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Tras saltar al ruedo de la plaza de toros de Valdemorillo (Madrid) el pasado lunes 6 de febrero, el activista por los derechos animales Óscar del Castillo fue retirado sin oponer resistencia. Una vez fuera de la vista del público, en los pasillos bajo el graderío del recinto, un grupo de agentes de la Guardia Civil retuvieron a Óscar. Uno de ellos intentaba conocer si había acudido solo o acompañado a la protesta. Los métodos de este agente y la pasividad de sus compañeros, grabado todo por el propio detenido sin que se percataran, han dado que hablar: un recital de amenazas, violencia verbal y, parece claro, física. “Se iba, volvía, me pegaba, se iba otra vez… Fueron como 10 ó 15 minutos. Me sentí impotente y humillado”, contaba Óscar tras el episodio que acabó con una visita al hospital.

El vídeo ha hecho mucho ruido y el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, ha saltado al ruedo, capote en mano, ante las preguntas de los periodistas: “La Guardia Civil ya ha abierto una investigación interna”. La respuesta comodín de la investigación interna sería tranquilizadora de no ser porque las investigaciones internas son, en la España de los tricornios, un unicornio de colores. Nos ponemos en contacto con un portavoz de la Guardia Civil para intentar concretar más allá de la versión oficial.

Llama la atención que sin haberse realizado aún la investigación, desde la Guardia Civil anuncien ya una conclusión que deja fuera la realidad hacia la que apunta la grabación

Sin investigación realizada, ya hay conclusiones

El portavoz con el que hablamos ve “lamentable la actuación del compañero”, pero comienza negando la mayor: “No hay agresión, eso es falso, te lo digo desde ya para que no vayas a informar de forma equivocada”. ¿Y entonces lo que se escucha en el vídeo (golpes antes y después de frases como "te voy a pegar todo lo que me salga de los cojones, hijo de puta, me cago en tus muertos, te voy a reventar, vas a rezar para no haber saltado, hijo de puta, te reviento")? “Es que en el vídeo ni se ve ni se escucha ninguna agresión, así que no hay agresión”, concluye el portavoz. Llama la atención que sin haberse realizado aún la investigación, desde la Guardia Civil anuncien ya una conclusión que deja fuera la realidad hacia la que apunta la grabación: una agresión repetida y consentida por sus compañeros, por parte de un guardia civil, hacia un retenido que se comportaba de manera pacífica.

El agente investigado sigue trabajando

Al ser preguntado si se ha aplicado alguna medida cautelar con el agente bajo investigación por estos hechos “lamentables”, la respuesta desde la Guardia Civil es la siguiente: “¿Cómo va a haber medidas cautelares si aún no se ha cerrado la investigación?”. En este caso sí habría que esperar a que la investigación concluyese para sacar conclusiones, así que mientras eso sucede, el protagonista de estas imágenes sigue trabajando con normalidad. ¿No les preocupa que una persona que ha demostrado esa violencia frente a alguien en actitud pacífica esté hoy de uniforme y armada? “Esto no va de que nos preocupe o no, esto va de que hasta que no haya unas conclusiones, como comprenderás, no se pueden tomar medidas contra nadie”. 

Posible sanción

¿Si al concluir la investigación se demostrase lo que podemos ver en la grabación, que el agente ha amenazado (recordamos que la agresión estaría de antemano descartada) de forma grave y violenta a un ciudadano retenido, cuál podría ser la sanción que se le aplicase? “No te lo podría decir con exactitud, porque depende de la gravedad, pero podrían ser unos días de suspensión de empleo y sueldo”. ¿Sólo unos días?, preguntamos sorprendidos. “Eso es, no sabría decirte si en este caso serían dos días, tres, cuatro… hasta nueve días en los casos de este tipo más graves”. Suprimida la opción de que haya existido agresión antes de comenzarse la investigación, todo queda reducido ya a un calentón de un agente que perdió las formas.

Plazos de la investigación

La propuesta, así se llaman irónicamente las conclusiones de una investigación interna, no debería tardar en llegar, nos explica el portavoz de la Guardia Civil. “Será cuestión de días, pero en principio no se hará pública, si alguien se interesa ya les responderíamos”, asegura el portavoz, que descarta también que se conozca el nombre del guardia civil protagonista del incidente. “El nombre es parte de la intimidad de este agente, no tiene por qué hacerse público”. ¿No pierde credibilidad una investigación que se anuncia públicamente si al concluir no se anuncia, también públicamente, cuáles son las conclusiones? “Casos como este los hay todos los días, no podemos tirarnos la vida anunciando el resultado de investigaciones internas”.

Lo que en la grabación parece un caso grave de agresiones, amenazas y pasividad por parte de los compañeros hacia un retenido que se comportaba de manera pacífica, el filtro de la investigación interna lo convierte en un trámite, un lavado que termina en el mejor de los casos en un tirón de orejas entre compañeros. No parece muy serio ni responsable. Ni tranquilizador.