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El Sr. Rajoy nos quiere hacer comulgar con ruedas de molino. Sus discursos públicos --¿también sus privados?-- están empedrados de mentiras. Su optimismo gubernamental clama al cielo. Salgo a la calle y me encuentro, frente a mi casa, que los grandes Bancos, el BBVA y el Santander están cerrando sucursales, como quien suelta lastre, mientras el Banco Popular anda por los suelos. Siguen desapareciendo los pequeños negocios, cuyos locales, con las puertas clausuradas y los carteles de “Se vende” o “Se alquila”, ofrecen sobre sus fachadas polvorientas los infamantes grafitis de ocasión y los ominosos huecos de su vacío sepulcral. Cada cien metros me aborda un pobre pedigüeño --mujeres y hombres-- para rogarme, con cara de circunstancias y voz débil, una limosna de ayuda. Otros pobres se instalan en el quicio de las puertas de los locales cerrados, para completar su espectáculo, con los cartones de sus mensajes desesperados, “No tengo trabajo, Ayúdenme”. Me sorprende un nuevo taller de rehabilitación de ropa vieja, que han proliferado durante los últimos años, con su oferta de cambiar el cuello de las camisas, ajustar las chaquetas y mejorar los pantalones trasnochados. Sigo andando y descubro el tradicional hombre-anuncio, con sus tablones de pecho y espalda, incitando a la gente a desprenderse de sus joyas familiares, de sus anillos de bodas, de los antiguos pendientes de sus antepasados, vendiéndoselos, por buen precio, a los compradores de Oro y Plata, que esquilman los recuerdos y ahogan las reservas de los ancianos. Todo se explica, pues leo en las estadísticas no-oficiales que 1 de cada 5 españoles vive en riesgo de pobreza. También me entero de que la brecha social entre menesterosos –muchos--  y opulentos –unos pocos-- sigue creciendo y tiende a hacerse abismal. El paro juvenil se ha disparado y la Universidad, cuyas tasas académicas se elevan año tras año, vuelve a ser “fábrica de parados”. El trabajo precario es una situación permanente, con contratos cada quince días, por lo que los datos oficiales sobre la creación de empleo ocultan la verdad, pues un solo trabajador cada 15 días crea un nuevo empleo. Sin derechos laborales, los trabajadores aguantan salarios de miseria. A los pensionistas se les sube la pensión 2 euros al mes, cuando el coste de la vida ha alcanzado casi el 10%. El recibo de la luz es un sobresalto mensual. Los empleos ocasionales de verano y de navidades enfatizan la satisfacción de las trompetas oficiales del autobombo. Se recortan los presupuestos de Sanidad y Educación, mientras se aumentan los de Defensa. Cada día se conoce un nuevo escándalo de corrupción en el PP, y proliferan los asiduos de los paraísos fiscales. ¿En qué país vive el Sr. Rajoy?, ¿dónde están las razones para su optimismo?, ¿en que han aumentado las exportaciones, que benefician a unos cuantos empresarios?