

    Excelente, refleja una situacion real en la vida con una claridad y realidad absoluta.

    Hace 7 años 11 meses

  10. josemicoronil

    Me ha encantado el artículo, sobre todo es muy didácticos para aquellos que, al contrario que nosotros, no saben lo que es que te mire con desprecio algunas personas por simplemente tener números inferiores en la cuenta de ahorros. Porque en España, pese a que somos (o al menos eso quiero pensar) más tolerantes hacia las diferentes, etnias, razas, culturas, condiciones sexuales, y demás diferencias que podamos tener, parece ser que dependiendo de tu salario seas más o menos respetable o incluso más o menos personas, aunque lo más curioso de esto, como bien se comenta en el artículo, que muchas veces dicha discriminación monetaria viene por parte de gente que prácticamente es igual de pobre que uno mismo, o incluso si tiene más dinero, la "diferencia de riqueza" es prácticamente anecdótica. ¿A tal punto de cinismo hemos llegado la sociedad española? Con cosas así veo normal que a mi alrededor haya gente que se compre un móvil de 800€, se hipoteque a una casa que apenas pueda pagar, o tenga un coche de 25.000€ con un sueldo temporal bajo... Esa gente creo que se aplican demasiado bien el refrán "Como te vea el jato, así te trato". Un saludo

    Hace 7 años 11 meses

  11. Maju

    Excelente artículo y gracias, porque los pobres necesitamos gente como tú que hable alto y claro sobre las cosas que importan, muchas de las cuales son las que mencionas.

    Hace 7 años 11 meses

  12. Acaido

    En el principio, en el barrio, los vecinos no disponíamos de red de agua corriente, y recurríamos a una fuente comunitaria que había en la plaza. Esa fuente era cuidada con esmero por todos, incluso habíamos colaborado cada uno a su manera, a limpiarla, dotarla de unos escalones, embellecerla etc. Pero, llegó el día en que se construyeron unos depósitos de agua más arriba, y todos pudieron realizar su acometida particular de la red, salvo aquellos que no tenían posibles. Y fue entonces cuando aparecieron las mismas envidias y celos (que hoy nos son tan familiares). Cada dos por tres, la fuente de la plaza sufría viles y nocturnos ataques vandálicos que hacían inútiles las reparaciones del ayuntamiento. A alguno o algunos no les cabía en la cabeza que los "perezosos" se aprovecharan sin esfuerzo de lo que para los demás tiene un coste.

    Hace 7 años 11 meses

  13. qtdn

    Vaya caca de post.....alentar el odio interclasista.......si tanto te gustan los pobre vete a África o a la India y así contaras cosas interesantes de verdad sobre los pobres y los ricos

    Hace 7 años 11 meses

  14. Xing Ong

    Ser POBRE, es una condición REVERSIBLE, ser TONTO, es para TODA LA VIDA. Todos, pueden luchar por cambiar su condición, o conformarse.

    Hace 7 años 11 meses

  15. Jorge

    Muy buen artículo, aquí otro pobretón mas!

    Hace 7 años 11 meses

  16. Marcos DT

    Buen artículo Sergio, me ha encantado.

    Hace 7 años 11 meses

  17. Paqui

    No sé si tratarle de usted o de tú, pero me parece que su/tu artículo está muy conseguido y me ha llevado a reflexionar. Al final del todo se puede sintetizar en la letrilla de aquella canción que dice: "Cuando yo tenía dinero,me llamaban Don Tomás. Como ahora ya no lo tengo, ay!me llaman Tomás na' más". Un saludo-reverencia.

    Hace 7 años 11 meses

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