El Hacha
Antoine y la manta corta del Cholo
Simeone utiliza sus propias estrategias para llevar al Atlético de Madrid a lo más alto. Escondiendo los defectos del equipo pone en primer lugar a Antoine Griezmann
Rubén Uría 3/05/2017
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Hace años que el entrenador brasileño Tim, para definir qué era el fútbol, dejó una frase para la antología de los libros de historia: "El fútbol es una manta corta. Si te tapas los pies, te descubres la cabeza, y si te tapas la cabeza, te descubres los pies”. Simeone, que cuenta con dinero para ser rico en España pero pobre en Europa, sabe que su equipo es una manta corta. Tiene defensa de roca, identidad pétrea, espíritu gladiador y velocistas de buen pie. Lo que no le sobra es gol. Eso se tiene o no se tiene. Si no se tiene, se compra. Y si el palco no quiere pagar lo que le piden, al final, lo barato acaba saliendo caro. No hace falta tener un máster en interpretación de primero de cholismo para comprender que al entrenador del Atlético le gustaría tener más pegada en la plantilla. Un depredador de área. Un killer nato. Un Falcao que echarse a la boca. Y no se trata de desdeñar a Gameiro, un buen delantero; ni de culpar a Torres, un buen recambio que asume su rol. No, se trata de ponerse en el lugar de Simeone que, a veces, se siente solo. Que, a pesar de los esfuerzos del club, que siempre ha agradecido en público, dejaría de sentirse Tom Hanks en una playa desértica y virgen, condenado a su suerte, en completa soledad, con la única ayuda y sustento de Wilson que, en el caso atlético, es la afición.
A Simeone le gustaría tener un 9 de primer orden. Eso lleva siendo así desde que el club vendió a Falcao, que se fue llorando porque no podía elegir quedarse, porque en este fútbol negocio, entre el honor y el dinero, lo segundo casi siempre suele ser lo primero. A Simeone, que tiene una buena plantilla pero no una acorde a un subcampeón de Europa, le gustaría tener una bestia del gol. Y como no la tiene, como sabe que el gol es la asignatura pendiente del equipo, lejos de quejarse, potencia las virtudes del grupo y trata de esconder los defectos. ¿Cómo lo hace? Sencillo. Tira de Antoine Griezmann. No es nuevo que los hinchas atléticos más exigentes hace tiempo que saben que, si no marca Antoine, el Atlético tiene serios aprietos para golear. Y no es nuevo que la afición colchonera, racional o radical, entiende que Antoine debe retrasar su posición para tejer, entre líneas, el fútbol que le falta al equipo, porque con su sola presencia, mejora cada pelota que le llega y la entrega siempre en mejores condiciones de lo que la recibe. Es la manta corta del Cholo. Griezmann cerca del área le da gol. Griezmann más lejos del área le mejora la circulación, pero le resta pegada. Traducido a futbolés:sin un delantero centro de nivel mundial – con todo respeto para Gameiro y Torres, que hacen lo que pueden--, Simeone aplica la doble variante Antoine en cada batalla. Si el equipo necesita poco balón y ser concreto, Griezmann va en punta. Si el Atlético echa mano de más posesión y necesita llevar el peso del partido, Antoine juega de enganche con libertad de movimientos. O te cubres la cabeza o te cubres los pies.
Al Cholo, que llega donde llega, que maneja todo lo que funciona en el Atlético de Madrid, pero que no tiene una máquina de imprimir billetes de 500 euros para llegar a los 60-70 kilos que vale un 9 referencial, le está costando la salud este año interpretar cada partido, potenciar al grupo frente a cada rival y saber qué es lo que más le puede convenir al equipo, Antoine entre líneas o Antoine en punta. Espera y necesita más contribución goleadora –no de esfuerzo, ni de compromiso, ni de juego--, goles, de Gameiro, Correa y Torres. De su aportación dependerá la suerte del equipo en la recta final de temporada. Y espera, como agua de mayo que, pase lo que pase, el club logre ficharle un delantero centro acorde con la calidad del equipo. Uno que sea tan bueno como los mejores. Uno que salga de casa, le dé un beso a su mujer y, antes de subirse al coche, haga un gol. Y esos cuestan dinero. Si eso no sucede, pasará lo de siempre. Lo barato acabará saliendo caro. Simeone necesita otro Falcao. Es un hecho. Y hasta que eso no ocurra, el Atlético será una manta corta en ataque. La de Antoine. Y aun en el hipotético caso de que salga campeón de Europa, bien haría el palco en darle a Simeone lo que se merece. A estas alturas de la vida, con Wilson solo no alcanza.
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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