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En 2016 en España vivían 101.336 ciudadanos franceses, entre los que se incluye a aquellos que cuentan con doble nacionalidad, la gala y la española, según el Instituto Nacional de Estadística. A estos hay que añadirles una cifra indeterminada de jóvenes Erasmus y jubilados que, a pesar de no residir oficialmente, pasan la mayor parte del año en tierras españolas. 

Resulta difícil establecer un patrón de voto en esta comunidad a lo largo de los años, aunque sí había un elemento unificador hasta la primera vuelta de las presidenciales de este domingo 23 de abril. Los electores se movían en la dicotomía izquierda y derecha y daban poco protagonismo a los llamados extremos o al centro político encarnado durante muchos años por  el  tres veces candidato a la presidencia de la República y alcalde de Pau, François Bayrou. 

El candidato liberal gana en todas las provincias, a excepción de Granada que dio su confianza a La France insoumise, de Jean-Luc Mélenchon

“Pensábamos que el electorado francés en España era un electorado de derechas. Expatriados de grandes empresas, un voto más conservador, pero en 2012 muchas circunscripciones de franceses en el extranjero pasaron a la izquierda, como por ejemplo la de España” explica François Ralle, consejero consular de los franceses en España y candidato por Agissons Ensemble a las legislativas de junio. “Tradicionalmente en Barcelona existía una diferencia clara entre el voto del norte de la ciudad, zonas con más poder adquisitivo y por lo tanto con más apoyos para la derecha; y el sur, más popular, que solía votar a la izquierda”, añade Renaud Le Berre consejero de la Asamblea de Franceses en el Extranjero (AFE). A pesar de que algunas circunscripciones pasaron a manos de la izquierda, el candidato más votado en España en la primera vuelta de las presidenciales francesas de 2012 fue Sarkozy con el 37,1% de los votos. En la segunda vuelta, François Hollande conseguiría imponerse por la mínima al candidato conservador con el 50,31%.

Si en 2012, los expatriados se decantaron por el mismo candidato que los franceses del hexágono, en 2007 no fue así. En estos comicios la candidata socialista Ségolène Royal se impuso a Nicolas Sarkozy en España mientras que en Francia este último ganaba las presidenciales.

Primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017

Los resultados de la primera vuelta entre los expatriados, ofrecidos por la Embajada, muestran que existen similitudes con el voto de los franceses en Francia, pero también una gran diferencia, la escasa repercusión del Frente Nacional.

Emmanuel Macron ha conseguido vencer en Francia con un escaso margen de diferencia (24% frente al 21,3% de Marine Le Pen). Arrasa, sin embargo, en España con un 37,31% de los sufragios emitidos. Casi 15 puntos de distancia con el segundo candidato más votado, el conservador François Fillon. El candidato liberal gana en todas las provincias, a excepción de Granada que dio su confianza a La France insoumise, de Jean-Luc Mélenchon.

El voto útil que encarna Macron, el supuesto viento de aire fresco que puede llevar a las instituciones francesas o un voto de castigo al Partido Socialista son algunas de las claves que pueden explicar esta victoria aplastante del candidato de En Marche. Durante los cincos años de mandato de Hollande el Estado francés ha recortado mucho las ayudas sociales de los franceses en el exterior y ha aumentado la presión fiscal para los expatriados.

Macron ha conseguido mucho voto  históricamente atribuidos al PS y no ha recibido, sin embargo, tanto voto de los votantes de la derecha convencional francesa, salvo en Barcelona. Para Le Berre, el ‘fenómeno Macron’ en esta ciudad apunta a un trasvase de votos desde el centro y la derecha hacia el candidato de En Marche para frenar a la extrema derecha, como demuestra el que el exministro de Economía haya doblado en votos en casi todas las mesas electorales de la capital catalana, incluso en la zona norte, al candidato de Les Républicains.

Salvo en Alicante, donde el FN pelea cara a cara con Macron, en el resto de provincias Le Pen aparece en cuarta posición con un 8,37%

Pese a los escándalos de corrupción que han salpicado al candidato de la derecha clásica francesa, los franceses de España han seguido confiando en Fillon que ha obtenido el 22,51% de los votos --en Portugal, incluso ha obtenido la primera posición--.

Jean-Luc Mélenchon es el tercer candidato más votado con un 20,03% de los votos. Solo dos puntos por debajo de François Fillon. Los insumisos han acaparado prácticamente todos los votos de la izquierda en España, igual que ha ocurrido en Francia. Si en la primera vuelta de las presidenciales de 2012 en España, Hollande conseguía un  27,2% de los votos, Hamon se ha quedado en un 7,5%. Mélenchon ha sido el elegido por la izquierda francesa para encarnarles.

Si hay un elemento que destaca del voto en España en esta primera vuelta es el poco peso del Frente Nacional. Marine Le Pen obtiene un resultado  muy por debajo de la muestra de fuerza vivida en el hexágono y que la ha hecho pasar a la segunda vuelta. Salvo en Alicante, donde el FN pelea cara a cara con Macron, en el resto de provincias la líder de extrema derecha aparece en cuarta posición con un 8,37%. Históricamente, el Frente Nacional no ha pasado nunca del 10% en España. A pesar de ello, en  las elecciones para elegir a los consejeros consulares de 2014 la formación ultraderechista logró obtener un 36% en Alicante. “Hay una comunidad de franceses en la región de Alicante provenientes de Argelia, sobre todo, militantes de la OAS [la organización terrorista que luchó contra la independencia de la excolonia], que se han quedado en España y que votan al FN” explica Ralle.

La abstención, el ‘partido’ más votado

Lo más llamativo cuando se analizan los resultados es la enorme abstención: un 61,89%. Un dato que coincide con la tónica de anteriores comicios, en los que entre el 60 y el 70% de los franceses en España no acudió a las urnas. Según Ralle, en realidad, “está casi más cerca del 80%”.

Varias razones pueden explicar este fenómeno: los ajustados plazos existentes para apuntarse en las listas consulares, la dificultad a la hora de desplazarse a mesas electorales lejanas o la indiferencia que producen las elecciones entre los expatriados.

Lo más llamativo cuando se analizan los resultados es la enorme abstención: un 61,89%

Existen dos vías para que los franceses que viven en el extranjero ejerzan su derecho al voto: físicamente en una mesa electoral instalada en un consulado o por procuration (por poderes). Este último se puede ejercer hasta  el día antes de las elecciones, aunque la mesa electoral donde votará la persona a la que se ha otorgado los poderes tiene que tener confirmación de ello. La dificultad solo reside en encontrar a una persona, con derecho a voto, y que realice los trámites.

Para votar en las legaciones diplomáticas en estas presidenciales había que haberse inscrito en las listas consulares antes del 1 de enero, cuatro meses antes de las elecciones. Para un ciudadano despistado y/o poco interesado en política pareciera un plazo con demasiada antelación. Así, este domingo 23 abril en la embajada de Madrid había muchas personas --sobre todo jóvenes-- que no pudieron votar al habérseles pasado el periodo de inscripción.

Una vez inscritos en las listas consulares, los expatriados han de hacer frente a otro problema, la distancia a recorrer para acceder a una mesa electoral. Los franceses residentes en Oviedo, A Coruña o Valladolid han de recorrer cientos de kilómetros para poder votar. En 2012 se permitió el voto electrónico pero no así en estos comicios. “El francés que esté en Soria o en Gijón no tiene una mesa electoral a menos de dos horas de su casa” explica Ralle. “El voto en el extranjero se vuelve más complicado, los ciudadanos se sienten menos acompañados y tienen menos ganas de ir a votar”.

“No puedo votar porque no me inscribí en su momento en las listas, pero bueno, tampoco me interesan mucho las elecciones”, contaba este domingo un joven francés en Madrid. Un resumen, perfecto, del sentir de muchos expatriados y binacionales.