Euskadi: el concierto fiscal de la discordia
El Gobierno español cifra en 1.565 millones el pago anual del Cupo vasco. El Ejecutivo vasco responde que el Estado le adeuda más de 1.400
Isabel Camacho Bilbao , 2/11/2016
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Si por un momento el PNV se hubiera sentado a negociar con el PP la investidura de Rajoy, los nacionalistas vascos habrían sacado de su chistera la carta del Cupo vasco. Y si su interlocutor hubiera sido quien por un instante pudo ser la alternativa, Pedro Sánchez, habría triunfado con sus juegos de hábil prestidigitador.
El Cupo es esa palabra mágica por la que, mientras unos acusan al País Vasco de insolidario con las comunidades más desfavorecidas y le cargan una deuda de más de mil millones con el Estado, otros, fundamentalmente en Euskadi, sostienen que los vascos pagan más de lo que les corresponde por su PIB y que es el Estado el que tiene una deuda pendiente de más de 1.400 millones de euros.
La ley quinquenal de 2007, prorrogada por falta de acuerdo, fijaba la cuantía de pago acordada de aquel año base en 1.565,2 millones de euros. Sin embargo, las discrepancias entre ambas administraciones a partir del ejercicio de 2008 han impedido la liquidación de las cantidades anuales. En los últimos nueve años, la cantidad reclamada por el Gobierno vasco (incluido el período socialista) ha ido aumentando basándose en el hecho de que el incremento de la financiación de las comunidades de la Hacienda común también debía materializarse en una contrapartida económica concretada en el Cupo y en las devoluciones tributarias.
Cuando arrancó el primer Concierto en 1981, se fijó como referencia que Euskadi pagara el 6,24% de su PIB, que era el peso relativo que entonces tenía la economía vasca en el Estado. Y esa es la cantidad que permanece 35 años después. El PIB ha disminuido debido al descenso de población y porque la comunidad vasca tiene a su cargo más competencias. ¿Quién tiene razón? La respuesta está soplando en el viento como escribió Bob Dylan o quizás, aunque menos poético, tenga que ver con la diferencia de interpretaciones de cálculo que sobre el Cupo vasco mantienen el Gobierno de España y el vasco. Y no solo ellos.
“Si Euskadi debiera mil millones, el Estado ya habría enviado los tanques. Es imposible. Solo responde a cálculos muy interesados”, bromea Susana Serrano Gazteluurrutia, profesora de Derecho Financiero y Tributario en la Universidad del País Vasco (UPV). “La aportación de la comunidad autónoma vasca es mayor o menor dependiendo de los cálculos y con qué se compare. Yo creo que aporta más que otras comunidades a las arcas del Estado. Dirán que es porque tiene mas recursos pero esto también es relativo porque depende, fundamentalmente, no solo de lo que produce, sino también de cómo lo gestiona”, explica.
¿Debe dinero? Para Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública de la UPV, el Cupo es muy poco transparente. “Se va actualizando según el incremento de los ingresos del Estado al que se restan algunas competencias sin traspasar. El lío, los mil millones que algunos dicen que debe Euskadi al Estado, salen de si el País Vasco tiene que hacer determinadas actualizaciones o no. Pero como el dinero lo tiene el Gobierno vasco, él decide qué paga a Madrid. Así que esa deuda se refiere a un desacuerdo entre los gobiernos de Madrid y de Vitoria acerca de cómo actualizar el Cupo”.
Según el experto, el modelo vasco genera muchos más recursos que el sistema común desde el punto de vista distributivo. ¿Cuántos? Pues depende del tiempo en el que se analice porque no es constante. Pero en su criterio, una cifra adecuada sería, “por lo menos, un 75% más recursos per cápita”. Argumenta que genera más recursos por el propio diseño del modelo: primero porque las contribuciones a la solidaridad son menores y segundo porque las variables se han medido de tal forma que probablemente infraestiman lo que tiene que pagar el País Vasco”. Esas variables que se estarían midiendo erróneamente serían la revisión de la aportación a la solidaridad interterritorial, la valoración a la baja de las gastos del Estado en beneficio de Euskadi (competencias no transferidas) y un cálculo inadecuado del ajuste del IVA.
Si en el año 2000 la economía de Euskadi suponía el 6,30% del PIB de España, la renta relativa de la comunidad vasca no alcanzó el 6,24%
La cifra mágica del 6,24% se ha ido quedando obsoleta. Los tiempos han cambiado y, si en el año 2000 la economía de Euskadi suponía el 6,30% del PIB de España, la renta relativa de la comunidad vasca no alcanzó el 6,24%, debido en gran medida a la caída del índice de natalidad, hasta 2014. En la última década, ha oscilado entre el 6,02 y el 6,09, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por eso, el Gobierno vasco interpreta que, tomando como base la ley quinquenal de 2007, Euskadi debería pagar menos en concepto de Cupo dado que su participación relativa es del 6,07% del total del PIB español y solo tiene el 4,6% de la población nacional. A pesar de lo relevante del dato, lo cierto es que el Cupo no contempla medidas de corrección dependiendo del número de habitantes. Lo que sí hace, sin embargo, el sistema financiación de las comunidades autónomas de régimen común.
Ese 6,24% corresponde a los servicios que el País Vasco recibe por las competencias no transferidas, como son aeropuertos, sueldos del Gobierno español y de la Corona, el Ejército o el AVE –no está previsto su funcionamiento hasta 2019 en Euskadi y la Comunidad se hace cargo en sus presupuestos de la mitad del coste–. Y “no nos olvidemos, también el 6,24% de los intereses y la amortización de la deuda que tiene el Estado y de los fondos de solidaridad interterritorial. Es un sistema de riesgo unilateral. Euskadi se responsabiliza de esta gestión sin intervención del Estado por lo que no puede recurrir a él para hacer frente a los gastos públicos como hacen otras comunidades de régimen común. Es un hecho singular en la Unión Europea”, reseña Serrano-Gazteluurrutia.
La profesora, defensora acérrima del sistema actual de Cupo, considera que si la comunidad vasca dispone de más recursos es porque produce y recauda más. “Las haciendas forales recaudan y la parte mayor se queda en el País Vasco, que lo primero que hace es pagar el Cupo y ya con lo que queda, nos arreglamos en casa. Si este año la recaudación ha sido buena, pagado el Cupo queda mucho, más que en otras comunidades y tenemos más para gastar. Y si tenemos más, es por lo recaudado en cada territorio histórico, los impuestos que pagamos los ciudadanos. Si la recaudación ha sido mala, queda poco y lo pasamos un poco mal porque el Estado no echa un cable en nada”.
Zubiri explica que cuando se acordó el modelo de Cupo vasco se diseñó un sistema que era distinto y menos redistributivo. El objetivo del sistema común de las demás comunidades –excepto Canarias– es distribuir los recursos entre comunidades de forma igualitaria por unidad de necesidad. Con esa medición de las necesidades “chapucera y mediatizada políticamente” lo que se hace es igualar los recursos por unidad de necesidad. El sistema común es tremendamente igualitarista. Lo que se pactó con el País Vasco y Navarra es algo diferente. Se pactó que pagaran por lo que se gastaba el Estado en estas comunidades y hacia una contribución a la solidaridad. Y lo que se acordó fue una contribución muy pequeña. Se podría haber diseñado de otra forma pero se hizo así --prosigue Zubiri--. Lo que se pactó fue una aportación mucho menor que la de las demás comunidades autónomas. Mientras Cataluña aporta a las demás todo lo que recauda por exceso de su necesidad estimada, el País Vasco está aportando mucho menos. Y, además, ni un solo parámetro del Concierto se ha cambiado desde los años 80 porque tiene también mucho de pacto político”.
Se fijó que la ley del Cupo se revisa cada cinco años, pero la última fue aprobada en 2007 y está prorrogada por falta de acuerdo para abordar su negociación
Se fijó que la ley del Cupo se revisa cada cinco años, pero la última fue aprobada en 2007 y está prorrogada por falta de acuerdo para abordar su negociación. El Concierto Económico determina que los acuerdos se deben alcanzar en una mesa bilateral en la que participen las tres haciendas vascas y representantes del Gobierno central con el ministro de Administraciones Públicas. “Lo que dice la ley es que cada cinco años se revise la ley del Cupo. Se revise la metodología y se revisen los valores y parámetros, que se calcule el Cupo bien y se aplique la fórmula”, remacha Zubiri.
¿Es aceptable este sistema? El catedrático traslada la respuesta a los partidos políticos. “Ellos son quienes deben decirlo”. Y la realidad es que los partidos con representación en Euskadi están de acuerdo con el sistema actual de Cupo. Solo UpyD quiso derribar el Concierto y Ciudadanos propuso un ajuste al alza. No fueron secundados y ninguno de los tiene parlamentarios en la Cámara vasca.
Hace un año la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, trató de lanzar vientos huracanados cargados de intereses políticos y pidió “modular” el acuerdo, eufemísticamente, que los vascos paguen más. “Está recibiendo más fondos que otras comunidades para la prestación de los servicios públicos", dijo. Su correligionaria, la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, le cortó las intenciones: “Euskadi no tiene régimen privilegiado, sino un sistema de riesgo y no recibe dinero del Estado, sino que se lo da. “Cada uno tiene que encargarse de lo suyo”, le espetó la vasca a la sevillana.
“Debe ser complicado cambiar el sistema --reconoce Zubiri--. En los 80 hubo algunas voces como la del PP que se oponían al Concierto, pero ahora todo el mundo se ha dado cuenta de que es una gran ventaja para el País Vasco. Ha pasado mucho mejor la crisis porque tiene un concierto económico. Aquí nadie ha pagado una tarifa complementaria, hemos seguido prácticamente con los mismos impuestos, ha habido muchos elementos del Concierto que han favorecido al País Vasco. Al final, la cuestión es que hoy en día nadie cuestiona el concierto económico en el País Vasco. Cómo no van a hacerlo en algo que te da el 75% más que al resto”, arguye Zubiri, quien propone redefinirlo.
El catedrático prefiere soslayar la pregunta de si Euskadi es insolidaria: “Es subjetivo”. Pero no duda en aseverar que “el País Vasco aporta a las demás comunidades menos que otras de renta parecida. Pero así está recogido en el sistema del Concierto, que no es bueno ni malo, sino que forma parte del acuerdo el que el sistema foral aporta menos que el sistema común. Si es justo o injusto es a gusto del consumidor”.
La falta de solidaridad es uno de los continuos reproches al sistema tributario foral desde el principio de las negociaciones del Concierto. Por ello, sus defensores reseñan el cuidado que ya se tuvo en 1981 en evitar la asociación entre Concierto y privilegio. El Cupo se paga en función del PIB y no por población, lo cual conlleva gran dosis de solidaridad, además de colaborar en el fondo territorial común con la cantidad que marca el Estado y que no se negocia.
Los recelos no tienen razón de ser, sostiene Serrano-Gazteluurrutia. “La comunidad vasca contribuye a través del Cupo Fondo de Compensación Interterritorial (FCI) por los importes de la dotación al mismo en los Presupuestos Generales del Estado, como carga no asumida. Hay un absoluto respeto de la solidaridad en los términos prevenidos en la Constitución y en el Estatuto de Autonomía”.
De manera más personal, dice que hablar de insolidaridad es entrar en terrenos de metafísica. “Somos insolidarios con lo que pasa en Siria o África. Ahora bien, que de lo que yo pago en impuestos, que es más que se paga en otras comunidades, deba aún pagar más para que otros que paguen menos, tengan lo mismo que yo… que me exijan por la unidad de España, por solidaridad, por igualdad… ya tiene bemoles”.
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Isabel Camacho
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