Los silenciados de la frontera sur
Los migrantes que alcanzan a las costas andaluzas han aumentado un 30% respecto a al mismo periodo del año pasado. En Málaga las autoridades portuarias dificultan el trabajo el los medios para informar sobre estas llegadas
Sergio Rodrigo Málaga , 2/11/2016
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Hacinado en una balsa junto a 57 personas, entre ellos varios bebés y mujeres, viaja Musa, un joven gambiano que trata de llegar a Europa para solicitar asilo por persecución étnica. Partió en la madrugada del 8 de octubre desde Alhucemas (Marruecos) huyendo tras viajar durante años por África, y ahora su vida se rifa en la ruta del Mediterráneo.
A las 7 de la mañana del 8 octubre alertan de una balsa de plástico frente a las costas de Málaga. El operativo de Salvamento Marítimo no tarda en localizar la barca pese a la densa bruma; entre ellos está Musa que, junto al resto de migrantes, es trasladado al Puerto de Málaga. Allí un fuerte dispositivo policial les espera para detenerlos por entrada ilegal a España. También aguarda en el puerto un equipo de respuesta inmediata de la Cruz Roja para asistirlos.
Minutos antes de su llegada, un grupo de unos 15 periodistas de medios locales, nacionales e internacionales espera la llegada de los migrantes. Tras esperar a las puertas, un agente de la Autoridad Portuaria es tajante: “Hoy no podéis entrar a grabar la llegada de los migrantes”. Los motivos: “La Policía Nacional no quiere”.
Los agentes de la Policía Nacional, la Subdelegación del Gobierno y la Guardia Civil dejan claro un mensaje: “El responsable de permitir vuestro acceso es la Autoridad Portuaria, nosotros no tenemos competencias”. Ambas administraciones se culpan mutuamente, mientras la prensa se queda esperando.
No es la primera vez que ocurre esto en el puerto de Málaga. Son varias las denuncias de colectivos y sindicatos que han mostrado su rechazo a los obstáculos que ponen las autoridades en Málaga para poder informar sobre las cuestiones migratorias. Según el Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) las continuas trabas que periodistas y comunicadores sufren desde hace meses en el puerto de Málaga cuando tratan de informar sobre la llegada de migrantes constituyen “un acto de censura previa”.
Son varias las denuncias de colectivos y sindicatos que han mostrado su rechazo a los obstáculos que ponen las autoridades en Málaga para poder informar sobre las cuestiones migratorias
Francisco Terrón, portavoz de SPA, cree que las medidas tomadas por las autoridades policiales son preocupantes: “El derecho a la información es un derecho que no está plenamente desarrollado en España, y en una sociedad democrática, de pleno derecho y plural, debe haber un derecho a la información plena y permitirse el trabajo de los periodistas". Terrón apostilla que la negativa y las trabas para grabar la llegada de refugiados y personas en tránsito a las costas de Andalucía “vulnera el artículo 20 de la Constitución Española, donde se reconoce el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”.
Los comunicadores optan por grabar desde lejos, mientras se sigue presionando a los responsables que, tras varias llamadas de los periodistas, ceden y dejan pasar. Al llegar, un cordón prohíbe a la prensa acceder a la atención. En otros puertos como Motril (Granada) o Tarifa (Cádiz), las autoridades facilitan a la prensa que pueda trabajar en las instalaciones portuarias, aunque no les permiten hablar con los recién llegados. En Málaga, cordones, vallas e incluso policías portuarios impiden el libre desarrollo para informar de la llegada.
Los 57 migrantes pasan más de una hora bajo el sol; la Cruz Roja no instalará la carpa para proteger a los migrantes, que bajan despacio para ser asistidos. Las mujeres y menores son cacheados por agentes de la Autoridad Portuaria, aunque, según habían informado, su labor se basaba en el control del espacio. Los vídeos muestran a bebés subiendo en furgones policiales para ser trasladados a la Estación Marítima, donde supuestamente Cruz Roja asiste a los migrantes, pero sin permitir el acceso a la prensa. En otros lugares de Andalucía, como Tarifa, la Cruz Roja traslada a los migrantes, incluidos menores y mujeres, en sus vehículos para evitar efectos traumáticos a los migrantes que, tras sortear el mar, se enfrentan a la burocracia de la Ley de Extranjería.
Estación Marítima del Puerto de Málaga: Musa llega en un furgón policial. Tras esperar varias horas, solicita asilo en España. Pero Gambia no aparece en la lista de naciones africanas cuyos ciudadanos pueden pedir asilo, por lo que tiene que pasa la noche en comisaría y es trasladado después a un Centro de Internamiento de Extranjeros.
La noticia no tiene relevancia, la prensa no pudo acceder a esta información porque tan solo se facilitan datos de la intervención de Cruz Roja y Salvamento Marítimo. Los medios solo reproducen los números, los repiten una y otra vez. “57 personas llegan a Málaga”, obviando las trabas y las historias tras esos números en aumento.
La realidad es que el aumento de llegadas es más que significativo, no solo de migrantes sino también de solicitantes de asilo. Los datos oficiales hablan de más de 5.000 personas en lo que va de año
Aumentan las solicitudes de asilo en la frontera sur
La realidad es que el aumento de llegadas es más que significativo, no solo de migrantes sino también de solicitantes de asilo. Los datos oficiales hablan de más de 5.000 personas en lo que va de año y, según la Cruz Roja, que recibió del Gobierno 2 millones de euros para la asistencia de migrantes en las costas, sus Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Ayuda Humanitaria a Inmigrantes han atendido a un 30% más de personas en los primeros 7 meses del año que en el mismo periodo del año anterior (3.992 personas frente a las 3.000 atendidas en 2015).
En su mayoría son migrantes de origen subsahariano que son trasladados a los puertos de Motril y Almería, aunque también ha crecido la migración entre Argelia y el levante español. El mayor flujo de personas también revela un aumento de los casos de persecuciones. España ha recibido 9.000 solicitudes de asilo desde el 1 de enero al 29 de junio de 2016, lo que supone que se han multiplicado por cuatro las cifras de los últimos años, y sitúa el país en el quinto puesto de la Unión Europea donde más aumentan las peticiones de protección.
Moni también ha llegado en patera este octubre. Es de Guinea, y cuenta que cuando salió de Marruecos había mucha gente esperando para tomar una balsa. “Cómo podría explicarte, hay mucha gente en Marruecos que quiere cruzar desde allí”, relata mientras agradece una y otra vez a Dios por haber sobrevivido a la ruta del Mediterráneo. En su balsa iban varios solicitantes de asilo, entre ellos Karma, un joven albino que recorrió más de 7.000 kilómetros hasta llegar a Motril en una balsa huyendo de la brujería.
Pocos días después, otra balsa era interceptada por Salvamento Marítimo, en esta ocasión con 17 mujeres a bordo. Por primer vez en una balsa con una treintena de personas que cruzó el estrecho había más mujeres que varones. Las mujeres que huyen por el Mediterráneo son en aproximadamente un 90% víctimas de trata, según la Cruz Roja.
La marea trae a cientos de personas cada semana desde las costas de Marruecos al sur de España. Huyen del continente africano: de sus guerras, del expolio, de sus conflictos, otros simplemente quieren migrar. Todos buscan seguridad en una Europa que ha aumentado los controles y los muros, y que sigue debatiendo su papel ante la mayor crisis humana desde la Segunda Guerra Mundial.
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Sergio Rodrigo
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