Sue Foley / guitarrista y cantante de ‘blues’
“No pienso en hombres y mujeres, sino sólo en la música”
Ayax Merino 27/12/2016
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Canadiense, sí, pero de alma tejana, Sue Foley (Ottawa, 1968) lleva el blues en la sangre. Y lo saca de los adentros con esa voz aterciopelada que gasta y su guitarra de acentos sureños, guitarra excelente, soberbia guitarra, las notas justas, precisas, sin florituras innecesarias.
Sue Foley arriba a Madrid para tocar en el festival de jazz. Y, claro, como es de cajón me apresuro a concertar una entrevista con ella, que a saber cuándo volverá a pasearse por estos pagos. A las cinco en su hotel, me han dicho. Pero no, en el último momento me cambian la cita. Parece ser que la banda quiere darse una vueltecita por los Madriles, cogerle el aire a la ciudad. Y como yo por nada del mundo quisiera chafarle el garbeo a esta buena gente, de mil amores lo dejo para más tarde. Para ser franco, lo mismo me da una hora que otra.
A las ocho en punto me planto en su hotel. Y, al poco, aparece Sue Foley tocada con una boina terciada, cara de ángel, aspecto inocente, casi modoso. Y allí mismo, en un rincón apartado del vestíbulo, nos sentamos en un sofá. Tras los saludos de rigor, vaya la cortesía siempre por delante, cruzamos nuestros aceros.
Creo que esta es la primera vez que viene a Madrid. ¿Qué tal le va todo?
Sí, a Madrid, sí. En España ya había estado. ¡Y va todo genial! Acabamos de llegar, pero de momento, bien. Estoy muy emocionada.
¿Conoce algo de nuestro país? No sé, por ejemplo su música.
Sí, me gusta el flamenco. Me encanta. Mi músico favorito de flamenco es Tomatito. ¿Lo he dicho bien? [Risas.] He aprendido un poco a tocar flamenco con un profesor.
¿Ah, sí?
Sí, sí. Una parte de mi técnica a la hora de tocar la guitarra tiene influencias del flamenco. A mí siempre me ha gustado la guitarra española. Creo que la música española es de lo mejor, además del jazz.
Con 15 años descubrí el blues y entonces decidí que quería dedicar a esto mi vida
Cuando era pequeña, su padre tocaba música celta. ¿Su amor por la música nació en aquellos primeros años? ¿Por la influencia de su padre?
Sí. La primera persona que influyó en mí fue mi padre y, además, tengo tres hermanos mayores que también tocan la guitarra, aunque no sean profesionales. Pero todos tocaban la guitarra, así que era lógico que yo también lo hiciera.
¿Cuándo empezó a tocar la guitarra? ¿Quién fue su primer maestro?
Comencé con 13 años y mi primer maestro, el primero que me enseñó algunas cosas, fue mi hermano mayor, Dani. Me enseñó algunos acordes y luego me dediqué a leer algunos libros y a estudiar por mi cuenta durante mucho tiempo, unos tres años. Yo sola en mi habitación. Cuando tenía 16 años vivía en Iowa (Canadá) y di clases de guitarra con un maravilloso guitarrista llamado Tony D, un estupendo músico de jazz canadiense. Toca en una banda llamada MonkeyJunk.
¿Fue entonces cuando supo que quería dedicar su vida a la música?
Lo supe desde muy joven. Lo sabía incluso desde antes de todo eso. Sabía que me gustaba la música y que quería ser artista. Y con 15 años descubrí el blues y entonces decidí que quería dedicar mi vida al blues.
¿Cómo lo descubrió? Me refiero al blues.
Lo descubrí cuando fui a un concierto. Yo estaba estudiando música, rock&roll, los Rolling Stones, Led Zeppelin. Aprendí de ellos y me metí en ese mundo. Entonces fui a un concierto de blues de James Cotton, el armonicista norteamericano, y me sentí tan abrumada y tan atraída por esta música que quería ser capaz de hacer lo mismo que él. Algo ocurrió. Es difícil de explicar, pero pensé que yo había cambiado después de ese momento. Algo mágico.
Entiendo, lo que se dice una revelación. Y luego, cuando todavía era muy joven, se mudó a Austin. ¿Cómo se le ocurrió semejante cosa?
Austin es una ciudad muy especial en lo que se refiere al blues. Albert Collins, Jimmie Vaughan, Stevie Ray Vaughan, The Fabulous Thunderbirds. Me empapé a fondo del blues de Texas, de músicos como T-Bone Walker o Lightnin' Hopkins. Esos son mis guitarristas preferidos. Austin tenía una maravillosa escena musical a principios de los 90´. Yo tenía unos veinte o veintiún años cuando Clifford Antone, el dueño de Antone´s Nightclub, me invitó a Austin porque sabía que me encantaba, y yo le mandé una cinta con mi música. Me llamó por teléfono y me dijo: “¡Ven a Austin!” Así que fui, me quedé y empecé a grabar allí.
¿Le ha influido algún músico particularmente? ¿Alguna mujer?
Entre las mujeres Memphis Minnie, Bessie Smith, Billie Holiday. Pero Memphis Minnie y Bessie Smith probablemente sean las que más. Puede que Alvin Carter, de “The Carter Family”. Pero muchas mujeres y también grandes guitarristas. Memphis Minnie lo era. Y eso es muy importante para mí.
¿Ha tenido que superar más obstáculos y dificultades por ser mujer?
Es una pregunta muy difícil porque creo que las mujeres tienen una cierta trayectoria y los hombres tienen otra y no podemos hacer las cosas de la misma manera. No sé lo que significa estar en el lado de los hombres, en su trayectoria. Sólo conozco la mía como mujer y he tenido mucha suerte. Ha habido mucha gente a mi alrededor que me ha ayudado mucho. Hay personas muy buenas dedicadas a los negocios, a la música, que me han ayudado. Por eso no puedo decir que haya sido más difícil para mí hacer lo mismo que lo que hace un hombre. Creo que cuando se trata de música, a un cierto nivel, no pienso en hombres y mujeres, sino sólo en la música. He tocado con músicos espléndidos que no me han mirado como a una mujer. Ellos simplemente me preguntan si puedo tocar. Y eso es todo.
He tocado con músicos espléndidos que no me han mirado como a una mujer. Ellos simplemente me preguntan si puedo tocar
Volvamos a Austin. Allí vivió mucho tiempo, sacó varios discos y fue telonera de B.B. King, Koko Taylor, Buddy Guy y Jimmy Rogers. ¿Qué recuerdos tiene de aquellos años?
Son maravillosos. Estábamos siempre de aquí para allá, en la carretera. Éramos jóvenes y veíamos a esas leyendas cada noche porque viajabamos a su lado, les veíamos actuar y aprendíamos de ellos en su ambiente y además teníamos la oportunidad de estar con los amigos. Nosotros íbamos detrás suyo, en otro coche, pero en la misma gira. Así que teníamos la suerte de poder hablar con ellos. Todos eran estupendos, trabajaban sin parar. Estaba con gente que era mucho mayor que yo, incluso más de lo que lo soy yo ahora. Por eso siempre me he visto influida por los músicos veteranos, más viejos que yo y que cuantos más años cumplían, mejores se volvían. Era muy inspirador para mí pensar que un día, cuando yo tuviera su edad, también sería capaz de hacer lo que ellos hacían. Pero eso lleva mucho tiempo. El blues trata sobre la vida y cuanto más vives, mejor se vuelve tu música, tienes mucho más que ofrecer a la audiencia. Teníamos mucha suerte y estábamos muy contentos de verlos cada noche. Era genial. Y muchos de ellos ya no siguen con nosotros. Me siento muy afortunada.
Es la mejor escuela.
No hay ninguna escuela como esa. Eran increíbles. ¡Fueron leyendas! ¡Genios! En serio, eran unos genios como músicos.
Pero, si no me equivoco, dejo Austin y volvió a Canadá. ¿Cuál fue la razón?
Volví a Canadá a finales de los 90 porque estaba embarazada. Yo soy canadiense y quería volver a casa para tener a mi hijo. Fue por eso, básicamente. De no ser por eso me habría quedado en Austin, que es donde quería estar. Pero quería criar a mi hijo en Canadá. En Canadá tenemos un buen sistema sanitario y, siendo músico, en Estados Unidos no tienes ninguna protección. Y también estaba allí mi familia. Para mí era muy importante poder estar con todos ellos.
En el año 2000, ganó el premio Juno Award. ¿Fue decisivo en el desarrollo de su carrera?
Sobre todo en Canadá, que es donde el Juno Award es realmente un premio importante.
Una parte de mi técnica a la hora de tocar la guitarra tiene influencias del flamenco
Si tuviera que definir su música, ¿cómo lo haría?
Diría que es real, honrada, música de guitarra. Es dura, conmovedora, pero también divertida, enérgica y también puede ser suave y dulce. Soy muy visceral. Pero, sobre todo, creo que es muy divertida.
En 2001 empezó a entrevistar a mujeres guitarristas con la idea de publicar un libro. ¿Cómo surgió este proyecto?
Empecé a hablar con amigos que son guitarristas y gente que conocía y pensé que era algo interesante, así que seguí haciendo entrevistas a músicos de guitarra clásica, de rock, a algunas leyendas, mujeres mayores, jovencitas, de todo un poco. Yo quería saber cómo fue su trayectoria en comparación con la mía, que teníamos en común. Aún sigo haciendo entrevistas, trabajando en ello. Es mucha información, por lo que es un poco difícil ponerlo en papel, ha sido un camino muy largo. Estoy ahora mismo trabajando en eso otra vez. Es muy interesante. Hay guitarristas realmente increíbles y hay tanta gente que no lo sabe: que piensa que los hombres son los únicos que tocan muy bien y que tienes que ser un hombre para hacerlo.
¿Y cuándo tendremos la suerte de tener el libro entre las manos?
No lo sé. Espero que pronto. A lo mejor dentro de un año, pero no lo sé. Lo importante es acabarlo algún día.
Además de grabar discos y dar conciertos, es profesora en la Universidad y está terminando su tesis. ¿Cómo puede con todo a la vez?
Trabajo un montón y con ahínco. Mi hijo ya es mayor, está en la universidad. Así que ahora paso más tiempo sola y voy bien. Trabajo todo el día. No paro. ¡Y me encanta! ¡Adoro trabajar! Amo mi trabajo. Me encanta también estar con gente joven, transmitirles lo que yo he aprendido, porque he aprendido mucho del mundo de la música, así que espero que mis alumnos estén muy contentos. Me gusta dar clases, por eso estoy allí, en el Catawba College, en Carolina del Norte.
Va a sacar un nuevo disco dentro de poco. Y después, ¿qué planes tiene para el futuro?
La gira, terminar el disco, hacer una gira muy grande y acabar el libro sobre las mujeres guitarristas y presentar mi tesis. Eso es lo que tengo planeado por el momento.
Llega la hora de los adioses, que todo llega en esta vida. Doy las gracias, la cortesía vaya siempre por delante, y Sue entonces me pregunta que dónde puede escuchar buen flamenco, de suerte estamos, el Niño Josele toca en el Festival unos pocos días más tarde y se lo digo, pero qué lástima, para entonces ya no estará aquí, que habrá volado hacia otras latitudes, sí que es una pena, le habría encantado, seguro, el Niño Josele es canela fina, así que le doy el nombre de unos cuantos tablados y me despido. ¿Vendrá al concierto mañana?, quiere saber Sue. Claro, no me lo perdería por nada del mundo. Allí estaré, fijo.
Estupendo concierto, por cierto. Buen blues tejano, del bueno, blues a raudales, guitarra de aires sureños, las notas adecuadas, precisas, sin adornos superfluos. Una gozada.
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Ayax Merino
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