Portugal encabeza la carrera por la súper fábrica de Tesla Motors
Galicia y algunas zonas de Portugal están en la lista, aunque Francia, Países Bajos, Reino Unido y Eslovaquia aún mantienen la esperanza
Daniel Toledo Lisboa , 30/11/2016
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Después del espectáculo de Eurovegas, en Madrid, y del BCN World, en Tarragona, llega ahora la versión galaico-portuguesa: la súper fábrica que Tesla Motors piensa instalar en algún lugar de Europa. La empresa estadounidense de automoción y de almacenamiento de energía, dirigida por el prolífico empresario Elon Musk, apura sus últimos momentos antes de decidir dónde ubicará su súper fábrica de coches eléctricos y baterías de litio. Galicia y algunas zonas de Portugal están en la lista, aunque otros países como Francia, Países Bajos, Reino Unido y Eslovaquia, con menos posibilidades, aún mantienen la esperanza.
El elevado número de horas de sol, la existencia ab origine de infraestructuras energéticas y de transportes y, sobre todo, las recientemente descubiertas reservas de litio en el norte de Portugal —materia prima principal para la fabricación de baterías—, han dejado a otros países con pocas posibilidades de hacerse con el premio gordo.
La gigafábrica de Tesla en Nevada cuenta con un presupuesto de 5000 millones de dólares y da empleo directo a 6500 trabajadores
Claro que el premio maneja unas cifras que en España y Portugal nos pueden parecer de otro planeta. Basta con echar una ojeada a los números de la llamada gigafábrica I de Tesla en Reno, Nevada, que produce baterías de litio y está en construcción desde 2014: cuenta con un presupuesto de ejecución de 5000 millones de dólares —el 9% del PIB de la comunidad de Galicia—, da empleo directo a unos 6500 trabajadores e indirecto a unos 22 000 y, cuando esté acabada, será la fábrica más grande del mundo por extensión física, por delante de la factoría Boeing, en Washington, de la Hyundai surcoreana y de la Volkswagen de Wolfsburgo, en Alemania.
No está muy claro qué tipo de gigafábrica, ni de qué tamaño, piensa construir Tesla en Europa, pero las perspectivas son irresistibles para gobernantes, ministros, alcaldes, empresarios, freelancers y demás agentes a la caza del inversor extranjero. En España esta noticia no ha hecho mucha mella, más que en diarios gallegos y en alguna noticia a nivel nacional, a pesar de que también Valencia se ha propuesto de forma oficial como candidata, gracias al impulso de un grupo de ingenieros y apoyándose en la cercanía de la megafábrica que Ford ya tiene en Almussafes.
En Portugal, sin embargo, ya ha habido contactos incluso entre Musk y el propio primer ministro portugués, António Costa. Así lo filtró al diario luso Jornal de Negócios una fuente del Ministerio de Economía, aunque poco más se sabe ya que las conversaciones siguen aún abiertas.
Lo que es seguro es que allá donde caiga el gordo se crearán miles de puestos de trabajo directos e indirectos, y numerosas empresas tecnológicas, e incluso otras que simplemente gravitan en los contornos del automovilismo y las nuevas tecnologías, se verán considerablemente beneficiadas.
Otros países como Francia y Eslovaquia no se han quedado de brazos cruzados. Incluso la ministra de Energía gala, Ségolène Royal, ha ofrecido a la empresa de Musk las instalaciones de la central nuclear de Alsacia, que comienza este año los procedimientos para su cierre. Los propios habitantes de la comuna de Fessenheim, donde se ubica la central, están tan entusiasmados con cambiar el estigma nuclear por las regalías de una de las empresas de tecnología más prometedoras del mundo, que han realizado un vídeo promocional con una apasionada defensa de su ciudad como emplazamiento para la futura fábrica de Tesla.
Por su parte, el ministro de Economía eslovaco, Vazil Hudak, ya había declarado en 2014 que la Agencia Eslovaca de Desarrollo de Inversiones y comercio había iniciado las conversaciones con Tesla Motors. Según Bratislava, la empresa estadounidense mantenía un interés creciente en su país, debido, sobre todo, a que otras fábricas ya allí instaladas, como Volkswagen o Kia, habían permitido crear una eficiente red de suministradores.
La fiebre del litio: Portugal se hace fuerte en el subsuelo
A principios del año 2011, cuando la crisis internacional iba haciendo caer uno a uno a los países europeos del sur, y dos o tres meses antes de que Portugal pidiera oficialmente el rescate a Europa, los medios lusos sacaban una noticia que parecía iba a solventar los problemas económicos de todo el país. Algunos medios lo titularon “Portugal a punto de hacerse rico”, otros lo llamaron el “oro blanco” de Portugal, porque aquel aciago año de 2011 la empresa estadounidense de consultoría MarketResearch.com aseguró en un informe que, con la creciente demanda de litio para las baterías de iones de litio de los coches eléctricos, el comercio mundial de esta materia prima iba a pasar de €8.000 millones a €31.000 millones en tan sólo 4 años. En Portugal, primer productor de litio europeo y quinto del mundo, las teorías de la consultora norteamericana sonaron a un esperanzador y navideño “¡nos ha tocado!”.
Así es como el material sólido más leve del planeta, el litio, ha añadido aún más curvas a una ya de por sí engorrosa carrera. Menos de una semana después de que Tesla anunciara su interés por Portugal como posible enclave para su futura fábrica, la empresa minera australiana Dakota Minerals informaba del hallazgo de un enorme filón de litio al norte de Portugal, y de que aceleraría las exploraciones para comenzar a comercializar la materia prima a mediados de 2019. La narrativa de los acontecimientos parece hecha a medida de los intereses lusos, aunque no todo son buenas noticias a este lado de la raya.
Portugal no tiene capacidad para tratar el litio que descansa bajo sus pies, ya que la mayor parte se saca agregado a otros tipos de roca
Por ahora, Portugal no tiene capacidad para tratar el litio que descansa bajo sus pies, ya que la mayor parte se saca agregado a otros tipos de roca. Esto implica que, aunque empresas como Nissan usan litio portugués para sus coches eléctricos, en realidad tienen que ir a comprarlo a países donde se encuentran las plantas de tratamiento. Y estas plantas de tratamiento cuestan dinero y consumen muchísima energía. Por ahora, el litio portugués es usado sobre todo por fabricantes de vidrio y cerámica, y el propio subdirector de la Agencia General de Geología y Energía portuguesa, Carlos Caxaria, ya expresó en declaraciones a la revista Visão sus “dudas en cuanto a su utilización (del litio portugués) para baterías de automóviles”.
Es aquí donde países como Francia y Países Bajos podrían sumar puntos ante Elon Musk. Los diferentes emplazamientos tendrán mucho que decir en el futuro europeo de Tesla, de dónde sale el litio, dónde se trata, dónde se fabrican las baterías o dónde los futuros coches eléctricos Tesla. Precisamente, la compra en noviembre por parte de Tesla de una antigua fábrica de ingeniería alemana, la Grohmann Engineering, en Prüm, le ha debido alterar el pulso cardíaco a más de un competidor. En principio nada tiene que ver con la supuesta Gigafactory II que Musk quiere abrir en Europa. Tampoco la mini fábrica en Tilburg, Holanda, que ya tiene Tesla, con capacidad para ensamblar 1000 vehículos Tesla Model 3 al año —insuficiente a todas luces vistos los alrededor de 400.000 pedidos, a mil dólares por pedido, o sea, 400 millones de dólares, que tiene incluso antes de tener decidida la ubicación de la planta—.
Hace dos semanas, la marca norteamericana ya confirmó que revelará su decisión final en 2017, así que para los próximos meses podemos esperar una mayor precipitación de acontecimientos, declaraciones, ofertas y contraofertas. La personalidad algo excéntrica de Elon Musk, al que algunos comparan con Steve Jobs, mientras que otros lo hacen con Willy Wonka, y la inestabilidad histórica con que han evolucionado las promesas del coche eléctrico no contribuirán a calmar los ánimos.
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Daniel Toledo
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